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Este blog de microfinanzas comenzó a actualizarse el 1 de febrero de 2008 y se cerró el 30 de noviembre de 2015.

miércoles, 31 de diciembre de 2014

Las cooperativas en los procesos de inclusión financiera del Ecuador


(Por los autores de la publicación) El documento plantea que frente a las perspectivas de desaceleración del crecimiento económico para América Latina y del Ecuador, junto con el recientemente aprobado Código Monetario y Financiero, mismo que en algunos aspectos ha debilitado la Red de Seguridad Financiera creada en 2008 (particularmente en lo relativo al seguro de depósitos y al fondo de liquidez), así como la coexistencia de tasas de interés fijas y control de precios de los servicios financieros, hacen prever un escenario menos favorable para el desarrollo de las actividades del sector financiero y del sector cooperativo de ahorro y crédito. Frente a ese escenario la fortaleza de las COACs dependerá de sus capacidades propias para generar y/o consolidar sus ventajas competitivas pues, como menciona Rojas, a pesar de las buenas intenciones de las llamadas leyes de usura” o establecimiento de topes a las tasas de interés de los créditos o precios de servicios financieros, se ha demostrado que entre más estricta la regulación, los efectos pueden ser más contraproducentes para el acceso al crédito por parte de las personas y de los sectores de ingresos bajos y pymes, pues las IFIs deben incurrir en mayores costos para otorgar un crédito, debido a la complejidad del análisis que deben realizar y a los mayores gastos en conectividad.

Rosa Matilde Guerrero
Sin embargo se debe señalar la relevancia del sector cooperativo de ahorro y crédito en el contexto del sector financiero ecuatoriano en su conjunto. Las 5 COACs más grandes poseen un mayor volumen de activos que los 13 bancos. En resumen, el comportamiento de las COACs más grandes (antes supervisadas por la Superintedencia de Bancos y Seguros, analizadas en el documento) se caracterizan a la fecha por tener una rentabilidad decreciente, si bien su modelo de negocio, por ser menos diferenciado que el aplicado por la banca privada, debería permitirles alcanzar, bajo la coyuntura económica y regulatoria descrita, más rápidas economías de escala y mayores niveles de eficiencia y productividad, condiciones fundamentales para adaptar sus productos y ofrecer nuevos a las necesidades de las comunidades a las que prestan sus servicios, como para mejorar sus ingresos, resultados, solvencia y expandir su negocio en el territorio.

Así, en el libro se realiza un ejercicio de evaluación de la capacidad de sostenibilidad financiera de las COACs del segmento analizado y se estima la posibilidad de generar pérdidas o ganancias por parte de las mismas mediante el estudio, entre diciembre de 2007 y junio de 2014, de la evolución experimentada por un conjunto de variables explicativas, mediante la aplicación de un modelo de regresión logística, cuyos resultados permitirían formular acciones preventivas para evitar pérdidas, que si fueran persistentes podrían afectar la sostenibilidad y riesgo de solvencia. Llegando a la clara conclusión que no cabe duda que el capital es una primera línea de defensa para proteger los ahorros de los asociados, es así que se debería promover su fortalecimiento. Adicionalmente, la política pública debería acompañar su crecimiento vía herramientas de política financiera que promuevan la generación de eficiencia, economías de escala e ingresos, para fortalecer los patrimonios y la solvencia.

Con relación al proceso de inclusión financiera, se indica que según estadísticas del Banco Mundial, el Ecuador se ubica en niveles de profundización financiera por debajo de los países de la región usando el indicador monetario Crédito/PIB. El análisis se complementa utilizando estadísticas del Financial Access Survey (FAS) del FMI, a partir de las cuales se observa que el país se encuentra bajo el promedio de los países andinos en cuanto a los niveles de acceso y uso de los servicios financieros. Sin embargo, cabe anotar que en lo que respecta a las COACs, Ecuador lleva el liderazgo de las “Cuentas de Ahorro por cada 1,000 adultos”. 

Lo mencionado sugiere que las políticas públicas y marcos regulatorios deberían ampliar y profundizar la capilaridad del sistema financiero, esto es, poner a disposición de la población excluida del ciclo financiero, productos tales como transacciones, remesas, ahorro, microcrédito, tarjeta crédito/débito, diferentes tipos de crédito y aseguramiento, cultura financiera y confianza entre los potenciales usuarios. Para que esto sea posible es fundamental que desde la política pública se promueva un entorno regulatorio propicio, así como la remoción de barreras u obstáculos que impiden o traban la inclusión financiera, en línea con la ampliación de su frontera de acceso, con el fin de atender nuevos segmentos de la población de menores ingresos, en complemento de la política de economía popular y solidaria del estado ecuatoriano establecida en la Constitución y el Plan Nacional del Buen Vivir 2013-2017.

En este plano se han identificado tres niveles de intervención: macro, meso y micro. En el nivel macro, se recomiendan acciones como las siguientes: simplificación de procedimientos para el otorgamiento de microcréditos, priorizando metodologías, expedición de leyes de garantías mobiliarias y registro, establecimiento de cuentas básicas para captar depósitos cumpliendo las mejores prácticas, flexibilización de tasas de interés activas particularmente para microcréditos y vivienda.

En el nivel meso, acciones como: fortalecimiento de los procesos de educación, cultura y alfabetización financiera en forma masiva, integral y coordinada entre el sector público y privado. 

En el nivel micro, el aporte de las COACs al proceso de inclusión financiera ha sido importante, particularmente a nivel regional, mediante sus sucursales. Para lo cual se sugiere tomar en cuenta casos de éxito, las mejores prácticas y lo postulado por el BCE en 2012, impulsando un Fondo Concursable, cuyo objetivo sería la diversificación de la oferta de productos y servicios financieros por parte de IFIs y EFPs (COACs) y aumentar la cobertura en zonas geográficas y grupos demográficos no servidos.

Referencia

Ecuador: Cooperativas de Ahorro y Crédito e inclusión financiera (por Manuel Mariño, Ruth Arregui, Rosa Matilde Guerrero, Alberto Mora y Xavier Pérez, Cooperativas de las Américas, Alianza Cooperativa Internacional, 2014, San José de Costa Rica)

martes, 23 de diciembre de 2014

Microfinanzas y la mirada cristiana: "Es un tema relacional, no transaccional"

Carlos Alberto Viteri, gerente general del Banco D-MIRO de Ecuador
(fotos: Mundo Microfinanzas)

(Mundo Microfinanzas) Carlos Alberto Viteri, gerente general del banco ecuatoriano D-MIRO, trabajó durante once años en la banca tradicional, corporativa, hasta pasar al sector microfinanciero con ánimo de hacer algo diferente. Primero en Ecuador, luego en el extranjero. No tardó en desilusionarse.

Me daba cuenta que lo único que importaba a los accionistas, incluso a muchos fondeadores, era la rentabilidad. Y bueno, ¿dónde están las métricas sociales?; ¿realmente estamos ayudando a la gente?; ¿o somos un banco que atiende a otro segmento de mercado, con la lógica del capitalismo de sacar rentabilidad, rentabilidad, rentabilidad?”.

Y se volvió a Ecuador. Totalmente desvinculado de las microfinanzas, y haciendo algunos trabajos propios de consultoría, accedió a conversar con la organización misionera noruega Mission Alliance. Al principio, todavía escéptico, las conversaciones eran por skype. Ellos le propusieron asumir la gerencia general de D-MIRO, una institución que desde hace tres años pasó de fundación a banco. Y hoy es una IMF supervisada, que tiene que cumplir con todas las normativas aplicables a cualquier banco.

Conversé y conversé con ellos y realmente pude sentir que era el banco ético que yo siempre estuve queriendo trabajar y, por fin, ahora se daba. Conversé con Andreas Andersen, Roy Merslan, Hugh Sinclair, y me di cuenta que nuestro objetivo es realmente mejorar las condiciones de vida de la gente, en base a valores cristianos. Lo que no quiere decir que sea un banco religioso, sino un banco que comparta valores cristianos… esto quiere decir que tú puedes ser evangélico, testigo de Jehová, judío, católico o ateo, pero si tienes valores cristianos -o diaconales, como decimos, de orientación de servicio al prójimo, al más necesitado, como es el ejemplo de Jesús-, si tienes eso, perfecto, estamos en lo mismo”.

El último Foromic en Guayaquil, el mes pasado, nos brindó la ocasión de conversar con Viteri. El foro, organizado por el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin), había sido especial para el Banco D-MIRO. No sólo por el hecho de realizarse en la ciudad donde la entidad tiene su sede. También por la posibilidad de disponer un stand propio, el reconocimiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) a una de sus microempresarias en la apertura del evento y el honor de ser la mejor IMF del Ecuador -octava en la clasificación general- en el ranking anual compuesto Microfinanzas Américas. Las 100 Mejores 2014, del Fomin-MIX.

Hoy, a más de un año de aceptar el desafío de D-MIRO y reconciliarse con las microfinanzas, Carlos no se arrepiente por la decisión tomada: “Siento que son coherentes con lo que decían, coherentes con lo que hacen y eso me llena de satisfacción. Nosotros -la matriz- estamos en una zona marginal de Guayaquil y eso es buenísimo porque no nos olvidamos de nuestro segmento, siempre estamos viéndolo. Y nos impulsa siempre a seguir apoyándolo”.

Microfinanzas, regulación y banca pública

“Lamentablemente las microfinanzas se convirtieron en una industria más para empresas comerciales y sectores ávidos de tener rentabilidad. Las microfinanzas se pusieron de moda, podríamos decir. Hay mucha gente y muchos inversionistas que invirtieron en este nuevo negocio: las consecuencias están ahí, lamentablemente, comercializaron las microfinanzas. Hacer dinero a costa de los pobres me parece algo nada ético. Terrible. Y ahí tienes las consecuencias: altísimas tasas de interés en muchos países, sin ningún tipo de control, explotando a la gente que no tiene otra opción”, dispara.

“Por otro lado no ha habido una evidencia clara del mejoramiento en las condiciones de vida de la gente… A la gente se la ha mantenido pobre durante muchísimos años. Lo que te hace pensar es: esos préstamos chiquitos, ¿para qué los están ayudando?, ¿para salir del paso de ciertos temas? Además está la cuestión ética de sobreendeudar a la gente. Es mucho peor tener dinero y no saber qué hace con él… luego te lo gastas en otra cosa pues no tienes educación. Es terrible. Esto ha pasado en América Latina, en otros contextos también. En Ecuador también ha pasado”.

Al referirse a la experiencia ecuatoriana, Viteri subraya que la intervención del gobierno, si bien con buena intencionalidad, lejos de ayudar a disuadir estos comportamientos, los profundizaron.

“La reacción gubernamental tampoco fue la más apropiada, porque quiso hacerlo directamente a través del Banco Nacional de Fomento, e inyectó cualquier cantidad de recursos en el mercado, con tasas y plazos preferenciales. Pero el resultado es que si no lo haces con la metodología y tecnología apropiadas, lo que logras es sobreendeudar. Ahí tienes los altos índices de morosidad de la banca pública acá. Y no sólo la banca pública, porque también ha contaminado a otro tipo de instituciones, donde sus clientes también se vieron sobreendeudados. Ningún extremo es bueno”.

De todos modos cree que la fijación de topes a las tasas de interés, al fin y al cabo, tiene su costado positivo.

“El control de tasas… uno puede decir que distorsiona el mercado… (pero) hasta cierto punto es bueno que, aparte de evitar que haya gente que se aproveche de los pobres, por otro lado te obligue a ser más eficiente. Y es bueno ser eficiente. Nosotros tratamos de ver las cosas positivas de todo. Te obliga a ser eficiente, reducir tus costos para no trasladar tus ineficiencias a los clientes”.

La tasa para el sector en Ecuador actualmente está controlada de acuerdo a tres segmentos: microempresa que antes se llamaba de subsistencia y ahora se llama ‘minorista’, la tasa más alta, efectiva, del orden del 30% anual; la tasa para microempresa de ‘acumulación simple’, del orden del 26%; y la tasa máxima para microempresa de ‘acumulación ampliada’, hasta 23%.

“Uno puede decir, ¿por qué cobras más al que tiene menos? Yo también me lo cuestionaba, me parecía absurdo, debería ser al revés”, señala el economista. “Pero, bueno, la única forma de dar crédito al microempresario es visitándolo. Y muchas veces para los segmentos pequeñitos tienes que hacer un seguimiento, entonces es costoso, tienes costos operativos altos. Tenemos que seguir trabajando… No queremos ser un banco normal que emplea una metodología masiva, como lo hacen las tarjetas de crédito, los créditos para el consumo”.

¿Por qué no la masividad?, le preguntamos.

“Porque las microfinanzas es un tema relacional, no transaccional. Se trata de ver a los ojos a tu cliente. Tú puedes hacer algo masivo con asalariados… (Pero en microfinanzas) tienes que tener una tecnología crediticia, una metodología crediticia. El oficial de crédito tiene que ir a la microempresa, hacer una serie de preguntas, tiene que ver cómo está, cómo marcha el negocio, qué flujo de clientes tiene, contrastar cierta información del inventario con lo que le va diciendo el cliente, porque muchas veces el cliente no es que te mienta, sino que no sabe bien. Ven dinerito ahí y creen que está bien. Pero muchas veces se hace un corte, y tienen más deudas que otra cosa”.

Emprendedores a la fuerza

“El microempresario tiene que saber que le estás dando una oportunidad, no caridad. Lo peor puede ser la caridad. Que tú le des dinero a alguien, y que lo vea como fácil, le puedes estar haciendo un daño. Nosotros damos oportunidades a gente trabajadora, que no ha tenido oportunidades en la vida por varios factores. No es que en nuestros países somos emprendedores… somos emprendedores porque mucha gente no puede conseguir trabajo, esa es la verdad. Entonces les damos oportunidades a ellos para que, con su trabajo, salgan adelante”.

El desafío: fortalecimiento institucional

“Tenemos el desafío de fortalecernos institucionalmente en las áreas de control, riesgo, auditoría, cumplimiento, tecnología, procesos automatizados, capacitación, capacitación y capacitación. Y además de todo eso, son fundamentales los programas de educación financiera a los clientes. Nosotros tenemos un programa que no consiste sólo en charlas, sino que nuestros asesores hacen visitas constantes a los clientes para ver cómo les va con la inversión que hicieron y cómo están aplicando los conocimientos que se les dio en su momento. Para eso nuestros asesores son capacitados en Formación de formadores, para que no sólo puedan tener conocimientos técnicos sino saber cómo transmitirlos a gente adulta”.

Enumera: “Presupuesto familiar, gestión del crédito, cómo evitar sobreendeudamiento, buena cultura de ahorro y microseguro, etcétera. La institución puede estar muy capacitada, los asesores muy capacitados. Pero si los clientes no tienen ese acceso a educación financiera mínima, van a ser fácilmente víctimas de sobreendeudamiento”.

Ética y rentabilidad

“Si no tienes esa convicción que lo que estás haciendo tiene sentido en tu vida, ayudando a otros, tocando la vida de otra persona, yo no me siento feliz. Es cierto: somos un banco rentable, sólido, eficiente. Pero ese no es nuestro objetivo. Hay clientes que nos dicen: gracias D-MIRO, antes era vendedor ambulante, ahora tengo este local. Gracias D-MIRO, nuestros hijos trabajan. Y hasta gracias D-MIRO porque construí mi casa. Entonces…” (completa el sentido de la frase con un gesto pleno de satisfacción).

Junto al fortalecimiento institucional, el banco tiene también como objetivo próximo avanzar en métricas sociales. Inicialmente comenzaron a trabajar con la tecnología PPI. Y proyectan sumar sus propios indicadores, con la idea de demostrar el mejoramiento en las condiciones de vida de sus clientes. Claro que la rentabilidad -actualmente en una tasa del 13%- es algo fundamental para la viabilidad a largo plazo.

“Si no eres rentable, si no eres sólido, si no eres eficiente… esto se acaba. Entonces tienes que ser rentable, aunque eso no tiene que ser tu objetivo. Debe ser tu medio para cumplir el objetivo que realmente quieres”.

“El volumen es importante, porque el volumen te da la masa crítica que necesitas para cumplir todo lo demás. En los próximos años vamos a dedicarle mucho tiempo al fortalecimiento institucional del banco, también dedicaremos al marketing porque es importante comenzar a captar otros segmentos… Segmentos que les interese invertir en un banco ético que al menos hace con ese dinero un apoyo a oportunidades para personas que lo necesitan. Entonces eso nos dará otra presión y nuestra rentabilidad va a bajar. Pero no hay problemas. Obviamente tampoco podemos tener pérdidas, pero hay muchos desafíos por lograr”.

Viteri junto a parte del staff del banco en el Foromic 2014, en Guayaquil.
La entidad fue la mejor IMF ecuatoriana en el último ranking Microfinanzas Américas.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Podio boliviano en el ranking 2014 del Fomin-MIX


(Mundo Microfinanzas) BancoSol se erigió como la mejor microfinanciera del año en América Latina y el Caribe, de acuerdo con los resultados del documento Microfinanzas Américas. Las 100 Mejores 2014, que consagra a IMFs bolivianas en las tres primeras posiciones del ranking.

El documento, elaborado por el Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) y el Microfinance Information Exchange (MIX), establece que Banco FIE y FFP Fassil completan este “podio boliviano”, en lo que constituye la décima edición consecutiva del estudio.

Las diez mejores microfinancieras del año se distribuyen entre siete países de la región: BancoSol (79,72 puntaje global), Banco FIE (79,06), FFP Fassil (78,32), CrediAmigo Brasil (77,51), Banco Adopem República Dominicana (76,28), Banco Estado Chile (75,26), Financiera Edyficar Perú (74,31), Banco D-Miro Ecuador (73,80), Visión Paraguay (73,69) y Financiera Interfisa Paraguay (73,44).

Este año la muestra está conformada por 229 IMFs cuya información de desempeño al cierre del año financiero 2013 fue compilada y analizada por especialistas en el tema, además de estar respaldada por auditores, organismos reguladores públicos, redes de microfinanzas, agencias calificadoras de riesgo y otras fuentes independientes. El informe fue preparado por Renso Martínez, gerente de operaciones y gerente regional del MIX para América Latina y el Caribe.

El ranking está basado en tres pilares: alcance, eficiencia y transparencia, cada uno de los cuales a su vez se conforma con distintas variables, y abarca proveedores de servicios financieros que cumplen las siguientes condiciones: más de 5 mil préstamos activos, retorno sobre activos positivo en 2013 así como en uno de los años anteriores (2011 o 2012, pero no necesariamente ambos); cartera de microempresa.

Fuera de las 10 mejores, y dentro de las mejores 100, Banco Compartamos fue la mejor microfinanciera mexicana (12º lugar, 72,32 puntaje global); FAMA OPDF la mejor hondureña (22º, 67,81); Microempresas de Colombia la mejor de este país (23º, 67,80); Prodesa la mejor nicaragüense (32º, 65,93); Enlace Servicios Financieros la mejor salvadoreña (36º, 64,90); Fundación Internacional para la Asistencia Comunitaria la mejor guatemalteca (57º, 60,07) y Microserfin la mejor panameña (78º, 55,52).

Si se tiene en cuenta el pilar Escala-Microempresa, Banco Compartamos volvió a ocupar el primer lugar con 2.536.908 préstamos vigentes, si bien la entidad mexicana es levemente superada por sus dos escoltas brasileñas combinadas CrediAmigo (1.792.768) y AgroAmigo (773.167), programas de microcrédito urbano y rural, respectivamente, del Banco do Nordeste (BNB).

En el pilar eficiencia, en tanto, la guatemalteca Asociación Mujeres de Desarrollo se alzó con el primer lugar con US$ 54 de costo por préstamo.

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