En la última década, Brasil ha realizado importantes adelantos para
regularizar los asentamientos irregulares en grandes ciudades. No obstante, es
necesario fortalecer la capacidad técnica de los municipios brasileños para
integrar esos proyectos de mejora a una política habitacional y urbana
concebida para el conjunto de la ciudad, de acuerdo a un nuevo estudio del
Banco Interamericano de Desarrollo (BID), la iniciativa Alianza de Ciudades, el
Ministério das Cidades de Brasil y la Caixa Econômica Federal (CEF).
El libro Urbanización de Favelas: Lições Aprendidas no Brasil (edición en castellano) fue lanzado este lunes en Nápoles
durante el Foro Urbano Mundial, promovido por Naciones Unidas. El foro tiene
lugar hasta el 7 de septiembre y reúne importantes experiencias en temas
urbanos.
Delegados en el Foro Urbano Mundial, en Nápoles (foto: UN-Habitat) |
Según informó el BID a través de un comunicado, el estudio muestra que en las ciudades brasileñas
siguen habiendo viviendas inadecuadas y en situación irregular en materia de
propiedad. El análisis señala que una política de urbanización de favelas que
esté integrada a un plan urbanístico municipal garantiza ganancias de escala y
continuidad de las acciones, permitiendo que los municipios obtengan el máximo
rendimiento en términos de desarrollo y bienestar en relación con la inversión
realizada.
El estudio analizó nueve programas estatales y municipales de
urbanización que tuvieron financiamiento del BID en las ciudades de Aracaju,
Belén, Curitiba, Manaos, Río de Janeiro y Baixada Fluminense, São Paulo y
Vitória. Se identificaron factores que facilitaron o dificultaron el diseño, la
ejecución y el mantenimiento de los proyectos. Se identificaron cuatro pilares
críticos en el análisis: institucionalidad, continuidad, calidad y costo, y
universalización de los servicios sociales a los beneficiarios.
¿Qué funciona?
La clave del éxito de los programas de urbanización de las favelas en el
mejoramiento de las condiciones de vida de los habitantes depende de su
continuidad a lo largo del tiempo. El estudio determinó los siguientes factores
que estimulan la continuidad de esos programas:
Cuanto mayor sea el nivel de participación de
los agentes públicos y más juiciosa sea la demanda social, hay más
probabilidades de continuidad de los programas, aunque haya cambios políticos. En
este contexto, surge como algo fundamental el papel catalizador del gobernador
o alcalde para establecer las directrices de los programas, mientras que las
acciones de fortalecimiento institucional aumentan la posibilidad de un legado
calificado. En Río de Janeiro el programa Favela-Bairro se destacó en
este asunto, habiéndose mantenido durante cinco mandatos con cambios de
orientación política.
Los programas de desarrollo urbano integrado,
es decir, los que son multisectoriales y con componentes sociales, poseen mayor
garantía de continuidad. Al solucionar problemas de insalubridad y
condiciones de vivienda, fortalecen el capital social de las comunidades
atendidas. También es vital la continuidad de los servicios que se prestan a la
población beneficiaria, si bien son pocos los programas que tienen éxito en
este aspecto, con excepción del Programa Socioambiental de los Igarapés de
Manaus (Prosamim) y el programa Prociudades Vitória.
Oportunidades
Sobre la base de las lecciones aprendidas, el estudio identificó las
principales fragilidades y oportunidades para mejorar los programas de
urbanización de favelas:
La calidad de las nuevas viviendas es
esencial. Los precios de la tierra y de la construcción casi siempre
determinan el diseño de los proyectos, quedando en segundo lugar su calidad,
aunque ella es fundamental para el éxito de las políticas urbanas.
El servicio social a las familias beneficiadas
es el rubro que muestra más fragilidades. Aunque el trabajo social focalizado en las
unidades habitacionales haya sido eficiente en los proyectos analizados, el
gran desafío es universalizar las políticas sociales.
Trabajo social después del período de
ejecución. El trabajo social y la universalización de las políticas sociales
además del apoyo durante la ejecución de las obras contribuyen a generar
desarrollo, inclusión social, ciudadanía y democracia.
Enfoque holístico en el suministro de
viviendas. Una política urbana coherente debe combinar la urbanización de
asentamientos precarios con la producción de nuevas viviendas y apoyo a la
construcción progresiva, en especial para los grupos de ingresos más bajos.
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