(Mundo Microfinanzas) La
administradora de inversiones en microfinanzas Triple Jump, con sede en
Amsterdam, expresó su posición sobre la controversia por las altas tasas de
interés en microfinanzas y dijo cuáles son sus criterios a la hora de elegir
una institución intermediaria con la que asociarse para llegar a clientes en la
base de la pirámide.
Steven Evers |
En un artículo publicado
en la newsletter del cuarto trimestre, el director ejecutivo de la compañía,
Steven Evers, responde a sectores involucrados en la industria que suelen
sorprenderse por las altas tasas de interés que cobran los intermediarios
financieros para los préstamos pequeños.
“Las tasas anualizadas se ubican
entre un 20 y un 80 por ciento y puede, dependiendo del tamaño del préstamo,
del país y la metodología, ser aún mayores. Nosotros consideramos que estas
tasas son aceptables si son para cubrir los costos de una prestación eficiente
y garantizar negocios sostenibles sin la dependencia de subsidios”, dice el artículo titulado Asset Selection Dilemma’s.
“Es
conceptualmente fácil de entender que los créditos pequeños, ofrecidos en
entornos con infraestructura física y financiera limitada, no pueden ser
baratos. Sin embargo, es difícil acostumbrarse a lo que estos costos pueden
implicar si se los expresa en porcentajes”, agrega.
El
ejecutivo propone entonces una herramienta de cálculo de tasas de interés,
desarrollado por Triple Jump y denominado Interest Traffic Light (el “semáforo
de las tasas”). Esta herramienta, según Evers, toma en cuenta tasas absolutas
así como un conjunto de factores subyacentes que determinan lo que los
intermediarios razonablemente necesitan cobrar a sus clientes finales: valor
añadido, tamaño del préstamo, antecedentes en rebajas de tasas, costos
operacionales en comparación con pares, utilidades y uso de las utilidades.
En tal
sentido, el directivo señala que jugadores como Triple Jump pueden cumplir un
rol útil en estimular a IMFs a rebajar las tasas sin poner en peligro la
sostenibilidad institucional. “He aquí la razón de por qué algunas veces
elegimos trabajar con instituciones que cobran tasas de interés más altas, si
ellas están justificadas por condiciones del mercado y existe el compromiso de
rebajarlas en la medida que se incremente la eficiencia”.
Él asegura
que “evidencias prácticas muestran que los clientes finales están dispuestos a
pagar tasas de interés más altas si ellas le garantizan un acceso al crédito a
largo plazo”. Y que los clientes reconocen que las tasas aún más elevadas en el
sector informal, o lisa y llanamente verse privados de crédito, son opciones mucho
menos atrayentes.
Viabilidad
de las microfiananzas
“Los
pobres, continúa Evers, por lo general operan en la parte más empinada de la
curva de utilidad. El acceso al capital (de trabajo) en condiciones razonables
permite a los microempresarios incrementar significativamente la rentabilidad
de sus negocios. Este hecho, destacado también en el World Develepment Report 2013 del Banco Mundial, el mes pasado, hace económicamente
viables a las microfinanzas. Mientras nosotros nos preocupamos por las altas
tasas de interés, los microempresarios priorizan comprensiblemente el acceso
mismo”.
En esta
línea de razonamiento, el ejecutivo holandés opina sobre quiénes serían los
clientes ideales para las microfinanzas: “Las microfinanzas sirven mejor a
aquellas personas que han identificado oportunidades económicas y están en
posición de capitalizarlas en caso de ser provistas de financiamiento. Aquellos
que han demostrado capacidad para asumir estas actividades de un modo
empresarial son los mejores candidatos para un microcrédito. Los extremadamente
pobres, sin ningún ingreso estable, no son ideales para las microfinanzas en
tanto podrían verse empujados a un endeudamiento por préstamos que no están en
condiciones de pagar”.
Y agrega: “Nuestra
responsabilidad como gestora de inversiones es seleccionar aquellas instituciones
que ofrecen servicios financieros sostenibles y adecuados a sus clientes
finales en la base de la pirámide. Nuestro foco se centra en elegir aquellas
instituciones intermediarias que cuidan a sus clientes, hacen esfuerzos
suficientes para mejorar la eficiencia operacional y distribuyen la riqueza
generada por ese mejoramiento de una forma equilibrada”.
“Nosotros
creemos que el buen funcionamiento del sector financiero mejora la vida de
muchos y que, en la medida que el mercado madure, las tasas de interés a los
clientes finales irán decreciendo”, confía Evers.
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