(Mundo Microfinanzas) Es necesario hacer cambios profundos en la forma
en que se gestionan y utilizan los recursos marinos del planeta para
salvaguardar la seguridad alimentaria mundial y asegurar el bienestar de los
países costeros e insulares, afirmó este lunes el director general de la FAO,
José Graziano da Silva, ante un grupo de responsables políticos de alto nivel
reunidos en Abu Dhabi, en el marco la Cumbre Mundial de la Economía Azul.
José Graziano da Silva (foto: Alessandra Benedetti/FAO) |
"No
podemos seguir utilizando los recursos marinos y acuáticos como si fueran
infinitos. Y no podemos seguir usando nuestros océanos como un vertedero",
dijo al intervenir en el evento, al que asistieron jefes de Estado, ministros
de medio ambiente y pesca, y sectores interesados.
Resulta
necesario plantearse seriamente, y desde ya, las amenazas graves para la salud
del océano, como la contaminación, la sobrepesca y las alteraciones
meteorológicas y el aumento del nivel del mar causados por el cambio climático,
argumentó el directivo brasileño.
"La
salud de nuestro propio planeta, nuestra salud y la seguridad alimentaria,
dependen de la forma en que tratamos el mundo azul”, añadió Graziano da Silva, de acuerdo con un
comunicado de prensa difundido por la FAO.
En
promedio, casi el 17 por ciento de la proteína animal consumida en el mundo
procede de la pesca y la acuicultura, y en muchos pequeños estados insulares en
desarrollo, esta cifra es mucho mayor.
Al
mismo tiempo, los medios de vida del 12 por ciento de la población mundial
dependen de la pesca y la acuicultura, principalmente en los países en
desarrollo.
Pero
se calcula que el 30 por ciento de las poblaciones mundiales de peces están
sobreexplotadas, agotadas o recuperándose del agotamiento, con pérdidas
económicas en la pesca marina derivadas de una mala gestión, ineficacia y
sobrepesca que ascienden a US$ 50 mil millones al año, según estudios de la FAO.
El
cambio climático plantea nuevos retos a las poblaciones que dependen de los
océanos, al modificar la distribución y productividad de las especies marinas y
de agua dulce -lo que afecta los procesos biológicos-, y alterar las redes
alimentarias.
Los
cambios meteorológicos debidos al cambio climático también están haciendo mella
en muchas comunidades que dependen del mar, mientras que el aumento del nivel
del mar amenaza especialmente a los pequeños estados insulares en desarrollo.
En los últimos treinta años se han firmado unos 80 acuerdos globales en
relación a cómo hacer frente a diversas amenazas al océano, dijo Graziano da
Silva, quien no obstante añadió: "no sólo necesitamos comprometernos, tenemos que
actuar".
Desarrollo sostenible y equitativo
El
concepto de "economía azul", surgido en la Conferencia de Río+20, de 2012, desempeñará un papel importante en el logro de los objetivos
de desarrollo sostenible a nivel mundial después de 2015, aseguró Graziano da
Silva en su intervención.
El
modelo de economía azul hace hincapié en la conservación y la gestión
sostenible, basado en la premisa de que los ecosistemas oceánicos saludables
son más productivos y representan la única manera de garantizar que las
economías que dependen del mar sean sostenibles. También tiene como objetivo
garantizar que los pequeños Estados insulares en desarrollo y los Estados
costeros del mundo en desarrollo se beneficien de manera equitativa de sus
recursos marinos.
Para
apoyar el cambio hacia esta nueva estrategia, la FAO está estableciendo una
nueva Iniciativa de Crecimiento Azul, a través de la cual la organización
apoyará a los países en el desarrollo e implementación de agendas de economía y
crecimiento azules.
La
iniciativa tendrá como objetivo fomentar alianzas y actuar como catalizador
para el desarrollo de políticas, inversiones e innovación en apoyo de la
seguridad alimentaria, la reducción de la pobreza y la gestión sostenible de
los recursos acuáticos.
Naciones Unidas ha declarado a 2014 como Año Internacional de los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo, alentando a los estados miembros, y
al sistema de la ONU y todas las demás partes interesadas, a que aprovechen
este año internacional para promover actividades a todo nivel, incluso por
medio de la cooperación internacional, regional y subregional, a fin de lograr
el desarrollo sostenible de los pequeños estados insulares en desarrollo.
Las primeras acciones de sensibilización mundial sobre esta problemática
se remontan a veinte años, con la “Declaración de Barbados”. Durante una
conferencia en Bridgetown, en 1994, representantes de pequeños estados
insulares en desarrollo defendieron sus “derechos soberanos sobre sus propios
recursos naturales” y manifestaron que “su diversidad biológica es una de las
más amenazadas en el mundo y sus ecosistemas constituyen corredores ecológicos
que vinculan esferas importantes de la diversidad biológica en todo el mundo”.
“Los esfuerzos de los pequeños Estados insulares en desarrollo por
conservar, proteger y restaurar sus ecosistemas merecen cooperación y
asociaciones internacionales”, sostuvo aquella primera Declaración.
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