Dos babilonios en relieve de una de las escaleras del palacio de Persépolis, ciudad que estaba a unos 70 kilómetros de lo que hoy es Shiraz, Irán. |
(Mundo Microfinanzas) El microcrédito y las microfinanzas no son un invento de Muhammad Yunus sino, en todo caso, una fase del modelo cooperativo que, con raíces en los babilonios, fue desarrollado y perfeccionado por las cooperativas de crédito agrícolas francesas en el siglo XIX.
Así lo sostiene el agrónomo y banquero francés, Jean Pierre Canot, en un reciente artículo publicado por el portal canadiense Tolerance.
Canot es autor del libro Apprends-nous plutôt à pêcher! (edición de autor, 2005), donde vuelca la decepción de su experiencia en programas de desarrollo agrícola en unos quince países y propone algunas soluciones.
Para él, la fuente de inspiración de las microfinanzas son los principios básicos del movimiento cooperativo, expresados en 1844 por los pioneros de Rochdale (Inglaterra) o los productores de almez en Gard (región mediterránea de Languedoc-Rosellón, en Francia), que dieron sustento filosófico a los modelos cooperativos agrícolas, fundamentalmentea la red de bancos cooperativos Crédit Agricole.
Según su opinión, olvidamos sistemáticamente esta enseñanza decimonónica y sobrevaloramos, en nuestros programas de desarrollo, el modelo bangladesí de Yunus (al que porté désormais aux nues, “ponemos sobre las nubes”).
Todo programa o política que tenga como misión incorporar a los soslayados (les laissés-pour-compte) por el sistema bancario, sostiene Canot, no tendría que pasar por alto la eficacia de un modelo probado con los siglos.
Lamentablemente, para el banquero francés, los principios auténticos del cooperativismo fueron reemplazados por sucedáneos infames (ersatz infâmes) “que hemos visto desarrollarse tanto en África como en países comunistas y que nos han conducido a la ruina y al abandono del modelo cooperativo”.
Los principios a los que alude el autor son los siete atribuidos a los pioneros de la cooperativa de consumo de Rochdale: libre adhesión y libre retiro de la organización; control democrático por parte de sus miembros; neutralidad política, racial y religiosa; ventas al contado; devolución de excedentes; interés limitado sobre el capital y educación permanente.
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