Diego Díaz de Rosa, gerente de Relaciones con la Comunidad del BCRA: "El mercado después no te da oportunidades de aprendizaje" (fotos: MicroDinero) |
(Textos
recobrados de MicroDinero) La historia económica argentina de las últimas
décadas ha sido tan pródiga en avatares, que decir Banco Central y no evocar
nada relacionado con tasas, emisión o reservas sería una curiosidad.
Quizás
pocos puedan imaginar que detrás de esa gran ingeniería monetaria que es un
banco central, en un país no caracterizado precisamente por la constancia y la
estabilidad, hay un programa educativo.
Quizás
menos aún se asocie al banco central con actividades insertas en las aulas, de
trabajo con los docentes y que aspira a llegar a 150 mil alumnos este 2011. El
Programa de Alfabetización Económica y Financiera (PAEF), lanzado en 2008,
busca instituir hábitos, generar comportamientos que se sostengan en el tiempo
y crear una cultura financiera de largo aliento en un país poco proclive a
tales delicadezas.
“Nosotros
hablamos de auto-sustentabilidad, de algo que sea firme, que me permita prever.
Se tiende a consumir todo, irreflexivamente”.
Quien habla
es el gerente de Relaciones con la Comunidad e Imagen Institucional del Banco
Central de la República (BCRA), Diego Díaz de Rosa. El contexto de la charla es
aquello que el consumidor medio hace con sus recursos. Desde el niño con sus
monedas hasta el gran capitalista. En el medio, millones de hogares debatiéndose
entre cómo satisfacer necesidades básicas, pagar las cuentas del mes y extraer
beneficios de algún excedente.
Explica
Díaz de Rosa: el programa trabaja sobre tres ejes fundamentales: el deseo, la
compra y lo que llamamos el ‘punto de evaluación’.
El
consumidor, dice, tiende a pasar por alto este tercer punto. Y lo que se
trabaja en las aulas y en las capacitaciones con los docentes es, precisamente,
cómo desarrollar esta dimensión reflexiva, crítica, intermediaria en esta serie
pulsión-consumo.
Bancándonos
El
directivo del BCRA destaca el carácter lúdico y didáctico de las actividades
(“una didáctica de la economía”). Los docentes reciben manuales donde se
responden preguntas básicas como qué es un cheque, una transferencia, las
tarjetas como medio de pago, los bancos comerciales, el banco central, la
inflación… Y una guía con actividades prácticas para el aula (tanto a nivel
primario como secundario).
Para los
chicos se propone una serie de juegos y simulaciones que ayudan a ejercitar la
toma de decisiones económicas (“El mercado después no te da oportunidades de
aprendizaje”, dice Díaz de Rosa). El directivo despliega entonces sobre su
escritorio un juego de mesa llamado “Bancándonos”.
A simple
vista, despierta reminiscencias de “El Estanciero”, aquel juego que acicateó
instintos de terrateniente a tres generaciones de niños argentinos. Pero aquí
ya no se trata de acumular tierras (donde, por cierto, las de las provincias de
la pampa húmeda son las más caras y apetecibles). “Bancándonos” sitúa en un
tablero contingencias económicas de la vida cotidiana: hacer un gasto
inesperado, aprovechar una oferta, pagar un servicio, abrir una cuenta. Todo en
el marco de un juego, en el que circulan réplicas diminutas de billetes
corrientes, tarjetas de crédito, débito, cheques y boletas bancarias (“bancar”,
en el léxico cotidiano argentino, tiene una acepción positiva de dar apoyo o
respaldo a alguien).
“A los
talleres no vamos a impartir determinados conocimientos, sino a cómo usar esos
conocimientos en situaciones reales de mercado. Lo que se trata es de entender.
El conocimiento puede ser modificado, el entendimiento se incorpora con la
experiencia”, dice el gerente del BCRA.
Gerente del Banco Central junto a parte del equipo del PAEF Florencia Escudero, Jacqueline Robledo y Jorge Vega. |
El equipo
de la gerencia encargado de la capacitación a los docentes está integrado por Florencia
Escudero, Jacqueline Robledo y Jorge Vega. El día de la entrevista con MicroDinero
acababan de llegar de Posadas, en la provincia de Misiones, donde animaron una
capacitación con 50 docentes. De no haber sido por las cenizas volcánicas que
impidieron ese día los vuelos, hubieran cruzado prácticamente toda la geografía
argentina para continuar la formación con docentes de Ushuaia, en Tierra del
Fuego.
El PAEF, en
su formato original de trabajo en las aulas, ya ha llegado a más de 75 mil
chicos desde su puesta en marcha en 2008. El 80% son colegios de Buenos Aires y
Gran Buenos Aires, pero de a poco comienza a tener más presencia en las
provincias.
El programa
en su versión de taller con docentes se empezó a implementar este año. Hasta el
momento llegó a unos 600 maestros y profesores y tiene previsto llegar a otro
tanto en lo que resta del año.
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