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martes, 2 de octubre de 2012

Día Caribe en la apertura del Foromic

Primer día del foro dedicado a la región que nos acoge
(foto: BID)

(Mundo Microfinanzas, en Bridgetown) El Día de Barbados y del Caribe dio un marco regional y autóctono a la primera jornada del Foromic 2012, que en su décimo quinta edición tiene lugar por primera vez en un país caribeño de habla inglesa. Los Bajan, como se dicen a sí mismos los nativos de esta pequeña isla -la más oriental de las Antillas menores-, han compartido con los cerca de mil asistentes al foro el orgullo de una cultura de más de cuatro siglos y su más reciente trofeo: el reconocimiento de la Unesco al centro histórico de su capital, Bridgetown, y su reminiscencia british, como patrimonio de la humanidad.

Para llegar al Lloyd Erskine Sandiford Centre, sede del evento organizado por el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), pago 2 dólares barbadenses (o 1 dólar estadounidense) a uno de los buses urbanos que en sus primeros tramos desde el hotel va recorriendo la ruta sur de la isla. Hace calor, pero no al punto de sofocar. Desde la ventanilla se avistan las aguas azules turquesas del Caribe, pequeñas glorietas sobre la playa que a otras horas tal vez se pueblen de bañistas y vestigios de viejas fortificaciones, como la del histórico Garrison, impecablemente mantenido, que nos recuerda el lugar estratégico que jugó la isla como puerta de ingreso al Caribe desde el Atlántico. El chofer maneja raudo la formación en la que soy el único blanco. Avanzamos por el contorno de la Independence Square e ingresamos en la populosa estación terminal, donde habrá que transbordar.

Pese a la cantidad de gente que sube, que baja, que transborda los buses, pese a un entorno hormigueante de pasajeros, vendedores ambulantes, negociantes de la calle y dueños de taxis oficiosos que vocean recorridos prestos para salir desde un playón contiguo a la terminal, pese al enjambre humano que se aglutina en torno al desvencijado edificio, por dentro reina el absoluto orden y pulcritud horaria. Junto a las boleterías hay un reloj que marca, puntual, el pulso de la estación. Pago otros 2 dólares. Un letrero luminoso indica los horarios, destinos, puertas de embarque y condición de los viajes (ya partido, abordando o próximo a partir). Otra que reminiscencia british! Lo único: no hay que equivocarse de fila. Equivocar el destino y la puerta asignada puede llevarte al punto opuesto de la isla. Y no es un consuelo, para la condición en que estamos, saber que la isla tiene 35 km de largo y 22 km de ancho (lo cual quiere decir que tan lejos tampoco podemos llegar…).

Hay que ver a los Bajan en la ceremonia previa a tomar el bus. El edificio de la terminal es un gran recinto oscuro y cerrado. De los buses sólo vemos una parte de su frente delantero, por entre resquicios de luz. Los pasajeros tienen que hacer fila en la puerta asignada, una fila sinuosa demarcada por barandas que asemejan los paravalanchas de nuestros estadios. A la hora señalada, el chofer abre la puerta de su box. Ingresamos uno a uno por la puerta delantera izquierda (a la usanza británica, el volante está a la derecha) y depositamos el cospel que nos habilita el trayecto desde Fairchild Street a Chapel Gap. Ahora sólo hay que estar atento a no pasarnos. Viajo con cierta tensión. Ya no sólo soy el único blanco. También soy el único que va de traje. El camino, en esta segunda parte del viaje, es más escarpado y ya no tengo el Caribe contra mi ventanilla (el mar se adivina, se huele, pero no se ve). Por suerte, el Lloyd Erskine se avista inconfundible y los carteles del Foromic nos dan la bienvenida. El timbre es un cordel que recorre longitudinalmente al vehículo. Desciendo.

Ya en el interior del centro de convenciones nos prestamos al trámite de registro y acreditación de rigor. Saludo a alguna gente conocida. “Muchos peruanos”, me dice una mujer desde uno de los stands, que se identifica como estadounidense pero que habla muy bien el español. Sí, y muchos mexicanos. Los veo sonriendo de oreja a oreja, frente al cartel que anuncia la sede del próximo Foromic, “México 2013”. Mucho América Latina. Y mucho Caribe.

Admito que a veces me cuesta separar los tantos “América Latina y el Caribe”. Como si, más allá de cierto sesgo cultural y lingüístico, no fuéramos la misma entidad histórica, territorial y política que se mantiene desde Colón. Pero este primer día de Foromic en Barbados me ha dado una pauta de que tal vez esa separación en la unión del nombre tenga algún sentido. Unir identidades. Identidad Caribe, eso fue lo que vivimos este día.

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