(Mundo Microfinanzas) Un diagnóstico crudo de la realidad social en
América Latina y el Caribe, la denuncia de profundas desigualdades y
concentración de las riquezas, los cambios culturales que la globalización trae
aparejados, el deterioro del empleo y la pobreza son algunos de los
señalamientos del Documento de Aparecida, de la iglesia católica, publicación que el papa
Francisco obsequia a los presidentes latinoamericanos que lo han visitado en el
Vaticano desde su asunción en marzo.
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Dilma y Francisco en el Vaticano |
El documento -que destaca a las microfinanzas como uno de los “fenómenos
positivos y creativos” puestos en marcha en la región- fue elaborado por la V
Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, realizada en
mayo de 2007 en la ciudad brasileña de Aparecida, a unos 170 kilómetros de São
Paulo, e inaugurada por el papa Benedicto XVI.
El texto contiene reflexiones sobre el compromiso misional de la Iglesia
y una pastoral latinoamericana identificada con “el Dios cercano a los pobres y
a los que sufren, la profunda devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe, de
Aparecida o de las diversas advocaciones nacionales y locales”.
El capítulo 2 del documento ofrece una mirada sobre la realidad social
latinoamericana y analiza puntualmente la situación sociocultural, la situación
económica, la dimensión socio-política y la situación socio-ambiental.
Difundido pocos meses antes del desencadenamiento de la crisis
financiera mundial, el documento afirma que la concentración de renta y riqueza
se da principalmente por los mecanismos del sistema financiero.
“La libertad concedida a las inversiones financieras favorece al capital
especulativo, que no tiene incentivos para hacer inversiones productivas de
largo plazo, sino que busca el lucro inmediato en los negocios con títulos
públicos, monedas y derivados. Sin embargo, según la Doctrina Social de la
Iglesia, el objeto de la economía es la formación de la riqueza y su incremento
progresivo, en términos no sólo cuantitativos sino cualitativos: todo lo cual
es moralmente correcto si está orientado al desarrollo global y solidario del
hombre y de la sociedad en la que vive y trabaja”.
El documento de Aparecida advierte sobre las precarias condiciones del
empleo y el trabajo: “La población económicamente activa de la región está
afectada por el subempleo (42%) y el desempleo (9%), y casi la mitad está
empleada en trabajo informal. El trabajo formal, por su parte, se ve sometido a
la precariedad de las condiciones de empleo y a la presión constante de
subcontratación, lo que trae consigo salarios más bajos y desprotección en el
campo de seguridad social, no permitiendo a muchos el desarrollo de una vida
digna”.
Sin embargo, destaca “fenómenos positivos y creativos para enfrentar
esta situación” por parte de quienes se ven afectados, poniendo
como ejemplo las microfinanzas, la economía local y solidaria y el comercio
justo.
Los curas latinoamericanos mencionan particularmente la inequidad que
sufren algunos colectivos como la mujer (“Algunas desde niñas y adolescentes
son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa: tráfico,
violación, servidumbre y acoso sexual; desigualdades en la esfera del trabajo,
de la política y de la economía…”), las comunidades indígenas y
afrodescendientes; jóvenes, migrantes, desplazados y campesinos.
Sobre estos últimos, Aparecida señala la grave inequidad de que existan
campesinos sin tierra junto a grandes latifundios: “En algunos países esta
situación ha llevado a la población a demandar una reforma agraria, estando
atentos a los males que puedan ocasionarles los Tratados de Libre Comercio, la
manipulación de la droga y otros factores”.
El documento critica a instituciones financieras y empresas
transnacionales qie se fortalecen a costa de las economías locales y del
debilitamiento de los estados “que aparecen cada vez más impotentes para llevar
adelante proyectos de desarrollo al servicio de sus poblaciones, especialmente
cuando se trata de inversiones de largo plazo y sin retorno inmediato”.
En tal sentido cuestiona a industrias extractivas internacionales y a la
agroindustria que “muchas veces no respetan los derechos económicos, sociales,
culturales y ambientales de las poblaciones locales y no asumen sus responsabilidades”,
alertando que con frecuencia se subordina la preservación de la naturaleza al
desarrollo económico, con daños a la biodiversidad y agotamiento de las
reservas de agua y otros recursos naturales.
“América Latina posee los acuíferos más abundantes del planeta, junto
con grandes extensiones de territorio selvático, que son pulmones de la
humanidad. Así se dan gratuitamente al mundo servicios ambientales que no son
reconocidos económicamente”, plantea el documento.
En tanto, Aparecida también llama la atención sobre desviaciones
populistas y de cuño autoritario en algunos regímenes democráticos: “Vemos con
preocupación el acelerado avance de diversas formas de regresión autoritaria
por vía democrática que en ciertas ocasiones derivan en regímenes de corte
neopopulista. Esto indica que no basta una democracia puramente formal, fundada
en la limpieza de los procedimientos electorales, sino que es necesaria una
democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos
humanos”.
Desde su asunción como papa en marzo, Francisco se ha entrevistado con
varios mandatarios latinoamericanos como Dilma Rousseff, de Brasil; Cristina
Fernández de Kirchner, de Argentina; José Mujica, del Uruguay; Juan Manuel
Santos, de Colombia; Rafael Correa, de Ecuador; Nicolás Maduro, de Venezuela y
Mauricio Fuentes, de El Salvador, entre otros.
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2013)
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