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Este blog de microfinanzas comenzó a actualizarse el 1 de febrero de 2008 y se cerró el 30 de noviembre de 2015.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Banca de desarrollo e industrialización: Cinco experiencias en América Latina


(Publicado originalmente en Microdinero.com) La publicación de La banca de desarrollo en América Latina. Luces y sombras en la industrialización de la región, por parte del Fondo de Cultura Económica (FCE), es valiosa por una doble razón: no sólo nutre la bibliografía sobre un proceso clave para la historia del desarrollo latinoamericano, sino que además lo hace con un saludable criterio contrastivo, exponiendo resultados y experiencias en distintos países, siempre tomando como eje el rol de cada uno de los bancos como factor de impulso a la industrialización.

Compilados por el historiador económico argentino Marcelo Rougier, el libro consta de cinco artículos que ponen bajo foco el derrotero de cinco bancos de desarrollo en Brasil, México, Argentina, Chile y Colombia, en particular tomando como período grueso de análisis el que va de los años ’30, década en la que comienzan a implementarse las primeras políticas de sustitución de importaciones alentadas por el crack financiero mundial, y la denominada “crisis de la deuda externa” a comienzos de los ’80.

A lo largo de casi medio siglo, América Latina conoció el surgimiento, auge y declinación de los bancos de desarrollo como arietes estratégicos en los proyectos desarrollistas de la región, actuando más allá de su condición de fuente de financiamiento en inversiones de infraestructura y promoción industrial, y llegando a conformar y dinamizar un entorno empresarial que marcó una época para la economía de estos cinco países.

Con prólogo de Carlos Marichal, y una útil introducción de Pablo López y Marcelo Rougier, la publicación del FCE contiene los siguientes artículos: “La banca de desarrollo como palanca del crecimiento económico. Los problemas de la experiencia argentina”, por Marcelo Rougier; “La experiencia brasileña con bancos de desarrollo: el caso del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social de Brasil”, por Victor Leonardo de Araujo, Ana Cláudia Caputo, Gloria Maria Moraes da Costa e Hildete Pereira de Melo; “La Corporación de Fomento y Reconstrucción en Chile como el espíritu de la economía política de una época, 1939-1970”, por Sergio Durán y Joaquín Fermandois; “Economía política de la promoción industrial en Colombia: el Instituto de Fomento Industrial, 1940-1964”, por Carlos Brando; y “La experiencia mexicana con Banca de Fomento: Nacional Financiera entre 1940 y 1982”, por Pablo López.

La introducción de López-Rougier sitúa en contexto el lugar de los bancos de desarrollo en el debate actual sobre el desarrollo económico en la región, tras una década como la del ’90 en la que prevaleció la idea de liquidar, o al menos menguar, la función de este tipo de entidades financieras. La sección ofrece una diferenciación con instituciones emparentadas (como la banca de inversión y los mercados accionarios) y una tentativa por definir “banca de desarrollo”, tal como comenzó a entenderse en la década del ’30, como aquellos bancos llamados a cubrir el vacío dejado por la operatoria de la banca convencional y los mercados de capitales. Para los países atrasados, sobrevivientes en un mundo quebrado y cerrado al intercambio comercial, ese vacío lo constituía el financiamiento al desarrollo o, estrechamente ligado a esto, el financiamiento de la industria.

La experiencia argentina, marcada por la inestabilidad institucional y su dependencia de los poderes políticos, se ilustra con los sucesivos nombres de su banco de desarrollo: Banco de Crédito Industrial Argentino (BCIA, creado en 1944), luego Banco Industrial de la República (BIRA, en 1952) y Banco Nacional de Desarrollo (Banade, creado en 1970 y liquidado en los ’90; su continuación histórica es el actual Banco de Inversión y Comercio Exterior, BICE). Desde una perspectiva weberiana, Rougier subraya el debilitamiento de una “racionalidad” institucional, expuesta a la persistente alteración de la política del banco, como consecuencia de la incertidumbre política y la mutabilidad de las políticas económicas del país.

El caso del caso del BNDE brasileño (la “S” del acrónimo, por “Social”, se agrega recién en los años ’80) permite ver la experiencia de lo que se considera la aplicación más exitosa de las tesis cepalinas de comienzos de los años ’50. Con fuerte compromiso de fondos norteamericanos desembolsados tras la Segunda Guerra Mundial, el banco se crea y se motoriza durante el último gobierno de Getúlio Vargas y el de su sucesor, Juscelino Kubitschek (propulsor también, en 1958, del Banco Interamericano de Desarrollo, BID), que hicieron del BNDE “el locus privilegiado de las acciones desarrollistas”, de acuerdo con el artículo de los economistas de Araujo, Caputo, Moraes da Costa y Pereira de Melo.

Por su parte, el análisis del caso chileno separa por un lado lo que es Corfo como institución reconocida aún hoy por su rol en el fomento industrial del país y en la reconstrucción luego del terrible terremoto de 1939, de lo que los autores Durán y Fernandois llaman el “sistema Corfo”, un modelo de economía política que marcó la impronta de la entidad desde su nacimiento en la década del ’30, con un sesgo fuertemente planificador y de tintes cientificistas, y que concitó apoyos y detractores tanto a la izquierda como a la derecha del arco político chileno.

En lo que respecta al IFI colombiano (liquidado en 2006), el analista propone una relectura de lo que fue el papel cumplido por esta agencia en el proceso industrializador del país, en particular durante el período 1940-1964. Ofreciendo información de actas, balances e informes internos, Brando se basa en estas fuentes “desde dentro” de la institución para contradecir interpretaciones (se entiende, “desde fuera”) que habrían sobrevalorado la magnitud del aporte del Instituto. El texto se propone, así, como un punzante vehículo de confrontación historiográfica.

Finalmente, la experiencia de Nacional Financiera hunde su raíz en el singular escenario histórico de Gran Depresión y revolución mexicana, que llevó al gobierno de Lázaro Cárdenas a la construcción de un sistema financiero superador de las viejas estructuras heredadas del Porfiriato. El trabajo de López analiza la actuación de la entidad como emprendedora de proyectos industriales, su contribución durante el período abierto a mediados de la década del ’50 conocido como de “desarrollo estabilizador” y su relación con el capital extranjero, hasta la crisis del endeudamiento que puso fin al ciclo desarrollista.

Si bien los trabajos no fueron realizados con una intención deliberadamente comparativa, su compilación en este volumen facilita al lector un punto de contraste de experiencias en los procesos de banca de desarrollo e industrialización en América Latina. Desde las fuentes de capitalización utilizadas, los sectores de la economía y tipos de industria que favorecieron, sus diferentes grados de autonomía respecto al poder político y del capital extranjero, la formación de un staff técnico y su mayor o menor integración con el tejido empresarial, son algunos de los ejes que permiten una enriquecedora mirada regional sobre una cuestión sensible para la economía latinoamericana de hoy.

Referencia

La banca de desarrollo en América Latina. Luces y sombras en la industrialización de la región (por Marcelo Rougier, compilador,  Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2011).

viernes, 23 de diciembre de 2011

Cooperativas y socialismo: Una mirada desde Cuba


(Textos recobrados de MicroDinero) “Este libro surge de una urgencia: nuestra necesidad de contribuir modestamente a un buen ‘parto’ del nuevo cooperativismo cubano y a su posterior despliegue”.

Camila Piñeyro
La joven economista y académica de la Universidad de La Habana (UH), Camila Piñeyro Harnecker, comienza con estas palabras la presentación de la publicación Cooperativas y Socialismo. Una mirada desde Cuba, colección de ensayos cuya compilación ha estado a su cuidado.

El libro cuenta con impulso del Centro Memorial Dr. Martin Luther King Jr. y busca educar sobre un tipo de organización autogestionaria cuyos principios, características y potencialidades son desconocidos en Cuba, al menos hasta el lanzamiento del proyecto conocido como Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, aprobado en abril de este año por el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Los Lineamientos definen que el sistema económico que prevalecerá en Cuba continuará basándose en la propiedad socialista sobre los medios de producción, donde seguirá rigiendo el principio distributivo de “cada cual según su capacidad, cada cual según su trabajo”. Sin embargo apunta a una actualización que incorpore “las tendencias del mercado” y nuevas modalidades de inversión extranjera, cooperativas, minifundios y trabajadores por cuenta propia, entre otras figuras novedosas para la economía de la isla.

Cooperativas y Socialismo intenta abordar, desde distintos enfoques, interrogantes que apuntan a la eficiencia y autonomía de la cooperativa como agente económico.

Así lo explica Piñeyro Harnecker: “Cuando en Cuba se propone a la cooperativa de producción como una -no la única- forma de organización empresarial, es común encontrarse sobre todo con tres preocupaciones: unos la consideran demasiado ‘utópica’ y por tanto ineficiente; otros, a partir de las formas que ha tomado en Cuba, sospechan que será insuficientemente autónoma o ‘demasiado parecida a la empresa estatal’; y otros, habituados a un control de la actividad empresarial por un Estado que interviene de manera directa y excesiva en la gestión, la rechazan como demasiado autónoma y por tanto un ‘germen del capitalismo’”.

El libro está organizado en cuatro partes y consta de los siguientes ensayos:

Parte 1: ¿Qué es una cooperativa?

Una introducción a las cooperativas (por Jesús Cruz Reyes y Camila Piñeyro Harnecker); La construcción de alternativas más allá del capital (por Julio C. Gambina y Gabriela Roffinelli)

Parte 2: Las cooperativas y los pensadores socialistas

Cooperativismo y autogestión en las visiones de Marx, Engels y Lenin (por Humberto Miranda Lorenzo); Cooperativismo socialista y emancipación humana. El legado de Lenin (por Iñaki Gil de San Vicente); El Che Guevara: las cooperativas y la economía política de la transición al socialismo (por Helen Yaffe); Las bases del socialismo autogestionario: la contribución de István Mészáros (por Henrique T. Novaes).

Parte 3: Las cooperativas en otros países

Mondragón: los dilemas de un cooperativismo maduro (por Larraitz Altuna Gabilondo, Aitzol Loyola Idiakez y Eneritz Pagalday Tricio); Cuarenta años de autogestión en vivienda popular en Uruguay. El “Modelo FUCVAM” (por Benjamin Nahoum); Economía solidaria en Brasil: la actualidad de las cooperativas para la emancipación histórica de los trabajadores (por Luiz Inácio Gaiger y Eliene Dos Anjos); Autogestión obrera en Argentina: problemas y potencialidades del trabajo autogestionado en el contexto de la poscrisis neoliberal (por Andrés Ruggeri); De las cooperativas a las empresas de propiedad social directa en el proceso venezolano (por Dario Azzellini).

Parte 4: Las cooperativas y la construcción socialista en Cuba

Las cooperativas agropecuarias en Cuba: 1959-presente (por Armando Nova González); La UBPC: forma de rediseñar la propiedad estatal con gestión cooperativa (por Emilio Rodríguez Membrado y Alcides López Labrada); Notas características del marco legal del ambiente cooperativo cubano (por Avelino Fernández Peiso); Retos del cooperativismo como alternativa de desarrollo ante la crisis global. Su papel en el modelo económico cubano (por Claudio Alberto Rivera Rodríguez, Odalys Labrador Machín y Juan Luis Alfonso Alemán).

Referencia

Cooperativas y socialismo. Una mirada desde Cuba (Camila Piñeyro Harnecker, compiladora, Editorial Caminos, La Habana, 2011).

miércoles, 21 de diciembre de 2011

La doble o triple línea de sustentabilidad en las inversiones

Christian Novak, CIO de TBC Capital en la reciente Cumbre de Valladolid
(foto: Omar Méndez/MicroDinero)

(Textos recobrados de MicroDinero) El concepto de “inversión responsable” o, más específicamente, “inversión de impacto”, es relativamente nuevo.

En 2005, Naciones Unidas dio a conocer su iniciativa de Principios de Inversión Responsable (PRI, por su sigla en inglés) que en la actualidad cuenta con cerca de mil signatarios entre firmas de inversión, gobiernos, organizaciones y academia. A su vez, la Red Global de Inversión de Impacto (GIIN) comenzó a materializarse en 2007 bajo iniciativa de la Rockefeller Foundation y hoy está integrada por 41 miembros, entre bancos de inversión, bancos de desarrollo, fondos de inversión, fundaciones y redes de organizaciones. La crisis financiera global animó a varios actores a sumarse a iniciativas como éstas.

En noviembre pasado cumplió un año de vida la firma TBC Capital, con base en Montreal, fundada por John Shingler (chairman) y Geoff Moore (presidente & CEO), que aspira a erigirse como administradora de inversiones boutique que contribuya a la dinamización de la inversión de impacto desde Norteamérica.

La iniciativa surgió tras evaluar el gran potencial que la inversión de impacto tiene para ser, cuanto menos, una pieza del rompecabezas para la solución de diferentes desafíos sociales o medioambientales.

En una reciente entrevista brindada a la revista Forbes, Geoff Moore dejó en claro que el proyecto los entusiasma y formuló la siguiente pregunta retórica: “¿Qué dirías si alguien viene y te dice que puedes hacer dinero y a la vez producir un impacto sobre la cuestión social o medioambiental que más te apasiona?”

Para el directivo, no se trata de algo utópico sino de algo que comienza a percibirse cada vez en más inversores. TBC Capital se propone como institución donde puedan converger profesionales que trabajan por la inversión de impacto desde distintos sectores: responsabilidad social de empresas, organizaciones de la sociedad civil, gobiernos. Y conciben soluciones híbridas entre inversión tradicional y filantrópica.

Estrategias de inversión de impacto

La firma canadiense creó así dos plataformas. La primera se enfoca en la captación de capitales para administradoras de fondos externos, con foco especial, según explicó Moore, en administradores de inversiones de impacto en los que confíen un abordaje de soluciones de doble o triple línea de sostenibilidad (se refiere al concepto de triple bottom line, acuñado por primera vez por el experto británico en responsabilidad social John Elkington, donde “triple” computa el éxito económico, ecológico y social de una empresa), asociándose con algunos de ellos. Algunos ejemplos de áreas temáticas en inversión de impacto incluyen eficiencia energética, emprendimientos inmobiliarios verdes en la India y agricultura y alimentación sostenible.

La segunda plataforma se construye en torno al propio negocio de administración de activos de TBC, focalizándose en otros tipos de estrategias de inversión de impacto. El proyecto es liderado por el CIO de TBC Capital, Christian Novak, un profesional argentino afincado en Canadá, quien participó y siguió con interés el desarrollo de la última Cumbre Mundial del Microcrédito, en Valladolid.

En orden a promover mayor conciencia entre la comunidad de inversores de impacto global y emprendedores sociales, TBC dio impulso a una iniciativa sin fines de lucro llamada Eye4Impact, a través de la cual se ofrecen ciclos de conferencias, eventos especiales y desafíos para estudiantes universitarios.

Para este sector, el camino está recién iniciado. Aún queda mucho por recorrer y superar barreras de falta de conciencia -en el mejor de los casos- y de cierto escepticismo, producto de la inercia que imponen los paradigmas tradicionales de inversión, sólo atentos a los resultados financieros. En tanto clase de activo emergente, la inversión de impacto necesitará de un mayor número de vehículos escalables e instrumentos de inversión que le permitan ir ganando cada vez mayor espacio en el mercado.

martes, 20 de diciembre de 2011

Micol Pistelli: "Sin datos objetivos la industria puede sufrir riesgo reputacional"


(Entrevista que realizamos junto a Omar Méndez en Valladolid, para MicroDinero.Com).

Micol Pistelli
(foto: MicroDinero)
Día de clausura de la Cumbre Mundial. Reponiendo algo de energías en su hotel, en el centro de Valladolid, la directora de Desempeño Social del MIX, Micol Pistelli, se prestó generosa a dialogar con Microdinero sobre los avances en el reporte que las IMFs hacen a la plataforma MIX Market de sus datos sociales, junto a los financieros.

Medir y disponer de parámetros objetivos y comparables para ver cómo están llegando las instituciones a sus clientes y qué alineamiento tienen sus prácticas con la misión, resulta hoy una cuestión fundamental para la industria, tanto para los inversores como para las propias IMFs, de acuerdo con la experta del MIX -organización con base en Washington- que habla en fluido español salpicado con algunos términos en inglés e italiano (esta última su lengua materna).

MD: ¿Cuál es el rol que tiene el MIX en el tema de desempeño social en la industria?
Micol Pistelli: El rol del MIX es colectar y analizar datos de desempeño social para facilitar una toma de decisiones más responsable, eficaz e inclusiva en la industria de microfinanzas. En tres años desde el comienzo de la recolección de datos de desempeño social, hemos creado una base de datos de más de 600 IMFs, todos disponibles para ser utilizados por los usuarios del MIX Market para hacer análisis.

MD: ¿El número de instituciones se ha ido incrementado en los últimos años?
MP: Se ha incrementado en todas las regiones. La región que reporta más datos es América Latina, que se destaca con el 64 por ciento de las instituciones que reportan datos financieros al MIX Market, que también reportan datos de desempeño social. Los países que más reportan son México, Ecuador, Perú, Colombia y Nicaragua.

MD: ¿Y los países que menos se destacan en América Latina?
MP: Digamos que Bolivia podría hacer más, porque es un mercado muy desarrollado, sin embargo tenemos solo 12 IMFs que envían datos sociales. En nuestra experiencia, las redes juegan un papel muy importante a nivel de entrenamiento de las IMFs y facilitación de datos, no sólo en América Latina sino también en las otras regiones. En América latina, para la colección de datos sociales colaboramos con Redcamif (Centroamérica), RFR (Ecuador), Copeme (Perú) y ProDesarrollo (México), entre otras. El reporte del MIX Market es sencillo y las IMFs pueden reportar datos entrando en nuestra plataforma web o utilizando un cuestionario offline. Sin embargo las IMFs necesitan colectar estas informaciones para poderlas reportar, especialmente por la parte de medición de pobreza y creación de empleo. Entonces necesitan entrenamiento.

MD: ¿Por más que esa información pueda llegar a ser adversa para la institución?
MP: El desempeño social es un trabajo en progreso (work in progress), y son muy pocas las IMFs capaces de reportar datos completos sobre el alineamiento de sus sistemas con la misión y el alcance a los clientes. De todos modos hay mucho interés por parte de las IMFs en demostrar que están interesadas en desempeño social y que están haciendo algo sobre el tema. Esto lo hemos observado especialmente en los mercados más competitivos y donde se ha impuesto la necesidad de mejorar las prácticas, para no perder la credibilidad del sector. En la India, por ejemplo, hemos pasado de 25 IMFs que reportaban el año pasado a 64 este año.

MD: Pero ya hay una conciencia alrededor de las microfinanzas de que los resultados no pueden reducirse al aspecto financiero sino que deben mirarse integralmente…
MP: Exactamente. Eso se está observando especialmente en la parte de protección al cliente, que es un instrumento para el desarrollo de un sector financiero más responsable e inclusivo. Hay mucho interés por parte de los inversores e IMFs en esta área y actualmente es la prioridad en tema de desempeño social. Hay también mucho interés en medir el alcance a los clientes y la satisfacción con los productos, aunque esta es un área de más difícil medición. En tema de pobreza hay muchas herramientas utilizadas por las IMFs, por lo que resulta difícil poder comparar los datos a nivel de país.

MD: ¿Y no es un problema que convivan distintas herramientas y no se trabaje hacia una convergencia?
MP: Bueno, tenemos el Progress out of Poverty (PPI) de Grameen Foundation y el PAT de Usaid que han sido desarrolladas de una forma que permite comparar los datos a nivel de país. Sin embargo sólo una minoría de las IMFs utiliza estas herramientas, aunque el PPI ha crecido mucho en los últimos dos años, con 41 IMFs que reportan estos datos al MIX. En América Latina, Perú y Ecuador son los países que más lo utilizan.

MD: ¿Y por qué crees que es un tema que ha emergido con fuerza y ha acaparado la atención de la industria?
MP: Porque nos hemos dado cuenta que no teníamos datos objetivos y comparables sobre la capacidad de las instituciones de microfinanzas de alcanzar su misión y de ofrecer sus servicios a los clientes de forma responsable, siguiendo estándares éticos y sin sobreendeudarlos. Y sin estos datos la industria puede sufrir un riesgo reputacional y perder la confianza de la opinión pública sobre los beneficios de las microfinanzas para los clientes. Como la industria de microfinanzas ha emergido primariamente desde el sector de non profit, durante años nos hemos enfocado sobre cómo alcanzar un más rápido crecimiento para servir a más clientes y conseguir sostenibilidad financiera, pensando que indirectamente esto iba a beneficiar a los clientes. Pero el desempeño social no es automático. Además algunos estudios que han utilizado randomized control trials (N. de la R: pruebas controladas aleatorias) han evidenciado los desafíos de las microfinanzas en tener un impacto sobre los pobres. El reto es aplicar principios comerciales y financieros para fines sociales, entonces las instituciones tienen que ser capaces de demostrar su desempeño tanto financiero como social.

MD: ¿Y cuál es tu opinión respecto a esos estudios que están restando importancia al impacto del microcrédito en la reducción de la pobreza? Por ejemplo los de Milford Bateman…
MP: No he leído el libro de Bateman así que no puedo comentar en lo específico sobre su estudio, pero lo que creo es que necesitamos más estudios que nos informen sobre cuáles son las mejores estrategias y prácticas a nivel de desarrollo de productos financieros y costos equos para los clientes. El acceso a los servicios financieros es fundamental para que los clientes puedan ahorrar, hacer frente a dificultades financieras y manejar mejor sus recursos. Esto es el aporte principal de las microfinanzas y esto tiene un valor inmenso. No creo que las microfinanzas solas puedan solucionar el problema de la pobreza, pero si son acompañadas de otros programas exitosos en tema de salud y educación, pueden ser una herramienta mucho más impactante a nivel de desarrollo humano.

MD: Como profesional de la industria, ¿cómo observas el momento actual de las microfinanzas?
MP: En los últimos tiempos se está hablando mucho de la necesidad de una mayor inclusión financiera y creo que esta es la dirección que la industria tiene que tomar, para poder garantizar el acceso a aquellas personas que siguen excluidas en los servicios financieros, tanto en los países en desarrollo como en los desarrollados. Pero tenemos que hacerlo de forma responsable y transparente, para no replicar los problemas que seguimos teniendo con el sector financiero formal. Necesitamos invertir más en estudios de desarrollo de productos que sean alineados con las necesidades reales de los clientes, en transparencia y responsabilidad en los precios para los clientes, y ser más proactivos todos, tanto IMFs como inversores, en buscar y medir estas informaciones, para que las microfinanzas puedan ser una eficaz herramienta de desarrollo.

martes, 13 de diciembre de 2011

Recursos para afrontar la adversidad en la búsqueda de empleo


Se trabajó sobre cómo venderse ante un posible empleador y confianza de sí
(foto: EREEL)

(Publicado en Microdinero.com) Las competencias y la experiencia son los mejores atributos para ser contratado. Pero al momento de una entrevista de trabajo, la expresión oral, la presentación y la autoestima pueden hacer la diferencia entre dos perfiles similares.

Una nueva edición (la octava) de la jornada de Asesoría en Imagen y Coaching RR.HH, llevada a cabo en Francia y organizada por el fondo de dotación Ereel y el Pôle Emploi, se propone fortalecer a personas que buscan empleo mediante destrezas de comunicación e imagen personal.

Estas jornadas son ofrecidas no solamente a mujeres de bajos ingresos, beneficiarias de seguro social o en situación de vulnerabilidad, sino a demandantes de empleo que tienen dificultad para encontrar un trabajo tras un largo período de inactividad.

La sesión se llevó a cabo el último lunes de noviembre en el colegio de la moda Albert de Mun -en el distrito once de París- y contó con la participación de profesionales y socios voluntarios, así como de jóvenes alumnos que desean invertir y desarrollar los valores de la ayuda mutua y la generosidad.

Durante siete horas, las candidatas tomaron parte de tres talleres:

- Coaching en recursos humanos: las participantes recibieron una capacitación de Thomas Madrid, creador de la agencia de foto y diseño sonoro SETandSEE y ex responsable de contrataciones e inserción profesional, sobre aspectos a tener en cuenta para el perfil “venta y comercio”. Esto incluyó: qué orientación tomar para sus carreras, saber “venderse” ante un posible empleador y rasgos de presentación y persuación.

- Autoimagen: La filósofa y psicoanalista Cynthia Fleury dirigió el taller “Cómo tener confianza de sí y saber integrarse a una empresa”.

- Asesoramiento de imagen: distintos talleres sobre maquillaje y consejos de cuidado (con la orientación de profesionales de la escuela internacional de estética y perfumería Régine Ferrere); cuidados de manos y uñas (por Nathalie Gamgani); taller de coiffure (con Nicolas Brault) y consejos en estilo (elegir colores en armonía con la candidata, su morfología y estilo para vestir adaptado al tipo de empleo buscado, por profesionales de la escuela Albert de Mun).

Según informó el Pôle Emploi, un total de cuatro candidatas fueron elegidas para cubrir puestos de empleo por los grupos Marriott y L’Oreal, luego de la jornada realizada en el mes de octubre (la séptima).

A través de un comunicado, el Pôle Emploi dijo que, tras la sesión, todas las participantes coincidieron en que los talleres les proporcionaron consejos prácticos y una “segunda energía” para acometer el mercado de trabajo y emprender una búsqueda activa toda vez que, la falta de respuestas ante el envío de un CV, suele llevar al desánimo.

Proyecciones para 2012

El Pôle Emploi dio a conocer proyecciones desalentadoras sobre empleo y desocupación que podrían darse en France el año próximo, en un contexto de persistencia de crisis económica a nivel mundial.

El organismo informó que la creación de empleos en el país se mantuvo dinámica durante el segundo trimestre del año (+ 39.700), pero avanzando a un ritmo más débil que el trimestre precedente (+56.300).

La economía francesa registró su sexto trimestre consecutivo de alza en el número de empleos en sectores competitivos, que a su vez se muestran como más sostenibles que los creados en 2010.

Sin embargo, el moderado crecimiento en los próximos trimestres podría conducir a una desaceleración en la dinámica del mercado laboral.