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Este blog de microfinanzas comenzó a actualizarse el 1 de febrero de 2008 y se cerró el 30 de noviembre de 2015.

martes, 31 de diciembre de 2013

Micronoticias de Brasil


Microcrédito es récord, pero aún alcanza a 1 de cada 4 clientes potenciales. El microcrédito viene creciendo a ritmo intenso en Brasil, pero todavía está lejos de alcanzar a todos los pequeños emprendedores, aseguraron varios especialistas consultados por la Agencia Brasil, al tiempo que en el mes de noviembre el microcrédito alcanzó un saldo récord de 4.873 billones de reales, con un crecimiento del 26,7% comparado con igual período de 2012 (3.570 billones de reales), en la serie histórica iniciada en el año 2007 por el Banco Central (BCB). Según el coordinador del Centro de Estudios en Microfinanzas de la Fundación Getúlio Vargas (FGV), Lauro González, la estimación es que actualmente el 25% de los 10 millones de clientes potenciales tienen acceso al microcrédito, destacando la necesidad de mayor inversión e innovación de los bancos privados, así como una mayor participación del Banco do Brasil (BB) y la Caixa Econômica Federal (Caixa).

Lauro González
(foto: FGV)
“El microcrédito ganó impulso sobre todo por cuenta del Banco do Nordeste (BNB)”, dijo González, profesor de la Escuela de Administración de Empresas de São Paulo de la FGV, quien también criticó el subsidio de tasas ofrecido por medio del Programa Crecer, del gobierno brasileño, que concede microcrédito a través de la banca pública a pequeños emprendedores, puesto que desincentiva la incursión de entidades privadas en este segmento. En el mismo reporte, publicado por la agencia el pasado 22 de diciembre, el director de Desarrollo Sostenible y Microfinanzas del BNB, Stélio Gama Lyra, consideró muy positiva la experiencia de las entidades públicas que participan del programa Crecer y confió que es preciso un “tiempo de maduración” para que el programa gane fuerza en el resto de los bancos.

Brasil 2014, ¿no hay Mundial de los negocios? El carnaval en marzo, la Copa Mundial de Fútbol de la FIFA en junio-julio, y elecciones presidenciales en el segundo semestre han desalentado la expectativa de negocios de las instituciones nucleadas en la Asociación Brasileña de Bancos (ABBC), para quienes, entre tantos eventos, 2014 se presenta como un año que “acabará temprano”. El reporte “Maratón de eventos en 2014 restringe negocios para los bancos”, publicado este lunes por el diario financiero Valor Económico, cita la opinión de distintos analistas y ejecutivos de bancos privados -en algunos casos de manera anónima- para quienes la concentración de eventos, sumado a los posibles efectos fiscales del proceso electoral, más otros factores exógenos (como la retirada gradual del programa de estímulos monetarios por parte del banco central estadounidense, FED) puede generar volatilidad, desvalorización del real y merma en la liquidez del mercado local.

Otro foco de preocupación es la perspectiva de rebaja en la calificación del riesgo soberano de Brasil, aun cuando no haya pérdida del grado de inversión, lo que en la óptica de algunos banqueros e inversores ya se está reflejando en los precios de los activos. La misma publicación -propiedad de los dos mayores conglomerados de empresas periodísticas del país, Globo y Folha de São Paulo- difundió la semana pasada su tradicional suplemento de fin de año “Escenarios 2014”, donde analistas de diecisiete instituciones financieras y consultorías se mostraron “por primera vez en lo que va de la gestión de Dilma Rousseff” más pesimistas sobre la actividad económica que un año atrás, si bien algunos conspicuos gurúes de la citi paulista ya no hablan de “tormenta perfecta” sino de “riesgo de tormenta atenuada”.

Asignan prioridades de inversión en banca de desarrollo. El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) redefinió sus políticas operacionales, que son el conjunto de reglas que rigen las condiciones de apoyo a proyectos, tales como las tasas de interés y el nivel de participación. Junto con estas nuevas condiciones, el banco renovó el Programa BNDES de Sostén de la Inversión (Bndes PSI), hasta fines de 2014, que continuará siendo el principal eje de apoyo del banco a la realización de inversiones, y cuya prioridad son las micro, pequeñas y medianas empresas para las que ofrece condiciones de adquisición de maquinaria y equipamientos con tasa del 4,5% y nivel de participación de hasta el 100% (para las grandes empresas, en cambio, la tasa se eleva al 6% y el nivel de participación máximo es del 80%).

Si bien el detalle completo de las nuevas políticas operacionales se dará a conocer a inicios del mes de enero, el banco informó que de manera general los sectores considerados más prioritarios -en sintonía con los fijados por el gobierno- son infraestructura logística y energética, saneamiento y movilidad urbana y proyectos de modernización pública (área infraestructura), así como producción de bienes de capital, sectores intensivos en ingeniería, conocimiento y economía creativa (área industrial). Otro destaque de las políticas operacionales es que los emprendedores podrán contar con condiciones más favorables si es que adoptan en sus proyectos patrones de sustentabilidad (como certificados de eficiencia energética) o si es que los emprendimientos se realizan en regiones menos desarrolladas.

BNDES en África, con la inspiración de Mandela. El Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (Bndes) dio un importante paso en la ampliación de su presencia internacional, al inaugurar su representación en el continente africano, con una oficina en Johannesburgo, principal centro financiero del continente. La apertura tuvo lugar el pasado 6 de diciembre, un día después de la muerte del líder sudafricano Nelson Mandela, hecho recordado por el presidente del banco, Luciano Coutinho, al inaugurar las instalaciones: “Esta es una ocasión en la que nuestro dolor convive con un sentido de futuro, un sentido del compromiso y un componente de esperanza en relación al futuro de nuestra relación y al futuro de África”.

Luciano Coutinho, presidente de la entidad, al inaugurar
la representación en Johannesburgo
(foto: BNDES)

La acción del Banco apunta a ampliar su relación con las instituciones regionales y locales, así como a profundizar los conocimientos sobre el ambiente empresarial africano, ayudando a fomentar la realización de más negocios entre Brasil y el continente que contribuya al desarrollo económico mutuo, dijo el Bndes. La inauguración de la oficina sudafricana -que contó también con la presencia del director responsable de asuntos relativos a África, América Latina y el Caribe, Eduardo Melin- es corolario de una creciente operación del Bndes en África desde 2007, lapso en el que lleva desembolsados US$ 2,9 billones en países como Angola, Mozambique, Ghana, Sudáfrica y Guinea Ecuatorial, y se enmarca en las expectativas de Brasil como miembro del bloque de potencias emergentes denominado BRICS, junto con Rusia, India, China y Sudáfrica.

Nuevo modelo de programa social en Paraná, con apoyo del BID. El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) anunció la aprobación de un préstamo de US$ 60 millones en el estado de Paraná, en el sur brasileño, para respaldar un programa de protección social y acompañamiento familiar. El Programa “Familia Paranaense” busca mejorar la calidad de vida y la reducción de la pobreza de familias que viven en hogares pobres en 156 municipios del estado, mediante la articulación de políticas y la coordinación de servicios que ofrecerán diversas áreas del gobierno.

Esta operación desarrollará y probará un nuevo modelo de programa social  en Brasil, basado en acompañamiento familiar intensivo, destinado a la disminución en la vulnerabilidad de las familias, con mejoras de escolaridad en niños entre 6 y 14 años, mejora del ingreso familiar, cumplimiento de controles pre-natales en embarazadas y salud en pacientes crónicos, informó el BID. El programa también se enfocará en el área de infraestructura financiando la legalización de la posesión de viviendas para 1.774 familias de bajos ingresos residentes en 11 municipios prioritarios, asentadas en muchos casos en zonas vulnerables a inundación y deslizamientos, y con riesgo de contaminación, principalmente del agua.

Caixa distinguió a 20 proyectos en gestión local. La Caixa Econômica Federal (Caixa) distinguió a las 20 proyectos ganadores -de un total de 35 finalistas- del 8º Premio Caixa Mejores Prácticas en Gestión Local, cuyo objetivo es dar visibilidad a iniciativas desarrolladas con apoyo técnico y/o financiero de la Caixa, que se destaquen por su contribución al desarrollo sostenible de asentamientos humanos en todo el país. El evento, que tuvo lugar en Brasilia el pasado 3 de diciembre, contó con la presencia del presidente de la Caixa, Jorge Hereda; la ministra de Cultura de la Nación, Marta Suplicy; la ministra interina de Planeamiento, Eva Maria Chiavon; y el embajador de Mozambique (uno de los proyectos ganadores, Habitar em Moçambique, se despliega en este país africano lusófono), Manuel Lubisse, entre otras autoridades.

Ministra Suplicy durante la ceremonia de entrega de premios
(foto: Elisabete Alves)

Para Hereda, la creación del programa -que ocurre cada dos años, desde 1999- es un ejemplo que contribuye a mejorar la calidad de vida de los brasileños: “La Caixa consigue mostrar por medio de este programa que es posible hacer muchas cosas serias y bien hechas, y además replicar esas prácticas en todo el país”, comentó el directivo. El certamen sigue como modelo el Programa de Mejores Prácticas y Liderazgo Local, de Naciones Unidas, y reconoce proyectos urbanos y rurales de acuerdo con diversas categorías, entre ellas vivienda, gestión ambiental y saneamiento, gestión municipal, desarrollo local, inclusión social y trabajo social.

Últimas micronoticias de Brasil

lunes, 30 de diciembre de 2013

Microcrédito y "mito-crédito": Variaciones Grameen en Argentina


(Mundo Microfinanzas) Para quien se proponga estudiar las distintas modulaciones que han adoptado las políticas públicas de microfinanzas en América Latina en las últimas décadas, no podrá pasar por alto la experiencia del Banco Popular de la Buena Fe, en Argentina. Una iniciativa que surge desde la sociedad civil tras la crisis de 2001-2002, inmediatamente incorporada como política social del Estado desde 2002 y durante todo el ciclo kirchnerista, de 2003 a la actualidad.

En esa exploración, el libro Microcrédito, relaciones personalizadas, economía y política. El crédito para los pobres, de Bangladesh a la Argentina, del antropólogo e investigador Adrián Koberwein, de la Universidad de Buenos Aires (UBA), emerge como insumo clave.

El enfoque antropológico (y semiológico) del libro -publicado en 2012- ayuda a observar el fenómeno microfinanciero desde una perspectiva poco transitada por los papers que nutren los principales debates de la industria en los últimos años. Allí, si bien se reconoce la condición inherentemente social de las microfinanzas, sigue prevaleciendo un sesgo economicista y de sostenibilidad financiera. En este libro, en cambio, el énfasis está puesto en conceptos como relaciones personales, valor (no en el sentido económico, sino social y político), confianza mutua, comunidad y proyecto (no sólo en el sentido empresarial sino, y sobre todo, político). El libro de Koberwein ayuda a desnaturalizar conceptos que suelen darse como incuestionables, resituándolos en un contexto de extrañamiento y desvelándolos en su carácter de vulgata, de lugar común. Este es quizás el mayor aporte del libro.

“La categoría de crédito, al estar sostenida por valores dominantes, por significados naturalizados, se nos presenta como no problemática. De esta manera, el crédito en sí mismo es bueno o, al menos, moralmente neutro”, dice el autor.

El texto está organizado en dos secciones, una primera que podríamos llamarla “bangladesí”, y una segunda “argentina”. En la primera el autor se luce en su faz de crítico del discurso dominante del microcrédito, erigido a partir de la experiencia pionera de Muhammad Yunus con el Grameen Bank y con un inequívoco centro ideológico: Washington. La segunda contiene el trabajo etnográfico del autor junto a miembros de algunos de los “banquitos” del Banco Popular de la Buena Fe. En mi opinión, la agudeza de la primera parte del libro y la sólida argumentación contra el microcrédito en tanto discurso hegemónico produce, en la segunda parte, un efecto algo decepcionante: el “Banquito”, como variante argentina de Grameen, se lee (el microcrédito es un lenguaje que construye sentidos, propone el autor) como la contradicción de prácticas financieras inspiradas por el mercado. Pero arrogándose una representación de “comunidad” y “Nación” que reclama, en consecuencia, la adhesión a un proyecto político asumido como totalizador (pomposamente, “Proyecto Nacional y Popular”).

Yunus, héroe mítico

El autor comienza por caracterizar lo que llama el “mito de origen” del microcrédito, enmarcándolo en una retórica neoliberal según la cual los microcréditos surgen como alternativa ante el fracaso del Estado por resolver el problema de la pobreza.

“Yunus relata en su biografía cómo logró que el Banco Mundial desembolsara recursos en forma directa hacia su banco, siendo que tradicionalmente es una institución que financia a través de los Estados nacionales”, señala Koberwein.

Yunus es, bajo esta perspectiva, un héroe mítico cuyo proyecto, en aquellos turbulentos años ’70, en Bangladesh, vendría a realizar el deseo neoliberal de suprimir al Estado como actor relevante en la administración de la cuestión social. La crítica se apunta menos al diseño original del proyecto de Yunus que a la ulterior apropiación que de esta experiencia hicieron los grandes jugadores de las finanzas mundiales. La mención del Banco Mundial no es ociosa. Se consigna además la temprana fascinación que el modelo Grameen despertó en Bill y Hillary Clinton, entonces en el gobierno de Arkansas, al promediar los años ’80. Y el apoyo que Yunus recibió de autoridades académicas como Joseph Stiglitz, la iglesia católica, Naciones Unidas, hasta la canonización del Nobel (2006).

Los textos de Yunus son lanzados internacionalmente (el microcrédito pasa a ser un producto “exportable”) al mismo tiempo que se construye esta mistificación y este discurso hegemónico sobre la pobreza. “La hegemonía produce sentido común”, dice el autor, apoyándose en Raymond Williams.

No nos vamos a explayar en el análisis semiológico de Koberwein sobre este corpus de relatos. Baste decir que se trata de “relatos ejemplificadores”, “ni verídicos ni falsos”, con una “unidad de estilo”: son simples, sencillos, incuestionables en su autoevidencia (“Nadie con buen sentido común podría negar que, dada su situación, es más beneficioso para Sufiya tomar un préstamo de Yunus, que tomar dinero de un prestamista usurero”).

Para el autor, hay en estos relatos una similitud invertida con ciertas teorías sobre el desarrollo:

“Si la noción clásica de desarrollo pretende llevar la racionalidad de mercado a los pobres y cambiar sus mentalidades, el microcrédito hace girar esta idea en 180 grados y, en vez de cambiarle la mentalidad a los pobres, propone cambiársela a los banqueros”.

Y luego: “… El mito del crédito como solución a la pobreza está apoyado en un circuito internacional de producción e imposición de ideas innovadoras… un proceso hegemónico”.

Citando a Lamia Karim, profesora de Antropología en la University of Oregon, el investigador argentino señala el interés del capitalismo por hacer del prestatario pobre un consumidor disciplinado:

“A través del microcrédito las personas pobres se han vuelto consumidores de productos de las corporaciones multinacionales, como por ejemplo teléfonos celulares, fertilizantes y pesticidas, cayendo además en la dependencia de estas corporaciones para la provisión de semillas para el cultivo y otros tipos de materias primas para la producción de bienes comerciales y de subsistencia. Según la autora, ni las ONG ni el Banco Grameen son agentes pasivos del capital. Son ‘activos productores de nuevas subjetividades y significados sociales’” (Demystifying Micro-Credit. The Grameen Bank, NGOs and Neoliberalism in Bangladesh, 2008).

Petición de Fe

Pero el libro promete una dialéctica que luego no cumple.

Desde sus primeras páginas, el autor presenta como hipótesis que la articulación de dos lógicas aparentemente contradictorias (la microfinanciera que busca un beneficio económico y la de política social, que propugna valores contrarios a la lógica mercantil) es posible porque la implementación de los microcréditos involucra una tercera lógica, la de las relaciones personalizadas, que juega un papel central en la producción de los derechos y las obligaciones entre prestadores y prestatarios de dinero.

La argentinización del modelo Grameen supondría, así, un experimento que balancea los beneficios del mercado y la promoción del Estado, iniciativa individual y solidaridad, estímulo y regulación, libertad y justicia social. Pero el Banco Popular de la Buena Fe, según lo muestra el libro, no tiene nada de esta síntesis y el componente de las “relaciones personalizadas” ya veremos en qué termina: mero mecanismo de domesticación ideológica, control social y alineamiento político.

“Como en toda versión de algo, hay elementos que se modifican, elementos nuevos y elementos que se mantienen del original”, dice el autor en relación a la adaptación vernácula del original Grameen. Entre lo que se mantiene, Koberwein destaca algunos rasgos formales de la metodología grupal: selección y monitoreo entre prestatarios; entrega escalonada del crédito; posibilidad de renovación con montos progresivamente mayores; cronograma de pagos frecuentes.

La principal innovación del Banquito es la impresionante estructura piramidal y jerárquica que contiene todo el andamiaje financiero. En el vértice superior de la pirámide está la máxima autoridad política del Ministerio de Desarrollo Social de la Nación (el Estado es regulador y financiador del proyecto) y en su base se asientan los “banquitos” locales, distribuidos en toda la geografía nacional, con sus grupos de prestatarios. En el medio de esta estructura se ubican los referentes provinciales, designados por el gobierno nacional, y los promotores locales que suelen ser miembros de organizaciones de la sociedad civil, partidos políticos afines al gobierno e incluso entidades pastorales como Caritas. Las relaciones entre los estamentos no están exentas de tensiones, como el autor lo muestra en más de un pasaje del libro. Pertenecer al Banquito supone adscribir a una serie de valores y aceptar las pautas del Manual de Trabajo, propuesta metodológica basada en el concepto de “comunidad organizada”, que le fuera inspirada a Perón por el estado mussoliniano, durante la estancia del caudillo argentino como agregado militar en Italia.

El prestatario del Banquito no es un mero emprendedor que accede a un préstamo para poner en marcha su negocio. La idea de “participación” es clave. Explica el autor:

“Para participar hay que ser un buen prestatario, y un buen prestatario es el que participa y, además, se compromete. Se trata de un compromiso que se construye a lo largo del tiempo y que implica, en principio, el compromiso con los compañeros de grupo solidario, con los valores y las pautas culturales del banquito y que luego se transformará en algo más amplio: un compromiso con el proyecto”.

Y luego: “Para recibir un crédito del banquito no sólo hay que presentar un proyecto, sino además sumarse a un Proyecto”.

Los promotores locales, combinando una doble condición de asesor de crédito y animador comunitario, cumplen una función estratégica. Ellos trabajan en el barrio y ven cómo viven y trabajan los prestatarios. Las jornadas de capacitación y reuniones en los centros locales “operan como fuentes de información”. Quién le debe a quién, si pagó o no, para qué se está usando el dinero, etc. A una prestataria de la provincia de Entre Ríos, a la que se le reprochaba no trabajar ni producir, se le llegó a incautar la máquina de coser que había comprado con su primer crédito.

En la visión del Banquito, un prestatario que no participa ni se compromete con la filosofía del proyecto es estigmatizado. Alguien que usó su primer crédito para instalar un aire acondicionado en su casa no merece pertenecer al grupo. Koberwein admite que “hay determinadas formas de usar el dinero que son consideradas como deshonestas en el marco de la lógica del programa, pero que difícilmente lo serían en otros contextos”.

Promotores y prestatarios acaban por conformar redes duraderas de socialización, de las que es difícil sustraerse al control. María, una informante durante el trabajo de etnografía, reconoció al autor que “yo ya terminé de pagar el crédito, pero sigo yendo igual a tomar mate con las amigas que hice en el banquito”.

El libro repite una y otra vez la consigna de la participación y lo que se llama la “vida de centro”. “Si no, el banquito se cae”, se lee recurrentemente, a modo de estribillo del texto. Quien no asiste a las reuniones del centro, quien desaparece, “es potencialmente peligroso porque nadie sabe nada de él”.

Como se dijo, tal adhesión comporta una dimensión política. En rigor, el ciclo del crédito no termina cuando se cancela la deuda: “Quienes comenzaron el ciclo como prestatarios, son luego nominados y fundamentalmente interpelados en tanto emprendedores de ese Proyecto (Nacional y Popular)”.

Tal dimensión se pone de manifiesto en los encuentros provinciales o nacionales, “expresión del igualitarismo y la visibilización de jerarquías”, como señala el autor. Allí abundan teatralizaciones donde los “enemigos” del banquito (los Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional, todo aquél que se oponga al Proyecto Nacional y Popular) son objetos de escarnio y burlas ritualizadas. Los encuentros dan lugar a todo tipo de efusiones: desde las protestas de lealtad al Proyecto, hasta el intercambio de besos y abrazos entre los miembros del grupo, con entonación de canciones prescritas de antemano en un cancionero. Como en la iglesia.

No sorprenden, así, las metáforas religiosas que apunta el autor, sugeridas ya desde el mismo nombre del Banco: “Los encuentros nacionales, tal como los hemos descrito, pueden ser entendidos como una forma de comulgar”. Si hay en este programa algo del orden de la fe, ésta no se reduce sólo al sentido de confianza en la palabra empeñada que propugna su metodología crediticia. Hay que creer -tener buena fe- que todo el entramado institucional-financiero del Banco es la expresión de una integridad moral y política: el pueblo-que-trabaja, la Nación.

Tal asunción no sólo es falaz: también es mistificadora. Si con Yunus teníamos un héroe mítico y un corpus de relatos autoevidentes, detrás de los cuales se encubrían intereses de captura capitalista sobre nuevos consumidores, con el Banco Popular de la Buena Fe tenemos el mito de la comunidad organizada y el relato de una parcialidad política que presume de totalidad. Operación sinecdóquica típicamente peronista, por otra parte.

Pintura de época

El libro es un abordaje antropológico de un programa de microcrédito en Argentina, pero se lo puede leer como más que eso. Creo que es una buena pintura de época, la Argentina de la última década. Seguramente no ha sido algo deliberado, pero es bondad del libro (la posición ideológica del autor parece ser empática con su objeto, si bien el método etnográfico de observación participativa dota al texto de una ambigüedad estructural).

En primer lugar uno ve los dramáticos efectos sociales que dejó en el país el ensayo del neoliberalismo, clausurado con la crisis de 2001-2002. No es difícil imaginar que muchos de los prestatarios del Banco Popular de la Buena Fe son contingentes sociales expulsados por las políticas económicas que dominaron en la década del ’90. Y en segundo lugar uno ve con claridad el ciclo kirchnerista, con sus logros y sus flaquezas. Incluso el pasaje histórico que rodeó la producción del texto es perfectamente legible y coincide con el éxtasis movimientista (la muerte de Néstor Kirchner, en 2010) y el mayor éxito electoral (2011).

El libro deja ver lo bueno de esta última década: la preeminencia de las políticas sociales, el protagonismo del Estado en el diseño de políticas públicas, cierta indocilidad contra lo que se pretende “natural” por parte de los discursos hegemónicos. Pero también deja ver sus extravagancias (la pedagogía populista de Buenos y Malos, ampulosidades retóricas, cierta negatividad rabiosa) e invita a reflexionar sobre las limitaciones de las gestiones de gobierno de los últimos años. Luchar contra la pobreza no es sólo incluir, sino también asegurar condiciones macroeconómicas que permitan el fortalecimiento de un mercado, que alienten la inversión y la generación de riquezas. Algo que el kirchnerismo parece desdeñar.

En tal sentido, el Banco Popular de la Buena Fe que nos presenta el libro de Koberwein no se comprende como la articulación de dos lógicas, la del mercado y la del Estado. Su concepción es la de una fracción política mimetizada con el Estado, mimetizada con la Nación. Y el sujeto que presupone es un sujeto “interpelado”, domesticado, vigilado, auto-fascinado en su relato, estigmatizado ante el menor signo de insubordinación. Cuando en verdad una política pública de microfinanzas, si es consecuente en su afán de contribuir a la lucha contra la pobreza, presupone individuos autónomos, que puedan desplegar libre y plenamente todas sus capacidades.

Referencia

Microcrédito, relaciones personalizadas, economía y política. El crédito para los pobres, de Bangladesh a la Argentina (por Adrián Koberwein, Editorial Antropofagia, 2012, Buenos Aires)

Otras obras del autor

El microcrédito como política social y como proyecto político. Confianza, participación y compromiso en el Banco Popular de la Buena Fe (en co-autoría con Samanta Doudtchitzky, Editorial Antropofagia, 2010, Buenos Aires)

El mito del crédito para los pobres: el mito-crédito. Análisis de la producción de una ‘nueva’ forma para erradicar la pobreza (Instituto de Ciencias Antropológicas, Facultad de Filosofía y Letras, UBA, 2011)

viernes, 27 de diciembre de 2013

Micronoticias de Chile


Primera medición exhaustiva de inclusión financiera en Chile. Economistas del Departamento de Estudios de la Superintendencia de Bancos e Instituciones Financieras han lanzado el informe Indicadores de Acceso y Uso a Servicios Financieros. Situación en Chile 2013 (SBIF, Serie Técnica de Estudios Nº 013, por Claudia Alarcón, Carolina Flores, Francisco Ormazabal, Mario Vera y Álvaro Yáñez O., noviembre de 2013, Santiago de Chile, descargable a través de este vínculo http://www.sbif.cl/sbifweb3/internet/archivos/publicacion_10377.pdf), que se presenta como la “primera medición exhaustiva del acceso y uso de los servicios financieros en Chile”. El informe ha sido dividido en cinco secciones: una primera corresponde al marco conceptual (revisión de la literatura especializada, situación de la inclusión financiera en Chile respecto al resto del mundo y efectos esperados de un desarrollo financiero inclusivo); una segunda analiza algunos enfoques de medición del fenómeno y enriquece el análisis de trabajos anteriores en Chile (incluye perspectivas económicas a datos duros de inclusión financiera y afina indicadores de la AFI sobre acceso y uso con información por tipo de producto financiero) y una tercera que presenta indicadores estadísticos sobre infraestructura, acceso y uso desagregados por geografía y renta, obtenidos a partir de la medición efectuada, además de sendas secciones dedicadas a bibliografía y glosario.

Entre los indicadores estadísticos que muestra el informe surge que las terminales asociadas a puntos de venta POS representan el mayor punto de acceso a servicios financieros de la infraestructura chilena (140 puntos de acceso a nivel nacional por cada 10 mil adultos), seguido por las corresponsalías, ATM y finalmente las sucursales, lo cual es relevante pues “las características geográficas del país obligan a buscar formas más eficientes de relacionarse con el cliente”, señalan los autores. En cuanto a corresponsalías, se reportan 45,8 por cada 10 mil adultos, constituidas en un 80 por ciento por Multicaja (definida como carretera de transacciones que funciona con red celular y de internet, asociada a los bancos Santander y BCI) y en un 20 por ciento por la Caja Vecina, ServiEstado y Servipag, asociadas a Banco Estado.

Empresarios mapuches con apoyo financiero en Santiago. Emprende Microfinanzas y la Cámara de Comercio Mapuche (CCM) suscribieron un convenio que busca facilitar el acceso al crédito de emprendedores de esta comunidad étnica, quienes desarrollan negocios exitosos en Santiago de Chile. “La nuestra es una agrupación nueva; nacimos el 2012 para dar servicios y proyectar los negocios de la gente de mi pueblo aquí en Santiago; buscamos potenciar la gestión empresarial de nuestros asociados y asociadas, aportando soluciones a sus requerimientos y necesidades. Sin duda mejorar el acceso a financiamiento es una de las necesidades primordiales de cualquier empresa”, dijo Antonio Ñanculef, presidente de la CCM, informó el portal de la Fundación Microfinanzas BBVA.

Antonio Ñanculef, Pablo Coloma y José Eduardo Curilen,
gerente de la CCM, en la firma del acuerdo
(foto: a través de la Fundación Microfinanzas BBVA)

Por su parte, Pablo Coloma, gerente general de Emprende, aseguró que “tenemos mucho interés en abrir la puerta del financiamiento productivo formal a todos los micro y pequeños empresarios y nos llena de orgullo hacerlo de forma preferente a emprendedores que pertenecen a pueblos originarios”. Entre los empresarios asociados a la CCM hay mujeres que producen tejidos, artesanos, servicios de coctelería con sabores originarios, empresarios metalmecánicos, mecánicos automotrices, dueños de restaurantes, abogados y médicos, que han radicado sus negocios de manera auspiciosa en la capital chilena.

Premiaron a los emprendedores del año de Banco Estado. Un vehículo de trabajo recibieron los ganadores nacionales de las cuatro categorías que reconoce el Premio Emprendedor BancoEstado, cuya ceremonia de premiación, realizada a comienzos de este mes, distinguió a Ana Correa y Luis Navarro, en la categoría Mundo Rural; Yesenia Castillo y Carlos Vargas, en Mundo Joven; Loreto Orellana y Luis Zapata, en Mundo Urbano; y Sandra Ramírez e Iván Salas, en la categoría Innovación, además de los ganadores por región, quienes recibieron un millón de pesos en premio. El premio, en su novena edición, es otorgado por la filial Microempresas del banco estatal con el propósito de reconocer la capacidad emprendedora de los microempresarios, incentivando con ello la competitividad y la generación de empleo del país.

Durante la ceremonia, el presidente de la entidad, Segismundo Schulin-Zeuthen, recalcó que “somos la institución con más clientes microempresarios del país; hoy contamos con más de 458 mil clientes bancarizados, lo que implica una participación de mercado del 62% que nos mantiene como líderes en microfinanzas a nivel nacional”. En tanto, la gerente general de BancoEstado Microempresas, Soledad Ovando, destacó que “nuestra proyección es que cada uno de nuestros clientes en promedio da empleo a tres personas, eso aproximadamente genera que cerca de un millón y medio de personas pueden trabajar gracias a los emprendimientos de nuestros clientes”.

Microempresarios de Chile en su soñar. La Red de Microfinanzas de Chile patrocinó en el Centro de Extensión de la Universidad Católica la presentación del libro 21 Sueños, editado por Mandrágora, un homenaje a los microempresarios que enriquecen a la sociedad con su creatividad, la diversidad de su trabajo y su experiencia de vida. El libro es una iniciativa del economista belga Jean Paul Lacoste y contó con textos de Marcelo Mendoza y fotografías de Álvaro Hoppe.

21 sueños fue prologado por el Premio Nacional de Ciencias, Humberto Maturana, y Ximena Dávila, ambos de Matríztica, quienes sostienen que las vidas relatadas en este libro conmueven porque nos muestran a nosotros, con un soñar humano natural y disponible en toda su belleza y profundidad. La publicación contó con el apoyo de Fondo Esperanza, Microfinanzas Emprende y la Fundación Ford.

Últimas micronoticias de Chile

Finanzas y liderazgo: Adopem compartió su experiencia en conferencia de la WWB


(Mundo Microfinanzas) La presidenta ejecutiva del Banco de Ahorro y Crédito Adopem, de República Dominicana, Mercedes Canalda de Beras-Goico, fue una de las participantes en Amán de la conferencia de la Women’s World Banking (WWB) “Construyendo finanzas enfocadas en las mujeres: Experiencia global-local”, organizada por Microfund for Women, de Jordania, y que contó con la participación de la reina Rania de este país.

Participantes de la conferencia de la WWB en Amán

La convención, realizada en el mes de noviembre, reunió a más de 250 profesionales de las microfinanzas, bancos comerciales, inversionistas, donantes y reguladores de más de 40 países para debatir cuestiones claves de la inclusión financiera para mujeres de bajos ingresos en la región del Medio Oriente y el Norte de África.

La licenciada Canalda fue una de las exponentes en la sesión “¿Cómo se ve la transformación?”, donde se plantearon los riesgos y las oportunidades de la transformación a entidad regulada manteniendo la misión social, alineando intereses de los inversionistas y desarrollando estrategias claras, en la experiencia de Adopem. La presidente y CEO de la WWB, Mary Ellen Iskenderian, fue la encargada de moderar la sesión, en cuyo programa también se incluyeron las intervenciones de Jennifer Riria, CEO de Kenya Women Holding (KWH), y del experto costarricense Alex Silva, director ejecutivo de Calmeadow.  

Además, Canalda participó en los paneles “Iniciativas durante la Reunión Global” y “Guía del miembro y asociado de la red WWB”.

El banco dominicano fue una de las entidades reconocidas por la WWB por su liderazgo en 2013. La WWB instituyó en 2011 el premio Excelencia en Liderazgo, mediante el cual se distingue a una institución miembro de la red por su compromiso institucional en la promoción de la diversidad de género en su staff, tanto directivo como operativo, así como en la rigurosa demostración de su desempeño financiero y social. Los máximos ganadores de este premio han sido el Kenya Women’s Finance Trust (2011), Fundación Shakti, de Bangladesh (2012) y Microfund for Women, de Jordania (2013).

Durante el evento en Amán, los expertos discutieron sobre métodos innovadores para llegar a tres segmentos vitales de la población desatendida: la juventud, los trabajadores asalariados, y las mujeres rurales. La discusión se centró en cómo las instituciones financieras pueden ampliar su mercado mediante el desarrollo de un conjunto de productos para satisfacer las necesidades especificas de las mujeres, informó Adopem a través de un comunicado.

jueves, 26 de diciembre de 2013

Saturación y deterioro de cartera tensionan cierre de 2013 en Perú

Periódico Microfinanzas en un quiosco de diarios próximo
a Plaza San Martín, en Lima, en abril pasado
(foto: Mundo Microfinanzas)

(Mundo Microfinanzas) Un completo panorama sobre el sector microfinanciero peruano en este cierre de año, y algunas señales de alerta que ensombrecen el horizonte hacia 2014, forman parte del contenido de la última edición del periódico Microfinanzas, con toda la actualidad de las finanzas populares en Perú y América Latina.

Con título principal de portada “”Lento crecimiento de industria microfinanciera alerta al sector”, la edición Nº 121, de la última quincena de diciembre, ofrece artículos donde se analizan algunos comportamientos que tensionan este cierre de año, como el aumento de la morosidad, indicadores de saturación de mercado, disminución de la rentabilidad y un deterioro de la cartera de las instituciones que financian a micro y pequeñas empresas del país.

“Pese a los esfuerzos por mejorar la administración del riesgo de un gran número de microfinancieras, el deterioro de cartera en muchas de ellas ha sido inevitable, y en eso mucho ha tenido que ver: el ímpetu por alcanzar metas de colocación aún exigentes en escenarios de saturación, el aumento de la oferta crediticia en segmentos poco conocidos por las microfinancieras (y sin estar adecuadamente preparadas), además de darse una situación en la que se estaría incorporando a la cartera clientes nuevos más riesgosos”, alerta el artículo “La saturación de mercados”,  firmado por Carlos Ríos Henckell, jefe del área Microfinanzas del Consorcio de Organizaciones Privadas de Promoción al Desarrollo de la Pequeña y Micro Empresa (Copeme).

Frente a un escenario marcado por la desaceleración del crédito urbano, que crece apenas a ritmo vegetativo, el artículo establece una serie de retos para el sector de cara a 2014-2015, como el diseño de nuevos productos financieros para el sector rural, búsqueda de eficiencias a través de la implantación de innovaciones tecnológicas, probables adquisiciones y fusiones en el sistema microfinanciero, respuesta a mayores exigencias regulatorias y formación de recursos humanos, entre otros.

En otro de los artículos, “Detonantes de la morosidad”, otro análisis a partir de datos de la red Copeme advierte que, como corolario de una mayor competencia entre las IMFs, se ofrecen en el mercado “atractivos esquemas de remuneración” que están incentivando la rotación de funcionarios y “compra indirecta” de carteras.

La edición del periódico dirigido por César Sánchez Martínez brinda también una completa cobertura de la Conferencia Internacional de Microfinanzas, realizada en el mes de noviembre en Cusco, donde se analizaron nuevas estrategias de crecimiento institucional, como el acceso a mercados de capitales e inversión de riesgo, a fin de apuntalar metas de inclusión financiera.

El periódico además anticipa lo que será el Seminario Internacional de Microfinanzas 2014, que organiza anualmente la Federación Peruana de Cajas Municipales de Ahorro y Crédito (Fepcmac), en este caso en conjunto con Caja Arequipa, y que se titula “Realidades que generan oportunidades y desarrollo sostenible”. El evento tendrá lugar del 20 al 22 de marzo en el Centro de Convenciones de Cerro Juli, en Arequipa, en el sur del país.

Como es habitual, Microfinanzas ofrece columnas de opinión, información sobre el sector cooperativo peruano y de Latinoamérica, un reportaje a doble página sobre la actualidad de Caja Cusco, burós de crédito para microfinanzas, y el premio anual de Citi a microempresarios, entre otro material de lectura.

martes, 24 de diciembre de 2013

Micronoticias de Guatemala


Lobby contra algunos artículos de ley de microfinanzas. Un sector de la industria microfinanciera guatemalteca se ha mostrado proclive a la creación de una normativa que rija sus funciones, no obstante lo cual pide ampliar la discusión sobre algunos artículos del actual proyecto de ley -con estado parlamentario-, por caso la determinación de los montos de capital inicial (en su artículo 14, la norma establece un mínimo para IMFs de ahorro y crédito de US$ 5 millones o su equivalente en quetzales) y la obligación que impone el artículo 40 a las entidades de microfinanzas de obtener anualmente una calificación de riesgos otorgada por una empresa calificadora especializada, de reconocido prestigio internacional y registrada ante la Superintendencia de Bancos (SIB). El documento Propuesta para el fortalecimiento institucional de las microfinanzas en Guatemala (Guatemala, noviembre de 2013) fue publicado por la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (Asies), con autoría de Carlos H. González A. y Pedro Prado, y se presenta como un análisis a partir de una revisión documental y encuestas con ejecutivos del sector bancario, de cooperativas y funcionarios de instituciones microfinancieras del país.

Respecto al monto del capital mínimo inicial requerido, el documento considera que “excede la capacidad de la mayoría de entidades de microfinanzas que operan en el país, debido principalmente a que la mayor parte de su patrimonio está invertido en los créditos que conceden a diversos plazos y, por lo tanto, no poseen excedentes suficientes que les permitan cubrir” dicho monto, mientras que en relación a la calificación anual de riesgos los investigadores de la Asies recomiendan que, tomando en cuenta la dimensión de las IMFs, se suprima este requisito “al menos durante los primeros tres años de operaciones y que entre tanto su supervisión la realicen únicamente la SIB y una firma de auditores externos”. El documento está organizado en cuatro capítulos, que incluyen una caracterización de las microfinanzas y la situación normativa en Guatemala y comparativamente la de otros países en América Latina (Cap. 1), la necesidad de un marco legal adecuado para el funcionamiento sano y sólido de un sector microfinanciero (Cap. 2), un análisis del contenido del proyecto de ley de microfinanzas impulsado por el gobierno de Guatemala y que actualmente se gestiona en el Congreso (Cap. 3) y las expectativas de las entidades del sector de microfinanzas (Cap. 4), además de conclusiones, recomendaciones, anexos, gráficos y bibliografía.

Micropensiones, una innovación centroamericana. El programa de micropensiones para América Central avanza en su fase piloto con 568 afiliados en tres países -Guatemala, Nicaragua y Honduras- y espera integrar en seis meses a cerca de 4 mil afiliados, en lo que constituye el primer programa de este tipo en América Latina, para trabajadores que no aportan a los sistemas estatales de retiro. Según Reynold Walter, director ejecutivo de la Fundación de Asesoría Financiera a Instituciones de Desarrollo y Servicio Social (Fafidess) e impulsor de esta iniciativa al menos desde 2005, cuando fue presentada ante la Cumbre Regional del Microcrédito, en Santiago de Chile, dijo que sólo entre 15 y 18 personas de cada 100 gozan de los beneficios de protección y previsión social en Guatemala.

El programa, que cuenta con apoyo financiero del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) y el gobierno de Luxemburgo, está pensado para la gran población de micro y pequeños empresarios de la región que trabajan en el sector informal, que aportando entre el 5,5 y 7,5 por ciento de sus ingresos mensuales podrían obtener, al jubilarse a los 65 años, una renta vitalicia, informó el diario Prensa Libre, de la Ciudad de Guatemala. Nicole Rossell, representante del BID en Guatemala, dijo que la idea es replicar este programa en el resto de países latinoamericanos y del Caribe y destacó que “cualquier persona que tenga recursos para hacer el aporte puede participar en el proyecto”.

Primera microfranquicia promete recuperar inversión en dos años. El Ministerio de Economía de Guatemala (Mineco), la organización World Vision, la Asociación Guatemalteca de Franquicias (AGF) y la consultora Francorp presentaron a fines del mes de noviembre la primera microfranquicia del país, denominada Tiendas MASS, iniciativa que espera abrir para 2014 un total de 400 tiendas de barrio en todo el país. El plan fue posible gracias a una alianza con la distribuidora Pades, propietaria de la franquicia, y ofrece inversiones a microempresarios desde 3.500 a 12.500 dólares para instalar negocios que van desde la tradicional tienda de abarrotes hasta la inclusión de servicios como operaciones bancarias o acceso a internet.

Viceministro Sigfrido Lee (centro), acompañado por representantes de
instituciones aliadas en el proyecto
(foto: Mineco)

Sigfrido Lee, viceministro de Economía, dijo que en el país sólo una de cada diez empresas nuevas subsiste al cabo de sus primeros cinco años de operación, mientras que en el caso del microfranquiciado, con un modelo de negocio probado y estructurado, esa relación se invierte. Juan Pablo Destarac, gerente general de Pades, dijo que el retorno de la inversión para este negocio está estimado a dos años, mientras que Byron Ayala, gerente de proyecto de microfranquicias de World Vision, señaló que el modelo está concebido para extenderse a las áreas rurales.

Últimas micronoticias de Guatemala

lunes, 23 de diciembre de 2013

Microfinanzas para el desarrollo integral: Programa uruguayo bajo evaluación

Inés Vásquez, Adrián Rodríguez, Vanina Cuadro y Gisella Divenuto,
parte del equipo académico de la UdelaR que trabajó en el Informe.
A ellos se suman Carlos Troncoso y Danny Freira, co-coordinadores 
junto con Rodríguez, y Elianne Litwin
(foto: Mundo Microfinanzas)

(Mundo Microfinanzas) Las microfinanzas no son sólo un mecanismo para la creación sostenible de nuevos emprendimientos o el fortalecimiento de los ya existentes; tampoco son sólo una contribución a la salida de la pobreza a través de la adquisición de capacidades personales que permitan alcanzar mayor bienestar; tampoco ellas se reducen a una dimensión de “inclusión financiera per se”, si no es para insertar al individuo y a su emprendimiento en circuitos dinámicos de producción; y, finalmente, las microfinanzas no aportan gran cosa a una perspectiva de desarrollo si sus beneficios no se relacionan estrechamente con una localización territorial-ambiental.

Este concepto de “desarrollo integral”, multidimensional, adoptado por el Programa de Microfinanzas para el Desarrollo Productivo, del gobierno uruguayo, así como su impacto en grupos meta entre los años 2009-2012, ha sido evaluado por un equipo de investigadores de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, de la Universidad de la República (UdelaR), y publicada en el informe técnico Metodología de evaluación de las Microfinanzas para el desarrollo productivo. Estudio de brecha de demanda de crédito en las Mypes en Uruguay.

El estudio fue presentado por el doctor en Desarrollo Económico e Integración. Adrián Rodríguez Miranda, en el marco de uno de los paneles de la jornada de cierre del Programa de Microfinanzas, realizado días pasados en la sede de la presidencia, en Montevideo. Además de sentar específicamente una línea de análisis sobre el programa uruguayo, el trabajo se presenta como propuesta de medición de las microfinanzas en tanto herramienta de desarrollo, explicó el académico.

“Cuando hablamos de microfinanzas, ¿es oro todo lo que reluce?”, se preguntó Rodríguez al comienzo de su intervención. Y sostuvo la necesidad de no ver las microfinanzas “como un fin en sí mismo”, sino como un medio para el desarrollo que considere al menos estas cuatro dimensiones: económica, socio-cultural, de gobernanza e institucional, y territorial-ambiental.

Como se señala en la publicación: “Se trata de ver si las microfinanzas apoyan en sentido amplio la capacidad de emprender en las personas, lo que no sólo significa emprender un negocio concreto, sino emprender un camino de salida de la pobreza o de la vulnerabilidad socioeconómica, hacia la realización, como expansión de la libertad a través del desarrollo de las capacidades”.

La metodología propuesta considera que el resultado de la evaluación debe arrojar indicios sobre el impacto del Programa en el fin para el cual fue diseñado, esto es, contribuir al desarrollo de micro y pequeñas empresas insertándolas en la trama productiva del país (desarrollo en las cuatro dimensiones ya referidas). Los evaluadores de la UdelaR se valieron de herramientas desarrolladas por el laboratorio microfinanciero francés Cerise para hacer, a futuro, comparables los resultados del programa uruguayo a nivel internacional.

La evaluación apuntó a cubrir diferentes eslabones de la llamada “cadena de resultados”, integrando el desempeño social de las IMFs (metodología Cerise) con la mirada del desarrollo integral y el enfoque de las capacidades, a través de los siguientes instrumentos: indicadores sobre la contribución de la política pública al logro de objetivos propuestos; cuestionario de desempeño social a las IMFs, instituciones de apoyo a las mipymes (IAM) y entidades identificadoras de beneficiarios (EIB); medición de los cambios producidos en los beneficiarios (Resultados) y asociar la atribución de los resultados a las acciones realizadas (Impacto).

El programa uruguayo emerge bien posicionado de la evaluación, sobre todo por su contribución al establecimiento de un mercado para las microfinanzas y una articulación institucional que ha permitido una diseminación geográfica y que está en condiciones para una maduración. Rodríguez Miranda se refirió a los aspectos por mejorar en términos de "focalización": el Programa debería afinar su alcance hacia el entorno rural, en los departamentos más alejados de los principales centros urbanos; incrementar la prestación de servicios no financieros (servicios que son positivamente valorados por aquellos beneficiarios que efectivamente los reciben) y orientarse hacia los quintiles de población más pobres, aquellos con menores niveles de formación (el Programa estaría, de acuerdo a la evaluación, ejerciendo un sesgo de selección que perjudica a personas con más bajos niveles de formación).

Posgrado en 2014

El evento de cierre del Programa de Microfinanzas para el Desarrollo Productivo, del gobierno uruguayo, fue una buena ocasión para que autoridades y profesores de la Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, de la UdelaR, presentaran el posgrado Diploma de especialización en Economía y Gestión para la Inclusión, que la universidad comenzará a ofrecer desde este 2014. El diploma ofrece a graduados y profesionales una aproximación a las diversas dimensiones de la gestión de formas organizativas que buscan el desarrollo humano, económico y social de una comunidad. La formación está organizada en base a cuatro ejes temáticos que definen las cuatro menciones con las que se ofrece el diploma: cooperativismo, microfinanzas, desarrollo territorial y emprendedurismo.

Referencia

Metodología de evaluación de las Microfinanzas para el desarrollo productivo. Estudio de brecha de demanda de crédito en las Mypes en Uruguay (Facultad de Ciencias Económicas y de Aministración, Universidad de la República; Programa de Microfinanzas para el Desarrollo Productivo, Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Presidencia de la República; coordinación de Lic. Cra. Danny Freira, Dr. Adrián Rodríguez Miranda y Ec. Carlos Troncoso, 2013, Montevideo).

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