(Por
Anne-Laure Germond, para Mundo Microfinanzas) Al llegar a Cuba, con su pasado
revolucionario, sus protestas de justicia y libertad, uno espera llegar a un
país socialista en el que sus habitantes sean iguales.
Pero la
realidad es muy otra, mucho más compleja. La economía basada en dos monedas
diferentes (los pesos cubanos y los CUC, es decir el peso cubano convertible) creó
un sistema de dos andariveles que ha traído consigo su desvirtuación. La moneda
oficial es el peso cubano, vedado a todo tipo de transacción en la que
intervenga el exterior. El CUC es equivalente al dólar americano, con el mismo
valor en territorio nacional.
Es
indudable que año tras año los cubanos suman derechos, que en Europa nos
parecen legítimos: abrir una cuenta bancaria, obtener una licencia profesional,
acceder a ciertos servicios a los que acceden los turistas. Salvo… que todos
estos derechos se obtienen disponiendo de CUC, algo que es muy difícil, sobre
todo para los más pobres (aquí utilizaría la metáfora de la víbora que se
muerde la cola). Se recurre a la familia que se encuentra en el extranjero,
principalmente en Miami, o bien amigos, turistas, o como se la pueda uno arreglar,
todo para acceder al Grial… entiéndase, los CUC.
Las esperanzas
de la revolución cubana, ¿están perdidas?
Félix tiene
29 años y dice que la revolución “ha quedado atrás y la situación actual no
tiene más sentido y no representa más que frustración”. Las nuevas generaciones
están influidas por los productos de la sociedad de consumo americano-caribeña
a los que, si uno se las rebusca, se puede acceder. Ellos viven la vida de
otros. Se identifican y sueñan con este modo de vida. Las necesidades de
libertad y de apertura son palpables.
La supervivencia cotidiana
La economía
en dos andariveles ha creado una economía paralela.
Los cubanos
que puede acceder a los CUC y por ende a la mayor parte de los bienes y
servicios: el gobierno, los políticos, sectores acomodados, escritores y
periodistas, cubanos en Miami, los ricos, aquellos que trabajan de manera
oficial y legal en el sector turismo: comerciantes, gerentes de discotecas,
propietarios de casas particulares… hasta el Estado que se beneficia del
ingreso de CUC vía tasas sobre declaraciones impositivas.
Por otra
parte, la población más pobre y representativa, que se maneja únicamente con
pesos, con ingresos que rayan los 13 dólares al mes.
La
población cubana (con o sin trabajo) vive pues del turismo para acceder a los
pesos convertibles. Algunos eligen la comodidad, otros el compromiso, al
fin todos trabajan para el gobierno apelando al rebusque y al business de la
calle. Hay aquí un grado de moralidad que depende de los principios de cada
uno. Podemos mencionar el ejemplo de un joven estudiante desempleado. Al
conocerlo nos propuso llevarnos hasta el aeropuerto por 20 CUC. ¿Cómo rechazar
la ayuda de este joven que nos propone una tarifa más ventajosa que la de los
taxis autorizados? De hecho, muchos de los llamados conductores de taxis no
tienen licencia oficial pues es difícil de conseguir debido a su precio elevado
en CUC. Se trata de un “sésamo” que el gobierno quiere tener bajo su control.
El sistema económico bloquea al individuo en sus iniciativas privadas y
su desarrollo personal, si bien es cierto que se está avanzando en esta
dirección (pienso en la posibilidad de crear una empresa propia a través de una
licencia profesional… que se paga en CUC, ¡con lo que cuestan! ¡Es imposible
así para los más pobres!) La corrupción deviene de este sistema opresivo y
opresor. Los controles, a la orden del día, arrastran su parte de persecución,
delación y corrupción.
Mediante el business de la calle, el rebusque, la ayuda mutua y/o el
trueque, los cubanos acceden a ciertos bienes y servicios. A título de ejemplo,
yo mencionaría a los vendedores de latitas recolectadas en la calle y
recicladas a guisa de recuerdos para los turistas. Algunos fabrican
embarcaciones para ir a pescar y luego vender o intercambiar sus mercancías,
otros se las ingenian para hacer antenas parabólicas con las que se accede a canales
de cable… Al respecto, la cultura americana ingresa vía videoclips de rap y reggaetón.
Se la ve en el look de los jóvenes que aspiran a ser y tener. Es perceptible el
hartazgo de la juventud contra la represión del gobierno y el deseo por crear,
tener y consumir. La única manera de acceder a los bienes de consumo es
teniendo los CUC. ¿Quiénes tienen CUC? Los turistas. Son el medio más rápido y
más fácil para hacerse de esta moneda. Los turistas o sus derivados…
(prostitución, arreglos, mercado negro, robo, estafa…).
La prostitución oculta
Los turistas son solicitados con frecuencia. Hombres o mujeres solas.
Los pobladores se les acercan y les ofrecen sus servicios. Ellos “acompañan” a
los turistas durante su estancia, los hacen visitar el país, les muestran los
lugares más o menos típicos bajo la mirada más o menos complaciente de la
policía. Nada está dicho, nada está claro, pero detrás de todo se esconde la
prostitución o, como se dice en Cuba, las “jineteras” en el caso de las
mujeres, “jineteros” en el caso de los hombres. Es la prostitución oculta.
También puede ser que ofrezcan su conocimiento del país (los lugares
donde comer, beber una copa, bailar salsa, conseguir habanos, ron…). A falta de
licencia, se inventan como guías de turismo. A cambio, sacan provecho de beneficios
a los cuales no pueden acceder por falta de CUC, sea haciéndose pagar, por
ejemplo, entradas, bebidas y comidas para turistas, sea obteniendo comisiones
en tanto que intermediarios o “pescadores” de clientes al servicio de comerciantes
o dueños de negocios gastronómicos. La negociación es algo cotidiano en Cuba
pues los precios a los turistas suelen estar inflados, sobre todo cuando no
están expuestos o se exponen en pesos cubanos. ¡Hay que estar atentos todo el
tiempo!
Se sabe que Cuba forma parte ya de los destinos privilegiados para
solteros, tanto hombres como mujeres, que van detrás de aventuras, las más
veces pagas. Por más que la policía se muestra de tanto en tanto severa con las
jineteras y jineteros, el fenómeno es recurrente desde que la presión se relajó
un poco. Para el gobierno es evidentemente incómodo que exista en Cuba, como en
otros países pobres de América Latina, muchachas obligadas a prostituirse para
subsistir. ¡Esto no cuadra mucho con el “socialismo heroico”! Por cierto, la
prostitución no fue inventada por la revolución.
Desde hace casi un año, los cubanos y cubanas pueden albergarse en casas
particulares con las mismas condiciones que los turistas, o sea, declarando su
hospedaje. ¿Tolerancia o vigilancia?
El Malecón
Caruka, Raúl, Nelson y Yanuci están repartidos entre el colectivismo y
el individualismo. Cuba cambia y la costa de La Habana, el Malecón, es para
ellos a la vez un lugar de vida, de intercambios, de encuentros y subsistencia.
Allí, en el seno de esta micro-sociedad, ellos buscan también una forma de
evasión. Este lugar es la expresión de añoranzas, de malestar, de esperanzas y
de su lucha cotidiana por vivir con dignidad. Larga pared de siete kilómetros, El
Sofá de La Habana ,
en el documental de Magda Wodecka y Grégory Szeps, es un lugar de encuentro, uno
de las últimas murallas frente al giro que ha tomado la sociedad cubana.
En el barrio del Vedado, al caer la noche, se reúnen jóvenes
homosexuales y transexuales. Estos encuentros son autorizados por el gobierno
desde hace algún tiempo, principalmente gracias al trabajo y al apoyo de
Mariela Castro, la hija del presidente Raúl Castro, sexóloga que defiende los derechos
de las minorías gay y lesbiana, y que se ha pronunciado a favor de un socialismo
con menos prohibiciones. Allí pueden reunirse y hacer sus fiestas… bajo la
atenta vigilancia policial, se entiende.
Una válvula de escape
De la música y la danza, como válvulas de escape, extraen los habitantes
su fuerza para vivir. El rebusque, el trueque y los intercambios de servicios
se sobrellevan con humor, danza y música. La música es para ellos, más que una
fuerza, un trance. Un evasivo frente a un país replegado sobre sí mismo.
Es innegable que los cubanos y las cubanas tienen un sentido del
contacto y de la comunicación muy fácil. Les gusta discutir con los extranjeros
(algunos con ciertas intenciones, para otros una forma de abrirse al mundo).
Sienten la alegría de vivir y se contentan con poco para ser felices: bailar,
cantar, soñar, reír, amar… Lo más importante es la salud: ¡bella lección de
vida!
Para estos intercambios, es posible al turista pagar en pesos cubanos.
Para eso es necesario darse a conocer, familiarizarse y confundirse con la
población, intercambiar y reincidir en los mismos lugares, con o sin lugareños.
Una vez cumplida esta etapa, se nos abre su modo de vida y de consumo. Uno es
rápidamente individualizado y al mismo tiempo se hace conocer.
País magnífico y de contrastes
En pocas palabras, Cuba es un país que no nos deja indiferentes. Nos marca.
Un país magnífico y de contrastes, tanto en sus paisajes como en su gente.
Donde las emociones se multiplican. Yo he pasado de la ira a la tristeza a la
alegría. Desde luego, todo depende del tipo de turismo que se elija: vacaciones
all inclusive o junto a los
habitantes.
En este país se respira una sensualidad ambiente donde el tiempo parece
detenerse. Un mundo aparte. Siempre recordaré rostros, miradas, sonrisas y
risas llenas de simpatía, alegría y ternura.
La historia nos dirá lo que pase en Cuba. La revolución se mantiene
inconmovible en los muros y en las piedras, pero en los espíritus y los
corazones, principalmente de los jóvenes, ella está muerta.
Es necesario entender cómo funciona el país en su “sobrevivir” (economía
oficial y paralela), confrontarse a una realidad que trastorna y conmociona. Yo
me adapté y reaccioné según mis principios y mis valores, sin emitir juicios.
Algunas personas se niegan a ir a Cuba para no avalar este sistema y
otros quieren descubrirlo para justamente permitir al país abrirse a través del
turismo o para, simplemente, descubrir, intercambiar y compartir culturas diferentes.
¿Lo que llamamos libre albedrío? Nosotros, turistas, extranjeros, ¡tenemos esta
libertad de elegir!
"La revolución se mantiene inconmovible en los muros..." |
La autora es periodista francesa. Vive en París.
El texto original (Cuba: entre ombre et lumière) fue abreviado a los
efectos de esta edición.
"En el barrio del Vedado, al caer la noche, los jóvenes se reúnen" |
Fotos proporcionadas por la autora.
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