Función
social de las IMFs e indicadores de desempeño. Incorporar estratégicamente los últimos
avances de la industria de las microfinanzas en materia de medición del
desempeño social, al desafiante contexto regulatorio boliviano, principalmente
a partir de la Ley de Servicios Financieros aprobada en agosto de 2013, que compromete
a las entidades financieras a coadyuvar al logro de los objetivos de desarrollo
productivo del país y eliminar la pobreza y la exclusión social y económica de
la población, fue el objetivo central del Seminario Taller “Gestión del
desempeño social y gestión de riesgos”, organizado por Finanzas de Todos
(Findeto), Oikocredit, la organización donante holandesa Hivos y el Foro
Latinoamericano de Finanzas Rurales (ForolacFR). La formación, llevada a cabo
los días 20 y 21 de marzo pasados en La Paz, consistió en una primera jornada
enfocada en lo estratégico, apuntando a lograr un consenso respecto a la
importancia de la GDS y la gestión integral de riesgos por los tomadores de
decisiones de las entidades financieras, así como conocer experiencias
internacionales y examinar de qué manera las entidades financieras pueden
incorporar el desempeño social en sus planes estratégicos bajo el nuevo marco
regulatorio, mientras que la segunda jornada estuvo dedicada a brindar
entrenamiento técnico y analítico a mandos medios de las entidades, a partir de
estándares y herramientas internacionales.
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El evento consistió en una doble jornada estratégica y analítico-práctica (foto: Finrural) |
El programa
del seminario dispuso la participación de amplia gama de organizaciones, tanto
bolivianas como regionales e internacionales: Lenny Valdivia, directora
ejecutiva del organismo supervisor de Bolivia ASFI; Carmen Velasco,
co-fundadora de Pro Mujer y actualmente co-presidente del Sello de Excelencia en
Microfinanzas (Truelift); Fabiola Céspedes, coordinadora técnica del ForolaFR;
Cara Forster (SPTF); Laura Galindo (Smart Campaign); John Bergeron (director de
Truelift); Renso Martínez (MIX); Analí Oda (Planet Rating); Aldo Moauro
(Microfinanza Rating); Maritza Rodríguez (MicroRate); representantes de las
redes microfinancieras Asofin y Finrural, la Asociación de Bancos Privados
(Asoban) y de las IMFs Sembrar Sartawi, Banco Fie (única entidad boliviana reconocida
con el sello “Practicante emergente” de la iniciativa global Truelift), Crecer
(con certificación en Protección al Cliente de la Smart Campaign) y el estatal Banco Unión, entre otras. Al comentar el evento en su blog, y remarcar la necesidad
de un contacto más fluido entre reguladores y profesionales, Truelift dijo que,
a diferencia de algunos países vecinos que han separado reguladores para
instituciones financieras formales y para instituciones microfinancieras,
Bolivia tiene un cuerpo que cubre a ambos sectores, lo que pone una “gran carga
sobre ASFI en desplegar reglas para operaciones muy diversas”, además del hecho
de que la nueva ley fija techos para los créditos y pisos para las captaciones
lo que “ya ha producido el cierre de algunas líneas de productos que eran muy
populares entre los clientes pobres bolivianos”.
“Más
empobrecidos que cuando iniciaron su emprendimiento”. Para el académico Alberto
Bonadona Cossio, la mayoría de las instituciones de microfinanzas en Bolivia no
han cambiado en lo esencial su manera de operar sobre la base de un enfoque de
sostenibilidad y no de un enfoque impulsado por la pobreza. En un artículo
publicado el 10 de mayo pasado en el diario Página 7, de La Paz, Bonadona
reveló que tal ha sido el argumento de defensa de una tesis de maestría en la
Universidad Andina -que él tuvo oportunidad de presenciar- y acordó que “en
claro contraste al éxito logrado por las empresas microfinancieras se
encuentran los tres cuartos de millón de usuarios de este servicio”.
“De acuerdo con la tesis mencionada, no existe una clara tipificación
legal de lo que se califica como microempresario o, incluso, empresa
unipersonal. Abundantemente utilizados estos términos, no poseen una
legislación que las respalde, particularmente en cuanto a lo que se refiere a
la distinción entre el patrimonio de la empresa (micro) como tal y el
patrimonio personal. O sea que si pierden el primero están perdiendo también el
segundo. Vale decir, este sector que incorpora a los informales, a los más pobres de
esta sociedad de pobres, que se supone acceden a un crédito para mejorar su
situación económica, si por cualquier razón o riesgo pierden en su actividad,
acabarán más empobrecidos que cuando iniciaron su actividad emprendedora”,
sostuvo el académico.
Hay vida después de la regulación. La histórica reforma financiera que
acometió Bolivia el último año forzará a los bancos del sector privado del país
a ser más eficientes y competitivos en desmedro de sus márgenes de
rentabilidad, aseguró el analista de rating de Fitch, César Arias, a
BNAmericas. Las entidades “no tienen otra opción” sino lograr mayores niveles
de eficiencia y competitividad, según el analista, quien agregó que los bancos
en países como Venezuela y Ecuador han mostrado que esto es posible a la hora
de afrontar reformas y políticas gubernamentales que moderan sus ganancias.
De acuerdo con el artículo, el ROE promedio de los bancos privados
bolivianos viene cayendo de 21% en 2007 a 17,5% en 2012 y luego a 14% el año
pasado, principalmente como consecuencia de impuestos gravados sobre rentas extraordinarias y transacciones de divisas. Arias dijo que todavía es demasiado
pronto para estimar cuánto más caerá la rentabilidad del sector como
consecuencia de la reforma financiera, pero destacó como algo positivo que el
gobierno haya adoptado un enfoque gradual en la implementación de la nueva ley.
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