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miércoles, 26 de noviembre de 2008

El gran momento de las microfinanzas en la India y sus "peros"


(Mundo Microfinanzas) Un interesante artículo publica hoy el analista Subir Roy en el Business Standard (BS), de Bombay, sobre el estado de situación de las microfinanzas en India.

Vijay Mahajan
Bajo el título “Microfinance is thriving, but…” (Las microfinanzas prosperan, pero…), el autor hace una serie de consideraciones que, si bien no refutan, al menos sí contextualizan la sensación de bonanza que rodea a la industria microfinanciera en este país.

La primera parte del artículo destaca este buen momento que vive el sector. Resalta el mérito de que “las organizaciones de microfinanzas indias están ingresando a un fondeo global, al tiempo que el crédito global se paraliza”.

Como ejemplos de ello, consigna que este mes dos compañías líderes como SKS Microfinance y Ujjivan Finance Services recaudaron entre ambas un fondo de casi US$ 100 millones.

Destaca como positivo, además, el crecimiento observado en el último año. Tomando como base el reporte elaborado por el especialista N Srinivasan (presentado durante el Microfinance India Summit 2008, que tuvo lugar en Nueva Delhi del 11 al 13 de noviembre pasados), informa que la base de clientes de las microfinanzas creció en los últimos doce meses un 25 por ciento hasta alcanzar los 54,8 millones.

Puntualiza que, si se suman los pequeños préstamos que otorgan los bancos comerciales, más las sociedades cooperativas y los denominados “grupos de autoayuda”, el total asciende a 115 millones. De ello resulta -sostiene Subir Roy- que la industria microfinanciera alcanza en la actualidad a más del 20 por ciento de los 600 millones de trabajadores pobres del país.

Y más importante aún: que todo este dinero “no es tirado por el resumidero”, ya que la tasa de devolución de los préstamos supera el 98 por ciento, cuando el repago en la banca comercial es del 90 por ciento. “Lo que esto instauró, según dice el fundador de Ujjivan, Samit Ghosh, es que las microfinanzas es una propuesta comercial eminentemente viable”, escribe el analista del BS.

En la segunda parte del artículo, aparecen los “peros”.

En efecto, “el cuadro cambia un tanto cuando uno mira la calidad de este crecimiento. El reporte de Srinivasan muestra que el crecimiento ha sido horizontal y no ha ido en profundidad. Los tres estados del sur que lideran en microfinanzas (Andhra Pradesh, Tamil Nadu y Karnataka) concentran el 52 por ciento de los clientes, mientras que los estados mayores y todos los del noreste concentran sólo el 1 por ciento de los clientes. La verdad es que la pobreza más dura y las áreas más remotas del país están fuera de la historia de las microfinanzas”, interpreta Roy.

El análisis hace hincapié en que las microfinanzas indias están empezando a cumplir con su objetivo básico, sacar a la gente de la pobreza, pero que todavía está lejos de lograrlo. Y precisa que “sólo la mitad de sus clientes lograron salir de la pobreza”.

Citando a uno de los pioneros del movimiento microfinanciero, Vijay Mahajan, fundador de BASIX, Roy opina que lograr una tasa de restitución de los préstamos del 99 por ciento no habla tanto de una virtud intrínseca en la gestión de una IMF, sino del hecho de que el cliente al que apunta está fuera de todo otro flujo de dinero que no sea la necesidad de liquidez para afrontar y sostener su emprendimiento productivo.

Por otra parte, el autor se muestra permeable al ingreso de capital de riesgo en el sector. Con alguna ironía hacia quienes defienden el capital social o “transformativo”, el columnista cree que los actores del capital privado pueden aportar disciplina de negocio a las microfinanzas.

Y señala además que no todo fondo de capital privado es orientado de igual manera hacia el beneficio, sino que el escenario puede ser variado, con inversores que en algunos casos estén motivados parcialmente por la ganancia: “Lo importante por supuesto es dar al pobre la oportunidad para salir de las garras del prestamista”, apunta.

En la última parte del texto, el autor sostiene que la seguridad en la salud y la oportunidad en la educación tienen que ser también elementos claves de la oferta microfinanciera.

Y celebra algunas iniciativas que van en este sentido, como el de la IMF Sarvodaya Nano Finance, que opera en el corazón de la pobreza del país (los estados de Bihar, Jharkhand, Madhya Pradesh, Rajasthan y también Maharashtra y en gran medida Tamil Nadu) a partir de grupos de autoayuda de mujeres. Y también el ejemplo del Institute for Rural Credit and Entrepreneurship Development (Irced), de Sangli (estado de Maharashtra).

En el caso de Sarvodaya, además de prestar dinero, las mujeres han instalado un centro de salud e incluso hasta facilitan la concreción de matrimonios comunitarios para que las familias puedan liberarse de la carga financiera que significa la dote.

En el caso de la cooperativa de Sangli, bastante innovadora, se trata básicamente de un banco de granos (experiencia que, como se ha dicho, constituye una de las formas más antiguas de entidad bancaria). Hace diez años comenzaron siguiendo un modelo de seguridad alimentaria. Hoy se apropiaron del modelo de las microfinanzas, trabajando con el concepto de “capital compartido” (share capital).

El cierre del artículo es optimista. Se afirma que la meta de acabar con la pobreza supone un largo viaje y que “las microfinanzas son un primer paso vital”.

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