FAO, la
Cepal y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) presentaron
una nueva publicación conjunta, Perspectivas de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas, que hace una radiografía del contexto macroeconómico de
América Latina y el Caribe, el estado de su agricultura, ganadería, bosques,
pesca y desarrollo rural, e incluye un apartado especial que analiza la
tenencia de tierra en la región.
Alicia
Bárcena, secretaria ejecutiva de la CEPAL, destacó que “el contexto actual es
favorable para rescatar el rol del Estado en la provisión de bienes públicos
para la agricultura, para promover una mayor participación de los actores del
sector en los procesos de elaboración de políticas y para propiciar una mayor
colaboración público-privada, sobre todo para incrementar la inversión en
investigación, desarrollo e innovación (I+D+i)”.
Víctor M. Villalobos |
“El
potencial de la agricultura en las Américas ha estado limitado, en gran medida,
por las crecientes brechas de productividad, lo que hace necesario retomar la
inversión en I+D+i, así como generar estrategias de desarrollo tecnológico
dirigidas a la pequeña agricultura”, dijo Víctor M. Villalobos, director general
del IICA.
Con
respecto a la tenencia de la tierra, Perspectivas señala que la región sigue
experimentando un cambio estructural, que incluye procesos de minifundización y
de concentración de tierras.
“Un
aspecto clave para avanzar hacia la erradicación total del hambre en la región
es que los pequeños agricultores tengan mayor acceso a recursos como la tierra.
Dado el potente crecimiento económico y agrícola regional, es inaceptable que
aún hayan 49 millones de hambrientos”, señaló el representante regional de la FAO,
Raúl Benítez, de acuerdo con un comunicado difundido este .
Desigualdad en la tenencia de la
tierra
Según
Perspectivas, la región cuenta con millones de pequeñas explotaciones
campesinas que coexisten con medianas y grandes, generando una estructura
agraria muy heterogénea. En esta se reproduce un esquema de desigualdad en la
distribución de activos que perpetúa y acentúa las brechas de productividad.
El
antiguo latifundio ha dado paso a grandes empresas capitalistas insertas en los
circuitos del comercio internacional, mientras que la pequeña propiedad
experimenta un proceso de fragmentación, originado por ventas y herencias. En
algunos países, las tensiones entre campesinos con o sin tierras y grandes
propietarios se siguen manifestando con fuerza.
Otro
problema a enfrentar es la irregularidad de la tenencia: en la mayoría de los
países, una gran cantidad de explotaciones agrícolas no posee títulos de
propiedad -fenómeno particularmente marcado en los países del Caribe y en las
zonas de frontera agrícola de Centroamérica y América del Sur-, lo que frena la
inversión, genera conflictos sociales e impide generar adecuados planes de
ordenamiento territorial.
El
acaparamiento de tierras es otro fenómeno incipiente en la región, y aunque por
ahora se presenta en pocos países, puede producir el desplazamiento de la
población local y generar un nuevo tipo de latifundio y problemas de soberanía
territorial, advierte el estudio.
Desaceleración importante del crecimiento
El
documento destaca que la incertidumbre respecto a la recuperación del
crecimiento en las economías avanzadas enciende la alerta sobre la necesidad de
establecer medidas de políticas adicionales para mantener el crecimiento en la
región. En América Latina y el Caribe se registró una desaceleración importante
en la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) en 2011, que se
extendió a las proyecciones para 2012, en comparación con el repunte del año
2010.
No
obstante, las economías de la región exhiben condiciones macroeconómicas que,
aunque con diferencias entre los países, les permitirían ejercer políticas
fiscales contracíclicas y reforzar las redes de protección social para atender
a las poblaciones más vulnerables.
Referencia
Perspectiva de la agricultura y del desarrollo rural en las Américas. Una mirada hacia América Latina y el Caribe 2013 (Cepal, FAO, IICA, Santiago de Chile, 2012).
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