Carolina Ferreira, coordinadora del Programa de Microfinanzas en Uruguay (fotos: Mundo Microfinanzas) |
(Mundo
Microfinanzas, en Montevideo) Una imponente vista de la rambla, la Ciudad Vieja
y el Río de la Plata captan inmediatamente la atención del visitante. Estamos
en la oficina de la coordinadora del Programa de Microfinanzas para el Desarrollo Productivo del Uruguay, Carolina Ferreira, en el séptimo piso de la
torre de Presidencia. En uno de los pisos de arriba imaginamos al presidente José
Mujica comentando, junto a sus colaboradores, algunas de las repercusiones
mundiales despertadas por la audaz iniciativa uruguaya de legalizar la
marihuana.
Una oficina
pequeña pero luminosa, la de Carolina. A espaldas de este cronista, detrás de
la silla que luego ocupará la entrevistada al momento de la foto, un mapa
político gigante del Uruguay. Ningún otro objeto podría haber sido más representativo
para un Programa que trabaja en la órbita del Área de Políticas Territoriales,
de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), y que se distingue
precisamente por su “enfoque territorial”. En las oficinas contiguas, más relajados tras la presentación de la mañana, los
integrantes del equipo toman mate y comparten las últimas masitas que quedaron
del evento, oportunidad en la que el Programa hizo un balance de
seis años de ejecución y anunció qué trayectoria seguirá a partir de 2014. En
esa siesta radiante y primaveral, Mundo Microfinanzas dialogó con Carolina Ferreira.
MMF: ¿Qué
fue lo que concluyó y lo que empezó hoy?
C.F: Bueno,
hoy fue el cierre formal, si bien la ejecución del Programa termina en febrero
de 2014, con una etapa de diseño que empezó en 2005, e iniciándose
formalmente en agosto de 2007, con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo y la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, de la
presidencia. Formalmente hoy también se anunció la creación del área de
Desarrollo Económico Local, dentro del Área de Políticas Territoriales de OPP. La
idea es empezar con esta nueva área en marzo de 2014, que toma los
aprendizajes de tres programas vinculados al sector productivo, uno de ellos Microfinanzas;
los otros de Conglomerados y Cadenas Productivas y de Apoyo al Sector
Productivo. Vamos a seguir trabajando con la temática de finanzas inclusivas
pero también vamos a apoyar la integración financiera de las pequeñas y
medianas empresas en un perfil más de desarrollo económico territorial.
MMF: ¿Esto
quiere decir que, desde la óptica de una política pública, las microfinanzas constituyen
una herramienta que idealmente debería evolucionar hasta integrarse con otros componentes
para un armado más integral?
C.F: Sí,
ese fue un poco el desafío al que nosotros nos enfrentamos, sobre todo en los
dos últimos años. Como decía hoy en la presentación, el país de 2005 era un
país muy distinto al país de 2013, con indicadores de pobreza en torno al 15
por ciento, con desempleo en torno del 30 por ciento… Hoy estamos hablando de
un desempleo de menos de dos dígitos, entre el 6 y 8 por ciento, al igual que
con los indicadores de pobreza. Un país donde hay muchas más micro y pequeñas
empresas… en aquel momento por la crisis de 2002 habían desaparecido más de 70
mil y hoy estamos hablando que hay en torno a 130 mil micro y pequeñas
empresas, relevadas por el último censo. Las microfinanzas en 2005 tenían un
enfoque. Creemos que el enfoque hacia donde tenemos que apuntar involucra a las
microfinanzas, porque todavía sigue habiendo mucha gente sin acceso a
financiamiento adecuado, pero también pensamos que el desafío es integrar otros
instrumentos y otro tipo de componentes que den más sostenibilidad y potencia
a lo que venimos haciendo desde el Programa de Microfinanzas.
MMF: Vos
hiciste referencia hoy a lo que habían sido los comienzos del Programa. Y
mencionaste cómo se fue introduciendo poco a poco el enfoque territorial. ¿Cómo
fue ese pasaje?
C.F: El
Programa de Microfinanzas desde su diseño fue innovador en el tema de la
integralidad. Desde el BID se planteó en su momento que era la primera vez que
se abordaba el desarrollo del sector microfinanzas no sólo desde el tema de
instrumentos financieros sino también de lo que se llamaba servicios
complementarios, con todos los programas de capacitación y asistencia técnica,
sujetos al financiamiento, y también el tema del fortalecimiento institucional,
de los actores involucrados. A medida que el Programa fue avanzando, y sobre
todo con la etapa de ejecución a partir del año 2007, nos dimos cuenta que uno
de los aliados fundamentales a la hora de llegar al interior del país eran las
instituciones locales. Y en eso juegan un rol fundamental los gobiernos
departamentales, los centros comerciales, las sociedades de productores y un
montón de instituciones que trabajan a nivel del territorio. Asimismo el
Programa está dentro de un área de Políticas Territoriales cuyo principal
cometido es el desarrollo territorial. Entonces era un tema que desde la forma
de trabajar del Área implicaba necesariamente una mirada al desarrollo del
territorio en su conjunto, y un programa de microfinanzas no podía escapar de
esa lógica.
MMF: Hoy en
una de las exposiciones se planteó que existen tensiones cuando se trabaja con
un enfoque territorial, en el sentido de que lo que se busca es tratar que lo
producido como renta se democratice, se disperse, derrame lo más que se pueda.
¿Hubo que gestionar conflictos desde la coordinación del Programa bajo este enfoque?
C.F: El
Programa vive en constante tensión: entre lo financiero y lo productivo, lo
social y lo económico, lo nacional y lo local, entre el apoyo a inversiones y
cadenas productivas más grandes y el micro y pequeño emprendimiento… Creemos
que sí, hubo que negociar tensiones. El desafío, más que negar que esos
conflictos existen, es ver cómo se pueden involucrar las micro y pequeñas
empresas en estos procesos virtuosos a nivel de territorio, donde no en todos
lados tiene que ser lo mismo. Nosotros ahora en el enfoque que estamos pensando
hacia delante reconocemos la importancia de las cadenas de valor, como tales,
pero también reconocemos la importancia de las redes territoriales. A veces no hay
una gran empresa traccionadora en el territorio, pero sí hay un conjunto de
micro y pequeñas empresas que pueden trabajar en red y favorecer el desarrollo
de pequeñas comunidades. Hace poco lanzamos la red EmprendeVarela, en una
localidad del norte del departamento Lavalleja, donde justamente hay emprendedores
que van desde carpinteros, talleres mecánicos, una granja y un montón de
emprendimientos que generan un ciclo virtuoso en territorio, que se
complementan entre sí en distintos roles, que van desde la compra de insumos en
común. Ese tipo de sinergias generan también efecto de derrame. Por otra parte,
estamos trabajando con desarrollo de proveedores en una zona del este del país
donde se están instalando tres grandes plantas cementeras y queremos que las
micro y pequeñas empresas de esa localidad se incorporen a ese proceso. Que no se
mantengan al margen, como ha pasado con otras inversiones en el país. Entonces,
sin forzar los procesos, creo que el rol fundamental es adecuarse a las
realidades y demandas locales, y también a los tiempos locales, porque hay
gente que le interesa subirse al tren y gente que no.
MMF: Si nos
quedamos con la foto del último panel, quedó en claro la centralidad del
Estado como impulsor, la centralidad de la política. ¿Cómo se armoniza el
Estado y el mercado para que ambos se complementen y generen sinergias dentro
de esta concepción productivista de las microfinanzas?
C.F: Nosotros
desde el inicio siempre dijimos que este Programa trabaja en la brecha: entre
oferta y demanda de servicios financieros, pero también -y hoy lo decía muy
claramente el decano de la Facultad (por Rodrigo Arim, decano de la Facultad de
Ciencias Económicas y de Administración de la Universidad de la República)- en
un escenario de competencia perfecta nuestro rol no tendría sentido. Pero como eso
en la realidad no existe, ahí hay un rol de incluir. Ha habido instancias donde
hemos sentado en una misma mesa, por ejemplo, a instituciones financieras con
algún grupo de productores. Pero después el Programa se retira y el vínculo se
mantiene. Siempre hay gente que necesita un acercamiento, una oportunidad y
creo que ahí el rol del Estado se justifica. Y después, lo otro fundamental, es
que por más Estado que sea, hay que rendir cuentas, que es el intento que hicimos
hoy. Es decir, está bien, el Estado llega a lugares donde los demás no llegan,
pero también se necesita lograr que eso se haga de una manera eficiente. Yo
creo que el Estado tiene un rol importante que jugar en la inclusión
socioeconómica. Pero para nosotros es fundamental generar ámbitos público-privados.
Muchas veces ni entre las empresas grandes se sientan en una misma mesa. Y nos
ha pasado con algunos centros comerciales del interior del país, con los que
hay que generar “excusas”, entre comillas, para que puedan pensar una mirada de
desarrollo. No tanto como sector gremial que hace lobby por un reclamo, sino como
actores de su territorio, impulsando estrategias sostenibles para ese
territorio.
MMF: ¿Cómo
evalúas la participación del BID, como gran financiador, en la primera etapa
del Programa?
C.F: La
verdad que nosotros, si bien tuvimos muchas idas y vueltas, también sabemos que
sin el financiamiento inicial del Banco Interamericano el Programa no hubiera
surgido y no se hubiera generado. Hay un especialista que quiero citar en
particular, el señor Raúl Novoa, y también el asesor de operaciones Miguel
Baruzze, por el apoyo enorme que dieron al Programa. Si bien ellos pertenecen
más a una sección de mercados de capitales, tienen una mirada de desarrollo
bien interesante. Y eso nos permitió mucho intercambio, también con el Fomin,
con el tema de corresponsales no bancarios, transferencias monetarias, vehículos
de ahorro programado, la participación en los Foromic... Todas las veces que
hemos ido al Foromic hemos venido con ideas para generar, para instaurar. Y en
el corto o mediano plazo te permite un buen benchmarking, o estado del arte de
lo que pasa en la región, y tratar de adaptar esas experiencias a la realidad
uruguaya, que no es la realidad andina ni del Caribe. Eso también nos ha
servido mucho.
MMF: Y
hablando de benchmarking, ¿qué paralelismos ves entre esas
realidades de otros países latinoamericanos y la de Uruguay?; ¿qué aspectos
diferenciales y qué innovaciones se podrían adoptar en Uruguay?
C.F: Sin pensar
que Uruguay sea un caso único, creemos que hay diferencias con lo que podría ser
la realidad de los países andinos o México. Quizás sí más comparable con el sur
de Brasil o con Argentina. Pero por ejemplo en el tema de la informalidad, creemos
que en los países andinos es bastante alta y ahí hay un nicho para el desarrollo
del sector de microfinanzas, que es una realidad distinta a la uruguaya.
Después la masividad que tienen estas instituciones… hoy se hablaba del tema de
la sostenibilidad. Hemos aprendido bastante, por ejemplo en el tema regulación
de algunos países, como en Perú con su Superintendencia. También de Colombia
con sus corresponsales no bancarios y la Banca de las Oportunidades. En eso hay
lecciones aprendidas que creemos que son bien interesantes. Y en el último
Foromic, en México, vimos cómo vincular algunos sectores productivos y algunos
instrumentos innovadores a la hora de solucionar problemáticas como el tema del
ahorro. En Uruguay hay un problema… una realidad, y es que las instituciones
microfinancieras no captan depósitos. Entonces, generar vehículos de ahorro
para esta población es complejo y hay que ser innovador. Y tanto en el anterior
Foromic como en éste hemos visto aprendizajes reales y concretos, de cosas que
se hicieron bien y otras que no tanto, y esa experiencia estamos tratando de
traerla a Uruguay. Después, bueno, la particularidad del mercado uruguayo tiene
que ver con esto del territorio. Me parece que no lo he visto tan claro en
otros países, al menos no desde nuestro enfoque. También que sean programas de
Presidencia, me parece que ahí también hay una particularidad del caso
uruguayo. Y también, como el mercado uruguayo es chico, hay un nicho en la incorporación
de la pequeña empresa, para créditos un poco mayores. Si bien el crédito promedio
del sector es de 2.500, todavía hay un nicho entre 4.000, 5.000 y hasta 7.000
dólares, diferente a lo que vemos en otros países o regiones, con créditos promedio
bastante menores y gran masividad. También hay un tema vinculado a la
tecnología: creo que ahí en Uruguay estamos un poquito rezagados y el Programa
debería sentarse a ver cuáles son las opciones, porque hay un tema de
escala, de llegada y bajada de costos, tiene que ver con las innovaciones
tecnológicas. Y he visto, tanto en Latinoamérica como en otras regiones, como
en África, que hay llegadas al territorio vasto a partir de innovaciones
tecnológicas.
MMF: ¿Cuáles
son las expectativas del Programa sobre la ley de inclusión financiera que está
discutiéndose actualmente en el parlamento uruguayo?
C.F: Nosotros,
si bien no participamos en la redacción de ese proyecto, puntualizamos algunos
temas a partir de la consulta que nos hizo el MEF. Por ejemplo el tema de las
cooperativas: nosotros sabíamos que las cooperativas de ahorro y crédito iban a
patalear un poco, con alguna reglamentación. También, por ejemplo, con algo que
planteó hoy el presidente del BROU (por Fernando Calloia), el tema del IVA, eso
lo planteamos y fue reconocido en la ley y esperamos que se apruebe. Y después
un tema no menor que es la cobertura territorial. Si bien este es un proyecto que
se llamaba en un principio de bancarización e inclusión financiera, creemos que
las corresponsalías no bancarias, la llegada a los territorios, tienen que ser
pensadas bajo una lógica real y concreta del interior. A veces desde Montevideo
pecamos de una lógica centralista, donde hay un cajero a dos cuadras. Pero hay
localidades donde sólo pensar que te van a pagar el sueldo con un cheque y que vos
vas a tener que hacer 70 kilómetros para ir a cobrarlo, no es muy real. Ese
tipo de devoluciones le hemos hecho al ministerio de Economía, y algunas fueron
contempladas. Me parece que lo más interesante de la ley de inclusión financiera
es que genera debate y pone la temática sobre la mesa, creando una especie de
mea culpa o autoanálisis por parte de los bancos privados, las cooperativas o
las instituciones por ver cuál es nuestra realidad respecto a la inclusión
financiera y para qué la inclusión financiera. No incluir por incluir sino ver
cómo eso favorece el desarrollo de los hogares uruguayos y de las micro y
pequeñas empresas.
Algunos
resultados del Programa
Estos
fueron algunos de los resultados del Programa presentados este jueves por el
director de la OPP, Gabriel Frugoni, junto a la coordinadora Carolina Ferreira:
- Total del
monto invertido 2007-2013: US$ 12.317.225
- 37.500
emprendedores y micro y pequeñas empresas asesoradas
- Más de
750 técnicos involucrados
- Llegada a
115 localidades
- Más de
130 instituciones involucradas
- 23
instrumentos financieros que facilitaron el acceso al crédito
El
coordinador del Área de Políticas Territoriales de OPP, Marcos Otheguy, destacó
en la presentación que Uruguay ha avanzado en estos años del puesto 50° al 17°
en el Microscopio Global sobre el Entorno de Negocios para las Microfinanzas,
elaborado por la Economist Intelligence Unit (EIU).
Parte del equipo coordinado por Ferreira: Ana Laura Barrios, Andrea Malvasio, Tania Burjel, Mariana Berger, Joaquín Saldain, Mariangel Pacheco, Jerónimo Gravina y Martín Lescano. |
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