(Textos
recobrados de MicroDinero) Unos 400 profesionales discuten desde este miércoles
en Cuernavaca si hay evidencias concretas y confiables de cómo impactan las
políticas de desarrollo en la población más pobre.
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Koldo Echebarría |
La
conferencia de evaluación de impacto “Reduciendo la brecha: de la evidencia al
impacto en las políticas públicas” es co-organizada por la Iniciativa
Internacional de Evaluación de Impacto (3ie), el Instituto Nacional de Salud
Pública de México (INSP), el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el
Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales de la Universidad
Nacional de La Plata (Cedlas).
“En materia
de cómo impactan las políticas de desarrollo es más lo que no sabemos que lo
que sabemos. Por eso es necesario ir cerrando la brecha”, explicó el gerente de
la Oficina de Planificación Estratégica y Efectividad en el Desarrollo del BID,
Koldo Echebarría.
En diálogo telefónico
con MicroDinero, el directivo destacó la necesidad de contar con evidencias
para saber “qué intervenciones son más efectivas, lo que a veces representa
luchar contra la inercia y contra los prejuicios”.
La
institucionalización de instrumentos que evalúen la efectividad de los
programas contra la pobreza se enmarca, de acuerdo con Echebarría, en los
progresos por “la calidad de la democracia” y la necesidad de dotar de “mayor
transparencia y rendición de cuentas en la gestión de los recursos públicos”.
La de
Cuernavaca es la segunda conferencia internacional sobre evaluación de impacto,
luego de una primera realizada en 2009, en El Cairo. Entre los temas y
experiencias que tratará el foro se cuentan agricultura y género, remesas en
África, seguros y pensiones en México, cambio climático, salud y nutrición.
El evento
tiene previsto interrogar específicamente la cuestión sobre “el milagro de las
microfinanzas”. Echebarría destacó el hecho que haya diferentes estudios que analizan
el impacto real del microcrédito, más allá de opiniones preconcebidas. Y
resaltó también las innovaciones que muestran cómo está contribuyendo la
tecnología en programas contra la pobreza y el desarrollo rural.
El BID
viene de presentar su segundo Panorama de la Efectividad en el Desarrollo 2010 (DEO,
en inglés), un informe anual que trata las distintas acciones del Banco en
busca no sólo de hacer las cosas precisas, sino de hacerlas bien, como se dice
en su introducción.
“El 28 por
ciento de los proyectos del Banco, es decir que casi uno de cada tres, cuentan
con evaluaciones de impacto rigurosas”, precisó el ejecutivo del BID.
En los
hechos, estos avances ayudan a favorecer la canalización de recursos en un
clima de recesión y crisis global. La evaluabilidad, la posibilidad de
comprobar con base científica si un programa de desarrollo funciona o no, si
falla y en qué aspecto falla, bajo qué circunstancias y a qué precio, resulta
clave al momento de decidir una inversión social.
Consultado
sobre si estas tendencias estarían reorientando el foco de las investigaciones
económicas desde una perspectiva más teórica (la aplicación de una receta o
modelo) a otra más práctica, más apegada a resultados concretos y palpables,
Echebarría dijo que “es muy significativo que en los Estados Unidos, según me
comentaron estos días, casi la mitad de las tesis de economía están enfocadas a
cuestiones de índole práctica”.
“Este mayor
interés de los estudiantes por aspectos de la economía aplicada es muy
significativo. Hay una tendencia a estudiar problemas y soluciones más acotadas.
Y esto ayuda al desarrollo de la transparencia democrática”, sostuvo el
directivo.
Publiqué
este artículo el 15 de junio de 2011 en MicroDinero
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