(Publicado en Microdinero) El Centro Europeo para la Investigación en Microfinanzas (Cermi, con sede en Bruselas) anunció este mes la publicación del libro The Handbook of Microfinance, una colección de artículos de investigadores europeos y norteamericanos que se propone indagar sobre la brecha entre el limitado número de clientes que actualmente se benefician de las microfinanzas en el mundo y el enorme potencial no atendido.
La edición de estos artículos estuvo al cuidado de Beatriz Armendáriz (Harvard University, Cambridge, Massachusetts; University College, Londres) y Marc Labie (Université de Mons, Bélgica), también autores de algunos de los artículos.
“Un trabajo muy arduo, te puedes imaginar. Tienes que leer todo lo que se produce, intercambiar comentarios con los autores, trabajar sobre distintas aristas de las microfinanzas, supervisar…”.
Del otro lado de la línea, habla Armendáriz. Nacida en México, en el estado de Chiapas, de familia ligada al estudio y la preocupación por temas económicos y sociales, Beatriz accede atenta al diálogo con Microdinero.
“’Manual’ quedaría bien, ¿verdad?”, pregunta Beatriz, y no será la única reflexión sobre aspectos de traducción ligados a palabras-ejes de su libro (además del castellano y el inglés, la investigadora mexicana domina el francés, lengua de la familia vasco-francesa de su padre, Gustavo Armendáriz, que llegó a ser gobernador del estado de Chiapas en 1982).
“El Manual de las Microfinanzas”, así consensuada la traducción, reúne un total de 28 selectos artículos, más una introducción, ordenados en seis partes: Prácticas de microfinanzas, Contexto de organización y macro-entorno, Tendencias actuales hacia la comercialización, El reto del financiamiento agrícola, Productos para satisfacer la demanda de los muy pobres y Género y educación. El título de la introducción, escrito por Armendáriz-Labie, es programático: An Inquiry into the Mismatch in Microfinance. Donde la palabra fuerte es, sin dudas, “mismatch”.
Estos “desajustes” de las microfinanzas, dice la investigadora de Harvard, se manifiestan en la actualidad en distintas situaciones. Y menciona, a guisa de ejemplos: el desvío del microcrédito hacia fines de consumo, la necesidad de créditos a largo plazo (sobre todo para quienes viven de actividades estacionales, como la agricultura o el turismo), los problemas de algunas prestatarias que no tienen dónde guardar sus pequeñas ganancias diarias (luego extraviadas, perdidas o robadas incluso en el interior de sus propios hogares).
Expresiones disonantes de una brecha estructural: “A lo que apuntamos con esta colección es analizar nuevas vías para desarrollar las microfinanzas con mayor rapidez. Después de treinta años, el microcrédito apenas llega a unas 150 millones de personas, cuando hay una demanda muy grande por cubrir”, dice Armendáriz.
Junto a la idea de desajustes en las microfinanzas, se añade la noción de desvío respecto a lo que debiera ser su misión. Armendáriz ha explorado estos asuntos:
“El caso de ONGs que quieren convertirse en bancos. Captar ahorro y movilizarlo, bajo supervisión de los bancos centrales. Dejar de depender del aporte de donaciones. Es lo que ha ocurrido con Banco Sol, en Bolivia, o Compartamos, en México. Una idea que ha sido controvertida”, sostiene la académica.
Y advierte en tal sentido sobre los riesgos que entrañan prácticas de comercialización actuales, que pueden llegar a desvirtuar los sentidos fundantes del microcrédito: “Se abandonan criterios de crédito grupal y para la mujer. En lugar de eso, se ofrecen préstamos individuales, con sumas más importantes y a personas no necesariamente pobres”, señala.
La dimensión ética de las microfinanzas merece también un destacado lugar, tanto en el libro como en la presentación que de él hace la autora: “Se cobran tasas de interés muy elevadas, que en algunos países de América Latina llegan al 70%. No es posible para un microprestatario pobre cubrir, con sus ganancias, el costo anual de su crédito”.
Vida y estudio junto a las microfinanzas
The Handbook of Microfinance, cuyo éxito de distribución puede augurarse a partir de su rápida demanda en el sector, no es la primera iniciativa editorial que emprendió Armendáriz. Previamente, en coautoría con el investigador neoyorquino Jonathan Morduch, publicó The Economics of Microfinance (The MIT Press, 2005). La obra tuvo excelente acogida y crítica (mereció elogiosos comentarios de economistas de la talla de los Nobel Amartya Sen, Muhammad Yunus y Joseph Stiglitz) y fue reeditada en 2010, agregándosele un nuevo capítulo.
“En comparación con mi primer libro, este es menos técnico. Sólo algunos de sus artículos tienen un contenido técnico. The Handbook puede ser leído por un público más amplio, profesionales, investigadores, estudiantes, personas interesadas en las microfinanzas”, dice.
Pero el vínculo de Armendáriz con las microfinanzas no nace como pura especulación teórica en un laboratorio académico o en el aula universitaria (sus primeros estudios de grado en Economía los completó en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, ITAM), sino impregnado en la práctica y en una experiencia de vida apegada a la cultura que la vio crecer.
Tras un enriquecedor estudio sobre terreno en Bangladesh (en 1994), Beatriz fundó el proyecto Grameen Chiapas, con apoyo de fondos alemanes, prestando servicios financieros a mujeres emprendedoras de este estado del sur de México, imbuida de la cosmología maya.
“Allí viví mis primeros catorce años felices”.
Referencia
The Handbook of Microfinance (por Beatriz Armendáriz y Marc Labie, editores, World Scientific, 2011, Singapur)