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lunes, 29 de octubre de 2012

Cuba, entre sombras y luces


(Por Anne-Laure Germond, para Mundo Microfinanzas) Al llegar a Cuba, con su pasado revolucionario, sus protestas de justicia y libertad, uno espera llegar a un país socialista en el que sus habitantes sean iguales.

Pero la realidad es muy otra, mucho más compleja. La economía basada en dos monedas diferentes (los pesos cubanos y los CUC, es decir el peso cubano convertible) creó un sistema de dos andariveles que ha traído consigo su desvirtuación. La moneda oficial es el peso cubano, vedado a todo tipo de transacción en la que intervenga el exterior. El CUC es equivalente al dólar americano, con el mismo valor en territorio nacional.

Es indudable que año tras año los cubanos suman derechos, que en Europa nos parecen legítimos: abrir una cuenta bancaria, obtener una licencia profesional, acceder a ciertos servicios a los que acceden los turistas. Salvo… que todos estos derechos se obtienen disponiendo de CUC, algo que es muy difícil, sobre todo para los más pobres (aquí utilizaría la metáfora de la víbora que se muerde la cola). Se recurre a la familia que se encuentra en el extranjero, principalmente en Miami, o bien amigos, turistas, o como se la pueda uno arreglar, todo para acceder al Grial… entiéndase, los CUC.

Las esperanzas de la revolución cubana, ¿están perdidas?

Félix tiene 29 años y dice que la revolución “ha quedado atrás y la situación actual no tiene más sentido y no representa más que frustración”. Las nuevas generaciones están influidas por los productos de la sociedad de consumo americano-caribeña a los que, si uno se las rebusca, se puede acceder. Ellos viven la vida de otros. Se identifican y sueñan con este modo de vida. Las necesidades de libertad y de apertura son palpables.

La supervivencia cotidiana

La economía en dos andariveles ha creado una economía paralela.

Los cubanos que puede acceder a los CUC y por ende a la mayor parte de los bienes y servicios: el gobierno, los políticos, sectores acomodados, escritores y periodistas, cubanos en Miami, los ricos, aquellos que trabajan de manera oficial y legal en el sector turismo: comerciantes, gerentes de discotecas, propietarios de casas particulares… hasta el Estado que se beneficia del ingreso de CUC vía tasas sobre declaraciones impositivas.

Por otra parte, la población más pobre y representativa, que se maneja únicamente con pesos, con ingresos que rayan los 13 dólares al mes.

La población cubana (con o sin trabajo) vive pues del turismo para acceder a los pesos convertibles. Algunos eligen la comodidad, otros el compromiso, al fin todos trabajan para el gobierno apelando al rebusque y al business de la calle. Hay aquí un grado de moralidad que depende de los principios de cada uno. Podemos mencionar el ejemplo de un joven estudiante desempleado. Al conocerlo nos propuso llevarnos hasta el aeropuerto por 20 CUC. ¿Cómo rechazar la ayuda de este joven que nos propone una tarifa más ventajosa que la de los taxis autorizados? De hecho, muchos de los llamados conductores de taxis no tienen licencia oficial pues es difícil de conseguir debido a su precio elevado en CUC. Se trata de un “sésamo” que el gobierno quiere tener bajo su control.

El sistema económico bloquea al individuo en sus iniciativas privadas y su desarrollo personal, si bien es cierto que se está avanzando en esta dirección (pienso en la posibilidad de crear una empresa propia a través de una licencia profesional… que se paga en CUC, ¡con lo que cuestan! ¡Es imposible así para los más pobres!) La corrupción deviene de este sistema opresivo y opresor. Los controles, a la orden del día, arrastran su parte de persecución, delación y corrupción.

Mediante el business de la calle, el rebusque, la ayuda mutua y/o el trueque, los cubanos acceden a ciertos bienes y servicios. A título de ejemplo, yo mencionaría a los vendedores de latitas recolectadas en la calle y recicladas a guisa de recuerdos para los turistas. Algunos fabrican embarcaciones para ir a pescar y luego vender o intercambiar sus mercancías, otros se las ingenian para hacer antenas parabólicas con las que se accede a canales de cable… Al respecto, la cultura americana ingresa vía videoclips de rap y reggaetón. Se la ve en el look de los jóvenes que aspiran a ser y tener. Es perceptible el hartazgo de la juventud contra la represión del gobierno y el deseo por crear, tener y consumir. La única manera de acceder a los bienes de consumo es teniendo los CUC. ¿Quiénes tienen CUC? Los turistas. Son el medio más rápido y más fácil para hacerse de esta moneda. Los turistas o sus derivados… (prostitución, arreglos, mercado negro, robo, estafa…).

La prostitución oculta

Los turistas son solicitados con frecuencia. Hombres o mujeres solas. Los pobladores se les acercan y les ofrecen sus servicios. Ellos “acompañan” a los turistas durante su estancia, los hacen visitar el país, les muestran los lugares más o menos típicos bajo la mirada más o menos complaciente de la policía. Nada está dicho, nada está claro, pero detrás de todo se esconde la prostitución o, como se dice en Cuba, las “jineteras” en el caso de las mujeres, “jineteros” en el caso de los hombres. Es la prostitución oculta.

También puede ser que ofrezcan su conocimiento del país (los lugares donde comer, beber una copa, bailar salsa, conseguir habanos, ron…). A falta de licencia, se inventan como guías de turismo. A cambio, sacan provecho de beneficios a los cuales no pueden acceder por falta de CUC, sea haciéndose pagar, por ejemplo, entradas, bebidas y comidas para turistas, sea obteniendo comisiones en tanto que intermediarios o “pescadores” de clientes al servicio de comerciantes o dueños de negocios gastronómicos. La negociación es algo cotidiano en Cuba pues los precios a los turistas suelen estar inflados, sobre todo cuando no están expuestos o se exponen en pesos cubanos. ¡Hay que estar atentos todo el tiempo!

Se sabe que Cuba forma parte ya de los destinos privilegiados para solteros, tanto hombres como mujeres, que van detrás de aventuras, las más veces pagas. Por más que la policía se muestra de tanto en tanto severa con las jineteras y jineteros, el fenómeno es recurrente desde que la presión se relajó un poco. Para el gobierno es evidentemente incómodo que exista en Cuba, como en otros países pobres de América Latina, muchachas obligadas a prostituirse para subsistir. ¡Esto no cuadra mucho con el “socialismo heroico”! Por cierto, la prostitución no fue inventada por la revolución.

Desde hace casi un año, los cubanos y cubanas pueden albergarse en casas particulares con las mismas condiciones que los turistas, o sea, declarando su hospedaje. ¿Tolerancia o vigilancia?

El Malecón

Caruka, Raúl, Nelson y Yanuci están repartidos entre el colectivismo y el individualismo. Cuba cambia y la costa de La Habana, el Malecón, es para ellos a la vez un lugar de vida, de intercambios, de encuentros y subsistencia. Allí, en el seno de esta micro-sociedad, ellos buscan también una forma de evasión. Este lugar es la expresión de añoranzas, de malestar, de esperanzas y de su lucha cotidiana por vivir con dignidad. Larga pared de siete kilómetros, El Sofá de La Habana, en el documental de Magda Wodecka y Grégory Szeps, es un lugar de encuentro, uno de las últimas murallas frente al giro que ha tomado la sociedad cubana.

En el barrio del Vedado, al caer la noche, se reúnen jóvenes homosexuales y transexuales. Estos encuentros son autorizados por el gobierno desde hace algún tiempo, principalmente gracias al trabajo y al apoyo de Mariela Castro, la hija del presidente Raúl Castro, sexóloga que defiende los derechos de las minorías gay y lesbiana, y que se ha pronunciado a favor de un socialismo con menos prohibiciones. Allí pueden reunirse y hacer sus fiestas… bajo la atenta vigilancia policial, se entiende.

Una válvula de escape

De la música y la danza, como válvulas de escape, extraen los habitantes su fuerza para vivir. El rebusque, el trueque y los intercambios de servicios se sobrellevan con humor, danza y música. La música es para ellos, más que una fuerza, un trance. Un evasivo frente a un país replegado sobre sí mismo.

Es innegable que los cubanos y las cubanas tienen un sentido del contacto y de la comunicación muy fácil. Les gusta discutir con los extranjeros (algunos con ciertas intenciones, para otros una forma de abrirse al mundo). Sienten la alegría de vivir y se contentan con poco para ser felices: bailar, cantar, soñar, reír, amar… Lo más importante es la salud: ¡bella lección de vida!

Para estos intercambios, es posible al turista pagar en pesos cubanos. Para eso es necesario darse a conocer, familiarizarse y confundirse con la población, intercambiar y reincidir en los mismos lugares, con o sin lugareños. Una vez cumplida esta etapa, se nos abre su modo de vida y de consumo. Uno es rápidamente individualizado y al mismo tiempo se hace conocer.

País magnífico y de contrastes

En pocas palabras, Cuba es un país que no nos deja indiferentes. Nos marca. Un país magnífico y de contrastes, tanto en sus paisajes como en su gente. Donde las emociones se multiplican. Yo he pasado de la ira a la tristeza a la alegría. Desde luego, todo depende del tipo de turismo que se elija: vacaciones all inclusive o junto a los habitantes.

En este país se respira una sensualidad ambiente donde el tiempo parece detenerse. Un mundo aparte. Siempre recordaré rostros, miradas, sonrisas y risas llenas de simpatía, alegría y ternura.

La historia nos dirá lo que pase en Cuba. La revolución se mantiene inconmovible en los muros y en las piedras, pero en los espíritus y los corazones, principalmente de los jóvenes, ella está muerta.

Es necesario entender cómo funciona el país en su “sobrevivir” (economía oficial y paralela), confrontarse a una realidad que trastorna y conmociona. Yo me adapté y reaccioné según mis principios y mis valores, sin emitir juicios.

Algunas personas se niegan a ir a Cuba para no avalar este sistema y otros quieren descubrirlo para justamente permitir al país abrirse a través del turismo o para, simplemente, descubrir, intercambiar y compartir culturas diferentes. ¿Lo que llamamos libre albedrío? Nosotros, turistas, extranjeros, ¡tenemos esta libertad de elegir!

"La revolución se mantiene inconmovible en los muros..."
La autora es periodista francesa. Vive en París.

El texto original (Cuba: entre ombre et lumière) fue abreviado a los efectos de esta edición.

"En el barrio del Vedado, al caer la noche, los jóvenes se reúnen"
Fotos proporcionadas por la autora.

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