(Mundo Microfinanzas) La crisis financiera global afectará el crecimiento de las microfinanzas en los países en desarrollo y obligará a las entidades del sector a dotarse de mejores medios técnicos y humanos para brindar servicios con mayores niveles de especialización, a los fines de establecer con mayor certidumbre el público al que se desea llegar y con qué productos, es decir, a quién se presta, qué se le ofrece, en qué condiciones y con qué garantías.
Estas son las conclusiones más destacadas del Simposio Internacional Microfinanzas y Construcción de Paz que se realizó entre el 22 y 24 de enero en la ciudad colombiana de Cali, con la participación de académicos, funcionarios, banqueros, ministros y ex ministros de países de los cinco continentes.
La coyuntura financiera no sólo afectará la disponibilidad de fondos de inversores internacionales para operaciones de microfinanzas, sino que en el orden interno puede impactar sobre la capacidad de pago de tomadores de microcréditos, en especial de aquellos dedicados a la producción de bienes primarios que, según los expertos, perderán parte de su cotización a raíz de una previsible caída de la demanda.
Este contexto obligará a los actores de las microfinanzas a extremar su pericia para sobrellevar las exigencias que planteará la existencia a lo largo de este año de un escenario de crisis global. Cómo afirmó Mercedes Canalda, directora ejecutiva de Adopem, de República Dominica, frente a esta realidad “hay tres puntos básicos que se deben atender para concretar una operación rentable: accionistas comprometidos dispuestos al sacrificio, tecnología y políticas claras, donde la capacitación juega un papel preponderante”.
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| Jaime Villarraga |
La coyuntura financiera no sólo afectará la disponibilidad de fondos de inversores internacionales para operaciones de microfinanzas, sino que en el orden interno puede impactar sobre la capacidad de pago de tomadores de microcréditos, en especial de aquellos dedicados a la producción de bienes primarios que, según los expertos, perderán parte de su cotización a raíz de una previsible caída de la demanda.
Este contexto obligará a los actores de las microfinanzas a extremar su pericia para sobrellevar las exigencias que planteará la existencia a lo largo de este año de un escenario de crisis global. Cómo afirmó Mercedes Canalda, directora ejecutiva de Adopem, de República Dominica, frente a esta realidad “hay tres puntos básicos que se deben atender para concretar una operación rentable: accionistas comprometidos dispuestos al sacrificio, tecnología y políticas claras, donde la capacitación juega un papel preponderante”.
Gregorio Mejía, presidente de Finamérica, consideró que en un periodo de crisis “las consecuencias inevitables son mayor desempleo y pobreza. De ahí a que las microfinanzas cumplan el objetivo de atender a los sectores de la población más expuestos, lo que hace que el desafío sea grande para las entidades que prestan este servicio”.
Subrayó que los operadores “deben ser muy cuidadosos con las tasas de crecimiento, porque se podría poner en riesgo la sostenibilidad del negocio en el largo plazo si no se analiza con cuidado la calidad de la cartera”.
Muchos actores, los mismos clientes
Empero Jaime Villarraga Prieto, director de la red colombiana Microfinanzas para el Desarrollo, advirtió que “el microcrédito por sí solo no es la solución para disminuir los índices de pobreza, por lo que se requieren otros instrumentos financieros como el ahorro, los seguros, la educación y el microleasing”.
Consideró que el crecimiento de las microfinanzas depende de la decisión y voluntad de las entidades del sector de insertarse de manera más firme en los ámbitos sociales que no tienen acceso a servicios financieros en zonas rurales o urbanas.
“El microcrédito avanza por el ingreso de nuevos actores, pero al final lo que uno ve es que se disputan los mismos clientes, pero donde está la gente más pobre no hay presencia”, afirmó.
Destacó que los microcréditos “son útiles cuando hay oportunidades reales de negocios y ayudan a la generación de ingresos, pero cuando se masifica lo que se hace es financiar el consumo y eso significa reciclar pobreza”.
El Simposio exploró la viabilidad de las microfinanzas como herramienta de inclusión y desarrollo socioeconómico en sociedades en las que tienen lugar situaciones de conflicto y post-conflicto, con una mirada en particular sobre el proceso político colombiano.
Los expertos coincidieron en subrayar que las microfinanzas son un medio idóneo para fomentar la inclusión productiva y económica de sectores marginados de los servicios financieros tradicionales, y destacaron que representan una herramienta útil “para construir escenario de paz y convivencia social, para crear las condiciones de estabilidad económica y social indispensables para prevenir la violencia".
El Simposio fue organizado por las fundaciones colombianas Alvaralice y Mario Santo Domingo.
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