(Textos
recobrados de MicroDinero) El Nobel bangladesí Muhammad Yunus ha sido acusado
de desviar unos US$ 100 millones originalmente destinados para operaciones de
microcrédito del Grameen Bank, canalizándolos hacia otros objetivos y violando
acuerdos con donantes y leyes financieras de su país.
Tom Heinemann |
La
Televisión Nacional de Noruega (NRK, por Norsk Rikskringkasting) puso al aire un documental este
martes, realizado por el periodista de investigación danés Tom Heinemann, donde
se alega que Yunus extrajo 7 billones de takas (unos US$ 100 millones), que
debían ir en ayuda de prestatarias pobres, derivando la suma hacia otras firmas
de su dominio. Se menciona a Grameen Kalyan, una ONG hermana de Grameen Bank,
dedicada a desarrollar programas de microseguro de salud. Pero también aparece
mencionada la compañía lucrativa Grameen Phone, de la que la noruega Telenor es
su principal accionista. La operación se realizó en 1996.
La
investigación, titulada Fanget I Mikrogjeld (“Atrapado en micro-deuda”), ha
causado mucho revuelo tanto en Bangladesh como en Noruega. Según informó The
Telegraph, de Calcuta, citando a medios noruegos, el Comité de Asuntos
Exteriores del Parlamento noruego reaccionó inmediatamente e intenta lanzar una
investigación sobre la agencia de ayuda internacional (Norad). En tanto el
ministro de Desarrollo Internacional, Erik Solheim, declaró que sería
“totalmente inaceptable que la ayuda haya sido usada para propósitos diferentes
de los buscados”.
Yunus, de
70 años, que hizo famoso a Bangladesh como el país del microcrédito, no ha
hecho declaraciones sobre la cuestión. Sus twitts de los últimos días no hacen
ninguna mención al asunto (este jueves, por ejemplo, propuso que se confiera al
crédito status de derecho humano). Según anticipó una portavoz del Grameen
Bank, citada por la agencia de noticias bangladesí BDNews24, Yunus está
preparando un comunicado para negar el contenido del reporte.
El anticipo
fue confirmado por el general manager del Grameen Bank, M. Shahjahan, de
acuerdo con The Telegraph: “No hay nada de qué preocuparse. El informe es
falso. Grameen Bank dará todos los detalles pronto. Nos estamos reuniendo con
todos los documentos e información vinculada a este tema, que facilitaremos a
los medios de comunicación a la mayor brevedad posible y conveniente”.
El reporte
afirma que “cuando la Embajada de Noruega, la Norad y la Economic Relations
Division (ERD), del ministerio de Finanzas de Bangladesh, reclamaron que Yunus
regrese el dinero al Grameen Bank, el Nobel repuso menos de 2 billones de takas
(US$ 30 millones). El resto de los 100 millones se quedó en Grameen Kalyan”.
El informe,
sin embargo, reconoce que el dinero fue transferido en virtud de un acuerdo
entre el Grameen Bank y Kalyan Grameen en 1996.
El
realizador Heinemann dijo que no pudo hablar con Yunus, pese a sus repetidos
intentos, y aseguró que el banquero, haciendo esfuerzos denodados por disimular
la anomalía y evitar que se haga pública, le escribió una carta al entonces CEO
de la Norad, fechada el 1 de abril de 1998.
“Si la
gente, de dentro y fuera del gobierno, que no apoya a Grameen, tiene en sus
manos esta carta, vamos a vernos en verdaderos problemas en Bangladesh”,
escribió Yunus al funcionario noruego, siempre según el relato del documentalista,
quien agregó: “Y Norad, la Embajada de Noruega y las autoridades bangladesíes
mantuvieron su boca cerrada”.
El dinero
en cuestión provino de una donación de países que incluyeron a Noruega, Suecia,
Países Bajos y Alemania, y la transacción tuvo lugar a fines de 1996. Diez años
después, Yunus obtendría el Premio Nobel de la Paz, otorgado por el Comité
Nobel de Oslo.
El episodio
se destapa llamativamente catorce años después de los hechos y estalla en momentos
que las microfinanzas sufren un golpe de credibilidad en la India, uno de los
países con mayor desarrollo de esta industria, con los conflictos suscitados
entre IMFs y prestatarios del estado de Andhra Pradesh.
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