0800-Call Center, en su cuarta temporada, muestra un entorno de trabajo insalubre, opresivo y donde los sueños personales se aplazan (foto: Divulgación) |
(Publiqué
originalmente este artículo en el sitio de televisión The Daily)
En línea
con The Office, la comedia estadounidense de Gregg Daniels estrenada por la NBC
en 2005, y su original británico del mismo nombre de Ricky Gervais y Stephen
Merchant (BBC 2, 2001), el teatro independiente de Buenos Aires repone por
cuarta temporada la obra de Maximiliano Sarramone 0800 – Call Center.
La comedia,
que ha merecido favorables críticas en los medios argentinos, ofrece un planteo
crudo y por momentos ácido de un entorno de trabajo familiar a toda persona -principalmente
joven- iniciada en un mundo laboral opresivo y tercerizado, en economías con un
peso creciente de los servicios públicos.
Las
situaciones de humor, y de un realismo no exento de toques de absurdo,
progresan en medio de un trasfondo dramático: ocho empleados conviven en un
claustrofóbico call center bajo rigurosa evaluación, sabiendo que uno de ellos
va a ser despedido.
Con sólidas
y parejas actuaciones, los personajes sueltan sus protocolos de respuesta
telefónica a coléricos clientes y comparten sus angustias, dolores (físicos y
emocionales) y frustraciones (el tópico beckettiano de aquello que se espera
pero que sucesivamente se aplaza), en torno a un dispenser de agua frío/calor
en el centro del escenario. Alrededor de este objeto (resto algo patético de lo
que alguna vez pudo haber sido un régimen de trabajo menos cosificado y más
paternalista), cada una de las historias personales van desgranando sus
aflicciones, obsesiones y también sus sueños. Los personajes rompen con gracia la
“cuarta pared”, un poco al estilo de los paródicos apartes de los empleados de
la papelera “Dunder Mifflin”, en la versión americana de The Office, pero
dejando ver su costado más alienado.
Sarramone,
director y guionista, ha puesto en la obra algo de su experiencia personal con
trabajos insalubres, antes de dedicarse profesionalmente al teatro: “Todo lo
que planteo en mi obra, más allá de que hable por boca de ocho personajes, está
planteado desde la construcción en primera persona, desde lo que a mí como
individuo me ocurre con esta problemática. Por eso O800-Call Center no muestra
un juicio sobre las personas que hoy trabajan, trabajaron o quizás deseen
trabajar en un call center o en lo que sea. No intento contar una historia
sobre ‘gente gris’ que no creo que exista, intento contar la historia de
diferentes personas transitando, hoy, por su particular zona gris, más allá de
lo laboral que enmarca y atraviesa la pieza”.
“Yo creo
que a todos nos tocó, toca o quizás tocará alguna vez aceptar durante un tiempo
estar a la espera de algo mejor, sobrellevando el presente lo mejor que
podamos. A estos ocho personajes les está tocando justo ahora”.
0800-Call
Center entretiene, emociona y se inscribe, además, en una larga tradición del
teatro independiente en Buenos Aires, donde la oficina comenzó por ser el
reducto de llegada y proyección (casi siempre trunca) de clases medias que
agotaron allí sus vidas productivas, soñando con el escape imaginario, con que
el futuro pueda ser de otra manera. Como Manuel en La isla desierta, la obra
del escritor y dramaturgo argentino Roberto Arlt estrenada en 1938, cuyo único
acto transcurre en una oficina rectangular de un décimo piso, cualquiera de los
ocho personajes de 0800-Call Center podría decir:
“Uno es
como una lombriz solitaria en un intestino de cemento. Pasan los días y no se
sabe cuándo es de día, cuándo es de noche”.
El elenco
de 0800-Call Center se compone, por orden de aparición, por Leticia Torres,
Mucio Manchini, Damián Valgiusti, Florencia Di Paolo, Pablo Guises, Sol Ricci,
Mariana Fernández Semhan y Pablo Álvarez).
La obra se
puede ver en el Teatro Beckett (Guardia Vieja 3556, Buenos Aires) los viernes a
las 20:30 hs.
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