José Auad Lema antes de su participación en el panel (foto: Mundo Microfinanzas / microDINERO) |
(Mundo
Microfinanzas / microDINERO) Recuerdo en los años ’90 cuando varios mandatarios
de nuestra región, invocando el argumento del “pragmatismo”, no sólo rechazaban
las ideologías sino que se ufanaban de tener una gestión no-ideológica. Eran
tiempos de la caída del muro y del supuesto fin de la historia. Ser pragmático,
entonces, era subordinar la política a lo que pedía “la realidad” (entiéndase
el mercado) y lo que pedía la realidad, en esos años de triunfalismo
capitalista, era apertura de las economías, retiro del estado, desregulación,
privatizaciones, flexibilización…
Ya hemos
visto las consecuencias socialmente desastrosas que trajeron esas políticas.
Durante el
último Foromic, en Guadalajara, uno de los momentos más intensos y
significativos que tuve oportunidad de presenciar fue protagonizado por José
Auad Lema, gerente general de la microfinanciera rural boliviana Crecer, en el
marco de la presentación del ranking Microscopio Global, del Fomin y la CAF,
elaborado por la Economist Intelligence Unit (EIU) y financiado este año por
Acción International y Citi.
Auad
representaba, en ese panel, a la institución que el BID había distinguido con el Premio
a la Inclusión Financiera 2013 en América Latina y el Caribe. Más allá del
valor de tal reconocimiento, lo que queremos destacar de la participación del
directivo boliviano es su entereza y lucidez para plantear discrepancias, en un
escenario que no le era ideológicamente afín.
Junto a él
estaban Michael Schlein, CEO de Acción International (moderador del debate); la
analista Romina Bandura, de la EIU (presentadora del informe); Rudy Araujo,
secretario general de la Asociación de Supervisores Bancarios de las Américas
(ASBA) y Robert Annibale, director de Microfinanzas y Desarrollo Comunitario de
Citi, como panelistas.
Sin el
menor ánimo de herir dimensiones individuales, lo que teníamos ahí eran cuatro
organizaciones que, en tanto actores económicos, no se caracterizan
precisamente por alentar heterodoxias que perturben el libre desenvolvimiento
del mercado. El debate fue franco, cortés y entretenido.
Lo que se
discutía era un ranking y las condiciones comparativas que en diferentes países
favorecen o no un entorno de negocios para las microfinanzas. El Microscopio no
deja de ser una guía orientativa (como dijo el especialista del Fomin Sergio
Navajas, al introducir el panel junto a su colega de CAF Alejandro Soriano: “No
pretendemos que sea una carretera a la perfección”). Ello no impidió, sin
embargo, que se pusieran sobre la mesa valores y convicciones que, a la hora de
ranquear y comparar, tienen su gravitación.
“Yo
disiento”
Algunas de los
conceptos expresados por Auad que destacamos por su componente anti-clímax para el marco
analítico del Microscopio:
La
relatividad y subjetividad de los rankings: una posición más, una posición
menos; un score más alto aquí, otro más bajo allá… en definitiva, dijo el
gerente general de Crecer, todo depende del cristal ideológico con el que se
mire y evalúe.
Los casos
de Bolivia y Ecuador: Ambos países han cosechado menos puntos que el año
anterior y más o menos por las mismas razones: por impulsar regulaciones e
intervenir en la fijación de tasas de interés. No importa si en uno y otro país
prevalece la estabilidad. Otra vez: todo tiene que ver con el punto de vista
desde el cual se analiza. “Mientras más liberales, mejor calificación”, asestó
Auad.
Ruptura de
paradigmas: Quedaron atrás en América Latina los años neoliberales, de ajuste
estructural. Ahora se están rompiendo algunos paradigmas y se dice: “Van a
ahuyentar a inversores”. Pero el sector financiero boliviano nunca antes había
tenido tan buenos resultados como en estos años de gestión “populista”.
Nueva ley
de bancos en Bolivia: Con la nueva ley probablemente cambien algunas cosas. “Pero
tenemos que tener paciencia y mostrar capacidad para acomodarnos y de hacer
lecturas correctas del contexto político”, dijo Auad. “Estamos en un país donde
todavía imperan tasas muy altas de pobreza y desigualdad”, con alto déficit de
financiamiento en el sector productivo y vivienda social.
El
ejecutivo de Crecer admitió que la nueva ley fortalece la participación de la
banca del estado como actor en el sistema financiero. Y que además reconoce a
nuevos actores, como las entidades financieras comunales. Sin embargo, “las instituciones
financieras de desarrollo encontramos en la ley oportunidades que nunca antes
habíamos tenido”, aseguró.
Y castigó
el fanatismo liberal y cierto infantilismo dogmático de The Economist que baja
puntos a Bolivia por innovaciones de una ley recién sancionada al momento del cierre del Microscopio: “No califiquemos de negativo algo que todavía no
conocemos”.
Algo ha
cambiado, como vemos.
Si los pragmáticos en los ’90 eran los gobernantes, hoy quienes se
muestran dispuestos a adaptarse a los vientos de cambio son empresarios y
financistas como el director de Crecer; si aquel pragmatismo renegaba de lo
ideológico, este pragmatismo reconoce que no hay neutralidad ideológica y “todo
depende del cristal con el que se mire”; si aquellos pragmáticos ponían en
primer plano lo económico, estos pragmáticos ponen en el centro las deudas y
los déficits sociales.
Una
admirable frase de Auad ilustra perfectamente este nuevo pragmatismo
latinoamericano:
“Si no
entendemos nuestra política, nunca entenderemos nuestros mercados”.
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