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viernes, 5 de agosto de 2011

El desafío de las microfinanzas en China es construir confianza (Ning Tang)

"La gente en China se ha vuelto más materialista y esto ha corroido
parte de las creencias tradicionales", según el impulsor de CreditEase
.

(Textos recobrados de MicroDinero) En el mundo financiero de China, donde el crédito puede ser muy duro de conseguir y está por lo general asegurado contra garantía, un ex banquero de Wall Street, de 38 años, está realizando un productivo trabajo junto a las microfinanzas y construyendo niveles de confianza entre los ciudadanos comunes, algo vital para la emergencia de una sociedad de clase media próspera, de acuerdo con un reporte difundido por la consultora Z.H. Studio.

A través de la gestión de microcréditos para emprendedores chinos de pequeña escala, de los ámbitos urbano y rural, Ning Tang dice que su compañía de créditos peer-to-peer CreditEase está ayudando a desarrollar el activo más valioso de la gente, aunque intangible: su crédito.

“Estamos respondiendo a la pregunta fundamental: ¿son los chinos dignos de crédito?”, dice Tang. “¿Puedes confiar tú en los emprendedores y las personas pobres? La gente habla sobre la vida en armonía. Si uno no puede confiar en su compatriota, entonces es una vida muy mala”.

Sin embargo, la cuestión de la confianza es controversial en China que, según un comunicado difundido por Z.H. Studio, ha asistido a un fenomenal crecimiento económico en los últimos tres años acompañado de una corrupción enraizada y escándalos que atañen a la seguridad alimentaria, seguridad en la construcción y similares.

“La falta de confianza es muy evidente. En los últimos cien años en China ha habido guerra, la Revolución Cultural, el paso de una economía planificada a una economía de mercado. La gente se ha vuelto más materialista y esto ha corroído parte de las creencias tradicionales que existieron históricamente en China”, dijo Tang.

Esto también se ve reflejado en el mundo financiero. Los grandes bancos estatales chinos se sienten más cómodos prestándoles a las grandes empresas estatales y el sector privado en general tiene dificultades para acceder a financiación, de acuerdo con el comunicado difundido desde Beijing. Para los cientos de millones de chinos ambiciosos pero pobres, el dinero para startups no está precisamente disponible en la industria financiera.

“Su activo más valioso es intangible: el crédito. ¿Cómo darse cuenta lo que vale? Transformándolo en efectivo y ayudándolos a crecer”, dijo Tang.

Eso es lo que está haciendo CreditEase. Lanzada en 2006 para microemprendedores urbanos y estudiantes que demandan algún dinero para cubrir capital de arranque necesario para sus iniciativas, o para pagar formación vocacional, desde entonces se ha extendido para llegar con pequeños préstamos a mujeres pobres del campo.

La compañía creció rápidamente en parte debido a la gran demanda de crédito (en virtud de lo cual también sacan provecho los usureros chinos que cobran intereses de hasta el 100% mensual, según Tang) y en parte debido a que hay pocas opciones disponibles para los ahorrantes chinos.

Hasta el momento, CreditEase ha administrado unas 50 mil interacciones entre prestamistas y prestatarios; pero el tamaño del mercado chino es enorme. Se estima que hay más de 50 millones de microempresarios y cada año se gradúan unos 7 millones de jóvenes, muchos de los cuales tendrán que tomar cursos de perfeccionamiento para la dura competencia por los puestos administrativos. Y hay cerca de 200 millones de urgidos pobres en las áreas rurales del país.

Tang, nominado para "Líder del Año" por los Global Microfinance Achievement Awards 2011, anunciados en Ginebra, se encontró por primera vez con el microcrédito mientras estudiaba Economía en los Estados Unidos. Se vio gratamente sorprendido cuando se interiorizó sobre el Grameen Bank de Muhammad Yunus y decidió viajar a Bangladesh en 1997 y observar por sí mismo cómo trabaja la entidad.

Cada día, según cuenta, salía en su bicicleta y recorría las aldeas para encontrarse con bangladesíes que habían solicitado pequeñas sumas de dinero en grupos de a cinco. “Fui a los hogares y a las tierras de la gente y observé cómo ellos crearon oportunidades por sí mismos. Fue una experiencia inspiradora”, confía.

CreditEase usa un modelo similar al Grameen en la campiña china, donde muchos pobladores apenas sobreviven con menos de US$ 220 por año. Un prestatario puede recibir un crédito de US$ 300 para comprar y alimentar un pequeño buey, que cuesta cerca de US$ 90 pero que puede llegar a tener un valor de US$ 770 en tres años si se lo mantiene saludable.

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