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| Cliente realiza operación en una de las ventanillas de la institución (foto: Kafo Jiginew) |
(Mundo Microfinanzas) La unión de cajas mutuales de ahorro y crédito de Malí, Kafo Jiginew, inauguró el jueves pasado su nueva sede en el corazón de Hamdallaye, en la región de Mompti, atravesada por el río Níger.
El acto de inauguración fue encabezado por el propio presidente del país, Amadou Toumani Touré, acompañado por sus ministros de Economía, de Industria y de Comercio, entre otras autoridades.
La historia de Kafo Jiginew, “unión de granjeros” en lengua bambara, tiene relación directa con la tradición rural del sudoeste maliense, en particular con sus pequeñas cooperativas algodoneras y la necesidad de sus trabajadores por acceder a fuentes de financiamiento.
Durante la inauguración se escucharon testimonios del primer presidente del Consejo de Administración de la entidad -fundada en 1987-, Adama Sanogo; el actual presidente, Karim dit Karamoko Konaté y el director general, Alou Sidibé, quienes agradecieron la presencia del jefe de estado y su comitiva.
La red es una institución mutualista cuya misión es permitir que su población de modestos ingresos pueda acceder a servicios financieros como el ahorro, el crédito, las microfinanzas y la transferencia de dinero.
“Hoy Kafo Jiginew dio un gran paso en orden a su institucionalización, su autonomía, su perennización y mejoramiento de las condiciones de vida de sus miembros”, dijo Sidibé según publicó el viernes el Journal L'Indépendant, de Malí.
La Unión cuenta en la actualidad con 158 puntos de venta en todo el país, de los cuales 128 se encuentran en el medio rural al servicio de más de 157 mil afiliados. El monto acumulado de créditos desde su fundación se eleva a más de 82 mil millones de francos malienses (algo más de US$ 157 millones).
Nacida al calor de la prosperidad algodonera, Kafo Jiginew ha debido adaptarse a las duras condiciones económicas impuestas por la caída en el precio internacional del producto (Malí se ufanó históricamente de ser el primer productor africano del “oro blanco”) y el proceso privatizador que recayó sobre la Compagnie Malienne pour le Développement des Textiles (CMDT, hoy una sociedad anónima), otrora considerado un eficaz recurso de integración socioeconómica articulado desde el Estado.
Ante la nueva coyuntura, la entidad mutualista debió redefinir sus estrategias (entre ellas el acercamiento a mercados más urbanos), diversificar sus productos financieros y modernizar la red en vista de mejorar su desempeño.
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