(Mundo Microfinanzas) La princesa Máxima de los Países Bajos hizo un enfático llamamiento a la comunidad financiera internacional a volver a los valores esenciales de la banca: confianza, responsabilidad, racionalidad.
Entre crítica y esperanzadora, la disertación de la princesa ante representantes de once de las principales entidades de banca ética del mundo -reunidos del 2 al 4 de marzo pasados en Zeist, Holanda, donde se constituyó la Alianza Global por una Banca con Valores (GABV)- se basó fundamentalmente en su experiencia al cabo de tres años como integrante del Grupo Asesor de Naciones Unidas sobre Sectores Financieros Inclusivos.
Atribuyó las razones de la actual crisis financiera global al relajamiento de esos principios básicos y consideró que las instituciones de microfinanzas pueden ser catalizadoras del cambio.
Tras agradecer a los promotores de la Alianza (el anfitrión Triodos Bank, pionero en banca ética; Shore Bank, con sede en Chicago, uno de los líderes en banca comunitaria o cooperativa norteamericana y BRAC, con sede en Dhaka, una de las organizaciones microfinancieras más extendidas del mundo), Máxima señaló que “en los últimos meses se ha hecho más evidente cuán importante es tener y desarrollar un sólido sistema financiero inclusivo”.
“En los últimos tres años he visto el poder de los bancos microfinancieros para cambiar la vida de la gente, beneficiando a las comunidades y sociedades tomadas como un todo. Estoy complacida en ver que algunos de los bancos de microfinanzas líderes son miembros fundadores de esta Alianza”, confió.
Y agregó: “Las investigaciones nos dicen una y otra vez que un sector financiero sólido es parte esencial del proceso de desarrollo. El desarrollo financiero, junto con el mejoramiento del acceso a las finanzas, acelera el crecimiento económico, reduce la pobreza y la inequidad en los ingresos”.
“Acceder a una mayor variedad de servicios y productos financieros, desde crédito y ahorro hasta seguros y remesas, puede ser una herramienta poderosa para generar ingresos, construir capital y proteger a la gente contra riesgos. Sin embargo, más de dos billones de personas permanecen excluidas de los servicios financieros... Sólo un 20 por ciento de la población mundial ha accedido a cuentas de ahorro contra un 90 por ciento en los países miembros de la OECD” (en relación a la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica, esto es, los países más ricos).
“Clientes informados”
Máxima sostuvo que el acceso a servicios financieros debe suponer “clientes informados que comprenden la obligación que están asumiendo y tienen capacidad para cumplirla” e instó a la transparencia de las transacciones.
“La actual crisis financiera global se dio en parte como consecuencia de la falta de estos factores y de un exasperado (overzealous) marketing de productos crediticios inapropiados para clientes vulnerables, muchos de los cuales no comprenden cabalmente en qué se han metido”, dijo la princesa, tras lo cual abogó por un regulación suave pero adecuada (light touch) de los gobiernos en el mercado y una efectiva campaña de educación financiera.
Seguidamente citó el relato de un representante de una IMF que, el año pasado en Paraguay, dijo que no se trata de incrementar la participación en el mercado y tratar de conseguir vender la mayor cantidad de productos a los clientes, sino de dar el producto que los clientes necesitan y que ellos están en condiciones de pagar.
“Hay numerosos ejemplos de esta clase de administración responsable en distintos lugares. Uno de los miembros de la Alianza Global, el señor (Gabriel) Solórzano de Banex en Nicaragua, me dijo el año pasado que Banex instituyó un ombudsman que trata las quejas de los clientes como parte de un programa de protección para el cliente”, reveló Máxima.
Y alentó: “Este es el núcleo esencial que, estoy segura, es el principio clave para los miembros fundadores de esta Alianza. Y estoy sinceramente esperanzada que la educación financiera estará también en vuestra agenda”.
“Soluciones integrales”
Para la princesa Máxima, los tiempos actuales requieren “soluciones integrales”. Sostuvo que reducir la pobreza es una tarea que no se logrará si no la integramos con el cambio climático, la necesidad de energía verde, agua potable, salubridad y alimento suficiente y saludable.
Los bancos tienen un rol crucial por jugar en esto, aseguró Máxima, y en particular los bancos microfinancieros “pueden aprender más sobre finanzas medioambientales y trabajar para construir soluciones para el financiamiento de energía solar en medios rurales, energía hidráulica y para el agua potable y la salubridad”.
BRAC en Bangladesh, dijo Máxima (entre otros ejemplos exitosos que citó), promueve la energía solar para hogares rurales que viven en poblaciones fuera del alcance de la red nacional de alta tensión. Indicó que hasta el momento BRAC ha instalado exitosamente cerca de 37 mil paneles solares llevando energía sustentable a 180 mil personas que viven en áreas rurales remotas.
En el final de su alocución, expresó: “Necesitamos volver a la base. Volver a la actividad tradicional de la banca, de actuar como una intermediaria entre quien ahorra y quien demanda un crédito, volver a la relación fuerte entre los clientes y la institución financiera que los asiste, y volver a una cuidadosa evaluación de cuánto un cliente puede realmente manejar de un crédito, dándole la oportunidad de mejorar su vida y devolverle su dignidad”.
Las once entidades que formaron la Alianza, presentada públicamente en Zeist, son, además de las tres ya nombradas: la suiza Alternative Bank ABS, la italiana Banca Popolare Etica, la nicaragüense Banco del Éxito (Banex), la alemana GLS Bank, la danesa Merkur Bank, MiBanco de Perú, la norteamericana New Resource Bank y XacBank, de Mongolia.
Princesa Máxima |
Atribuyó las razones de la actual crisis financiera global al relajamiento de esos principios básicos y consideró que las instituciones de microfinanzas pueden ser catalizadoras del cambio.
Tras agradecer a los promotores de la Alianza (el anfitrión Triodos Bank, pionero en banca ética; Shore Bank, con sede en Chicago, uno de los líderes en banca comunitaria o cooperativa norteamericana y BRAC, con sede en Dhaka, una de las organizaciones microfinancieras más extendidas del mundo), Máxima señaló que “en los últimos meses se ha hecho más evidente cuán importante es tener y desarrollar un sólido sistema financiero inclusivo”.
“En los últimos tres años he visto el poder de los bancos microfinancieros para cambiar la vida de la gente, beneficiando a las comunidades y sociedades tomadas como un todo. Estoy complacida en ver que algunos de los bancos de microfinanzas líderes son miembros fundadores de esta Alianza”, confió.
Y agregó: “Las investigaciones nos dicen una y otra vez que un sector financiero sólido es parte esencial del proceso de desarrollo. El desarrollo financiero, junto con el mejoramiento del acceso a las finanzas, acelera el crecimiento económico, reduce la pobreza y la inequidad en los ingresos”.
“Acceder a una mayor variedad de servicios y productos financieros, desde crédito y ahorro hasta seguros y remesas, puede ser una herramienta poderosa para generar ingresos, construir capital y proteger a la gente contra riesgos. Sin embargo, más de dos billones de personas permanecen excluidas de los servicios financieros... Sólo un 20 por ciento de la población mundial ha accedido a cuentas de ahorro contra un 90 por ciento en los países miembros de la OECD” (en relación a la Organización para el Desarrollo y la Cooperación Económica, esto es, los países más ricos).
“Clientes informados”
Máxima sostuvo que el acceso a servicios financieros debe suponer “clientes informados que comprenden la obligación que están asumiendo y tienen capacidad para cumplirla” e instó a la transparencia de las transacciones.
“La actual crisis financiera global se dio en parte como consecuencia de la falta de estos factores y de un exasperado (overzealous) marketing de productos crediticios inapropiados para clientes vulnerables, muchos de los cuales no comprenden cabalmente en qué se han metido”, dijo la princesa, tras lo cual abogó por un regulación suave pero adecuada (light touch) de los gobiernos en el mercado y una efectiva campaña de educación financiera.
Seguidamente citó el relato de un representante de una IMF que, el año pasado en Paraguay, dijo que no se trata de incrementar la participación en el mercado y tratar de conseguir vender la mayor cantidad de productos a los clientes, sino de dar el producto que los clientes necesitan y que ellos están en condiciones de pagar.
“Hay numerosos ejemplos de esta clase de administración responsable en distintos lugares. Uno de los miembros de la Alianza Global, el señor (Gabriel) Solórzano de Banex en Nicaragua, me dijo el año pasado que Banex instituyó un ombudsman que trata las quejas de los clientes como parte de un programa de protección para el cliente”, reveló Máxima.
Y alentó: “Este es el núcleo esencial que, estoy segura, es el principio clave para los miembros fundadores de esta Alianza. Y estoy sinceramente esperanzada que la educación financiera estará también en vuestra agenda”.
“Soluciones integrales”
Para la princesa Máxima, los tiempos actuales requieren “soluciones integrales”. Sostuvo que reducir la pobreza es una tarea que no se logrará si no la integramos con el cambio climático, la necesidad de energía verde, agua potable, salubridad y alimento suficiente y saludable.
Los bancos tienen un rol crucial por jugar en esto, aseguró Máxima, y en particular los bancos microfinancieros “pueden aprender más sobre finanzas medioambientales y trabajar para construir soluciones para el financiamiento de energía solar en medios rurales, energía hidráulica y para el agua potable y la salubridad”.
BRAC en Bangladesh, dijo Máxima (entre otros ejemplos exitosos que citó), promueve la energía solar para hogares rurales que viven en poblaciones fuera del alcance de la red nacional de alta tensión. Indicó que hasta el momento BRAC ha instalado exitosamente cerca de 37 mil paneles solares llevando energía sustentable a 180 mil personas que viven en áreas rurales remotas.
En el final de su alocución, expresó: “Necesitamos volver a la base. Volver a la actividad tradicional de la banca, de actuar como una intermediaria entre quien ahorra y quien demanda un crédito, volver a la relación fuerte entre los clientes y la institución financiera que los asiste, y volver a una cuidadosa evaluación de cuánto un cliente puede realmente manejar de un crédito, dándole la oportunidad de mejorar su vida y devolverle su dignidad”.
Las once entidades que formaron la Alianza, presentada públicamente en Zeist, son, además de las tres ya nombradas: la suiza Alternative Bank ABS, la italiana Banca Popolare Etica, la nicaragüense Banco del Éxito (Banex), la alemana GLS Bank, la danesa Merkur Bank, MiBanco de Perú, la norteamericana New Resource Bank y XacBank, de Mongolia.
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