"Hay que propiciar condiciones para la autonomía financiera", dijo Héctor Córdova, gerente corporativo de Fedecaces (foto: Mundo Microfinanzas) |
(Mundo
Microfinanzas) Héctor Córdova Arteaga, gerente corporativo de Fedecaces, no fue
un participante más del último Foromic 2012, realizado en Barbados del 1 al 3
de octubre. En su calidad de directivo de una federación que nuclea a 31
cooperativas financieras de El Salvador, participó de un breve acto junto al
presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno,
en el que se formalizó un convenio entre ambas instituciones. Fedecaces
recibirá asistencia técnica del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), del grupo
BID, para el desarrollo de nuevos productos de ahorro a través de un programa
piloto en 18 municipios de entre los más pobres del país.
Al término
del acto, Mundo Microfinanzas dialogó con el dirigente cooperativo salvadoreño,
quien nos expuso algunos detalles del programa y la filosofía subyacente.
MMF: ¿En
qué consiste el acuerdo que acaban de firmar con el BID?
HCA: Esto
se origina a partir de una situación particular de El Salvador, muy similar a
otros países de Latinoamérica, con el desarrollo de los programas de
transferencias monetarias condicionadas que pagan los gobiernos a los sectores
más vulnerables de la sociedad. Hay alrededor de 130 de 262 municipios del país
que han sido tipificados con línea de pobreza. Esto habla de más de un 40 por
ciento de municipios en esa condición. El gobierno ha tomado el compromiso de un
efecto redistributivo de los ingresos del país para llevar una ayuda directa a
esta población, que mejore el control de la salud de los hijos y frene la
deserción escolar. En las cooperativas de crédito hemos identificado la
coincidencia entre los objetivos del gobierno, el rol del Fomin, con su enfoque
de desarrollo, y de Fedecaces, en el sentido de buscar opciones para no quedarnos
en la dependencia de los receptores hacia los pagos de subsidios, sino buscar
alternativas adecuadas a través de la generación de hábitos de ahorro. Para ello
tenemos tres elementos componentes del programa: uno es diseñar productos
de ahorro adecuados o, como diríamos, con diseño “anatómico”, para esos
segmentos de población que son particulares, que rompen con la lógica de los
productos de ahorro tradicionales. Productos identificados con gente que recibe
ayudas pequeñas, auscultando el hábito de hacer una disciplina de ahorro. El
segundo componente es la educación financiera. Con esto pretendemos formar un
contingente de instructores en las cooperativas y que las personas mismas que
atienden en las cooperativas se formen en educación financiera y
que lo adquieran como una metodología. Y junto con el diseño de producto y la
educación financiera, el tercer componente es acercar los servicios a la
población. Eso implica que las cooperativas participantes puedan optar por
instalar agencias en esos lugares del territorio que, por su vulnerabilidad, no
son opción para las entidades comerciales. El desafío es que la gente no
solamente reciba los subsidios sino que pueda buscar una posibilidad de
progreso dentro del programa de transferencias monetarias condicionadas.
MMF: Algo
que siempre me pregunto cuando se trata de asistencias monetarias condicionadas
es la posibilidad de que los beneficiarios puedan alguna vez no depender de
esas ayudas sociales. ¿De qué manera este programa, o las cooperativas, pueden
ayudar a graduar a estos receptores y que puedan ganarse la vida por sus
propios medios?
HCA: Bueno,
hay varios elementos. Partiendo de su concepción, de su realidad, lo primero
que podría decir la gente es “Mire, con esta poca ayuda no puedo hacer nada”. Ahí
empezamos el ejercicio de educación financiera, para que descubra que sí es
posible hacer sustitución de gastos y una serie de movimientos presupuestarios,
porque esa ayuda no la tenían, es netamente nueva. Pero la ayuda es para lo del
mes, para lo del día y después de eso nadie les asegura nada. Entonces, hay que
generarles un estímulo, algo respecto a su propio futuro. Ahí juega un papel
importante la educación financiera. Pero mejor aún, nuestra intención no sólo
es convertirlos en ahorristas sino convertirlos, a través de la afiliación a
las cooperativas, en propietarios de una entidad financiera, que es la
diferencia con otras entidades que no les ofrecen la democratización de la
propiedad. Y consecuentemente, si tiene ahorros, podrá palanquear otros
servicios como el crédito y acceso inclusive a la participación en la toma de
decisiones de la cooperativa vía gobierno de la misma, mediante elección
democrática. La idea es, al final de cuentas, cómo proveerle de un entorno
propicio para que genere condiciones de futuro. La novedad en el hecho de
instalar una agencia en la población es que no es una entidad de afuera yendo
hacia adentro; es más bien una cooperativa cuya membresía va a ser de la misma
localidad, del mismo territorio. Llega para quedarse. Nosotros creemos que con
esto podemos estimular a que la población, sobre la base de ir haciendo un
colchón, como decimos, pueda advertir posibilidades de apalancamiento de
crédito o cualquier otro servicio financiero que le ayude a tener un futuro
mejor.
MMF: En
definitiva hablamos de la autonomía financiera…
HCA: Para
Fedecaces, la participación en estos programas de apoyo a sectores vulnerables
tiene mucho que ver con prevenir lo que podría ser el asentamiento de niveles
de dependencia de un cheque del estado. Nosotros creemos que, durante el tiempo
que se dé el subsidio, hay que generar una bifurcación para que en el camino no
muera la posibilidad de reproducir ingresos como consecuencia de que termina el
programa de subsidios. En tal sentido creemos que lo que hay que propiciar es
condiciones para la autonomía financiera en la población. La autonomía financiera,
aparte que es uno de los derechos humanos consagrados, y permite el acceso al
ingreso y la sostenibilidad, le da elementos psicológicos sumamente fuertes a
la familia. Lo peor que le pasa a mucha gente pobre es, aparte de la escasez de
bienes materiales, sentirse psicológicamente impotente e incapaz de poder
encontrar soluciones en su entorno. Una persona pobre, una persona con vulnerabilidad,
si va goteando la posibilidad de establecer una base de ahorro, eso le da autonomía.
La autonomía financiera para nosotros es clave: da seguridad, da aliento, da
fortaleza.
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