"La gente en China se ha vuelto más materialista y esto ha corroido parte de las creencias tradicionales", según el impulsor de CreditEase. |
(Textos recobrados de MicroDinero) En el mundo financiero de China,
donde el crédito puede ser muy duro de conseguir y está por lo general
asegurado contra garantía, un ex banquero de Wall Street, de 38 años, está
realizando un productivo trabajo junto a las microfinanzas y construyendo
niveles de confianza entre los ciudadanos comunes, algo vital para la
emergencia de una sociedad de clase media próspera, de acuerdo con un reporte
difundido por la consultora Z.H. Studio.
A través de la gestión de microcréditos para emprendedores
chinos de pequeña escala, de los ámbitos urbano y rural, Ning Tang dice que su
compañía de créditos peer-to-peer CreditEase está ayudando a desarrollar el
activo más valioso de la gente, aunque intangible: su crédito.
“Estamos respondiendo a la pregunta fundamental: ¿son los chinos dignos
de crédito?”, dice Tang. “¿Puedes confiar tú en los emprendedores y las
personas pobres? La gente habla sobre la vida en armonía. Si uno no puede
confiar en su compatriota, entonces es una vida muy mala”.
Sin embargo, la cuestión de la confianza es controversial en China que, según
un comunicado difundido por Z.H. Studio, ha asistido a un fenomenal crecimiento
económico en los últimos tres años acompañado de una corrupción enraizada y
escándalos que atañen a la seguridad alimentaria, seguridad en la construcción
y similares.
“La falta de confianza es muy evidente. En los últimos cien años en
China ha habido guerra, la Revolución Cultural, el paso de una economía
planificada a una economía de mercado. La gente se ha vuelto más materialista y
esto ha corroído parte de las creencias tradicionales que existieron
históricamente en China”, dijo Tang.
Esto también se ve reflejado en el mundo financiero. Los grandes bancos
estatales chinos se sienten más cómodos prestándoles a las grandes empresas
estatales y el sector privado en general tiene dificultades para acceder a
financiación, de acuerdo con el comunicado difundido desde
Beijing. Para los cientos de millones de chinos ambiciosos pero
pobres, el dinero para startups no está precisamente disponible en la
industria financiera.
“Su activo más valioso es intangible: el crédito. ¿Cómo darse cuenta lo
que vale? Transformándolo en efectivo y ayudándolos a crecer”, dijo Tang.
Eso es lo que está haciendo CreditEase. Lanzada en 2006 para microemprendedores
urbanos y estudiantes que demandan algún dinero para cubrir capital
de arranque necesario para sus iniciativas, o para pagar
formación vocacional, desde entonces se ha extendido para llegar con
pequeños préstamos a mujeres pobres del campo.
La compañía creció rápidamente en parte debido a la gran demanda de
crédito (en virtud de lo cual también sacan provecho los usureros chinos que
cobran intereses de hasta el 100% mensual, según Tang) y en parte debido a que
hay pocas opciones disponibles para los ahorrantes chinos.
Hasta el momento, CreditEase ha administrado unas 50 mil interacciones
entre prestamistas y prestatarios; pero el tamaño del mercado chino es enorme.
Se estima que hay más de 50 millones de microempresarios y cada año se gradúan
unos 7 millones de jóvenes, muchos de los cuales tendrán que tomar cursos de
perfeccionamiento para la dura competencia por los puestos
administrativos. Y hay cerca de 200 millones de urgidos pobres en las áreas
rurales del país.
Tang, nominado para "Líder del Año" por los Global Microfinance Achievement Awards 2011, anunciados en Ginebra, se encontró por primera vez con el
microcrédito mientras estudiaba Economía en los Estados Unidos. Se vio
gratamente sorprendido cuando se interiorizó sobre el Grameen Bank de Muhammad
Yunus y decidió viajar a Bangladesh en 1997 y observar por sí mismo cómo
trabaja la entidad.
Cada día, según cuenta, salía en su bicicleta y recorría las
aldeas para encontrarse con bangladesíes que habían solicitado
pequeñas sumas de dinero en grupos de a cinco. “Fui a los hogares y a las
tierras de la gente y observé cómo ellos crearon oportunidades por sí mismos.
Fue una experiencia inspiradora”, confía.
CreditEase usa un modelo similar al Grameen en la campiña china, donde
muchos pobladores apenas sobreviven con menos de US$ 220 por año. Un
prestatario puede recibir un crédito de US$ 300 para comprar y
alimentar un pequeño buey, que cuesta cerca de US$ 90 pero que puede llegar a
tener un valor de US$ 770 en tres años si se lo mantiene saludable.
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