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lunes, 15 de octubre de 2012

Transferencias condicionadas: Una bifurcación a través del ahorro

"Hay que propiciar condiciones para la autonomía financiera", dijo Héctor
Córdova, gerente corporativo de Fedecaces (foto: Mundo Microfinanzas)

(Mundo Microfinanzas) Héctor Córdova Arteaga, gerente corporativo de Fedecaces, no fue un participante más del último Foromic 2012, realizado en Barbados del 1 al 3 de octubre. En su calidad de directivo de una federación que nuclea a 31 cooperativas financieras de El Salvador, participó de un breve acto junto al presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Luis Alberto Moreno, en el que se formalizó un convenio entre ambas instituciones. Fedecaces recibirá asistencia técnica del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), del grupo BID, para el desarrollo de nuevos productos de ahorro a través de un programa piloto en 18 municipios de entre los más pobres del país.

Al término del acto, Mundo Microfinanzas dialogó con el dirigente cooperativo salvadoreño, quien nos expuso algunos detalles del programa y la filosofía subyacente.

MMF: ¿En qué consiste el acuerdo que acaban de firmar con el BID?
HCA: Esto se origina a partir de una situación particular de El Salvador, muy similar a otros países de Latinoamérica, con el desarrollo de los programas de transferencias monetarias condicionadas que pagan los gobiernos a los sectores más vulnerables de la sociedad. Hay alrededor de 130 de 262 municipios del país que han sido tipificados con línea de pobreza. Esto habla de más de un 40 por ciento de municipios en esa condición. El gobierno ha tomado el compromiso de un efecto redistributivo de los ingresos del país para llevar una ayuda directa a esta población, que mejore el control de la salud de los hijos y frene la deserción escolar. En las cooperativas de crédito hemos identificado la coincidencia entre los objetivos del gobierno, el rol del Fomin, con su enfoque de desarrollo, y de Fedecaces, en el sentido de buscar opciones para no quedarnos en la dependencia de los receptores hacia los pagos de subsidios, sino buscar alternativas adecuadas a través de la generación de hábitos de ahorro. Para ello tenemos tres elementos componentes del programa: uno es diseñar productos de ahorro adecuados o, como diríamos, con diseño “anatómico”, para esos segmentos de población que son particulares, que rompen con la lógica de los productos de ahorro tradicionales. Productos identificados con gente que recibe ayudas pequeñas, auscultando el hábito de hacer una disciplina de ahorro. El segundo componente es la educación financiera. Con esto pretendemos formar un contingente de instructores en las cooperativas y que las personas mismas que atienden en las cooperativas se formen en educación financiera y que lo adquieran como una metodología. Y junto con el diseño de producto y la educación financiera, el tercer componente es acercar los servicios a la población. Eso implica que las cooperativas participantes puedan optar por instalar agencias en esos lugares del territorio que, por su vulnerabilidad, no son opción para las entidades comerciales. El desafío es que la gente no solamente reciba los subsidios sino que pueda buscar una posibilidad de progreso dentro del programa de transferencias monetarias condicionadas.

MMF: Algo que siempre me pregunto cuando se trata de asistencias monetarias condicionadas es la posibilidad de que los beneficiarios puedan alguna vez no depender de esas ayudas sociales. ¿De qué manera este programa, o las cooperativas, pueden ayudar a graduar a estos receptores y que puedan ganarse la vida por sus propios medios?
HCA: Bueno, hay varios elementos. Partiendo de su concepción, de su realidad, lo primero que podría decir la gente es “Mire, con esta poca ayuda no puedo hacer nada”. Ahí empezamos el ejercicio de educación financiera, para que descubra que sí es posible hacer sustitución de gastos y una serie de movimientos presupuestarios, porque esa ayuda no la tenían, es netamente nueva. Pero la ayuda es para lo del mes, para lo del día y después de eso nadie les asegura nada. Entonces, hay que generarles un estímulo, algo respecto a su propio futuro. Ahí juega un papel importante la educación financiera. Pero mejor aún, nuestra intención no sólo es convertirlos en ahorristas sino convertirlos, a través de la afiliación a las cooperativas, en propietarios de una entidad financiera, que es la diferencia con otras entidades que no les ofrecen la democratización de la propiedad. Y consecuentemente, si tiene ahorros, podrá palanquear otros servicios como el crédito y acceso inclusive a la participación en la toma de decisiones de la cooperativa vía gobierno de la misma, mediante elección democrática. La idea es, al final de cuentas, cómo proveerle de un entorno propicio para que genere condiciones de futuro. La novedad en el hecho de instalar una agencia en la población es que no es una entidad de afuera yendo hacia adentro; es más bien una cooperativa cuya membresía va a ser de la misma localidad, del mismo territorio. Llega para quedarse. Nosotros creemos que con esto podemos estimular a que la población, sobre la base de ir haciendo un colchón, como decimos, pueda advertir posibilidades de apalancamiento de crédito o cualquier otro servicio financiero que le ayude a tener un futuro mejor.

MMF: En definitiva hablamos de la autonomía financiera…
HCA: Para Fedecaces, la participación en estos programas de apoyo a sectores vulnerables tiene mucho que ver con prevenir lo que podría ser el asentamiento de niveles de dependencia de un cheque del estado. Nosotros creemos que, durante el tiempo que se dé el subsidio, hay que generar una bifurcación para que en el camino no muera la posibilidad de reproducir ingresos como consecuencia de que termina el programa de subsidios. En tal sentido creemos que lo que hay que propiciar es condiciones para la autonomía financiera en la población. La autonomía financiera, aparte que es uno de los derechos humanos consagrados, y permite el acceso al ingreso y la sostenibilidad, le da elementos psicológicos sumamente fuertes a la familia. Lo peor que le pasa a mucha gente pobre es, aparte de la escasez de bienes materiales, sentirse psicológicamente impotente e incapaz de poder encontrar soluciones en su entorno. Una persona pobre, una persona con vulnerabilidad, si va goteando la posibilidad de establecer una base de ahorro, eso le da autonomía. La autonomía financiera para nosotros es clave: da seguridad, da aliento, da fortaleza.

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