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viernes, 5 de octubre de 2012

Ahorro programado: Emulando la creatividad financiera popular

Vivanco, Valladares, Canalda, López y León Castro (falta Calderón Prada)
durante el panel del Foromic en Barbados. Fotos: FOMIN

(Mundo Microfinanzas, en Bridgetown) Algunos bancos, cajas y financieras en América Latina han creado productos de ahorro, relativamente recientes, que responden a la idea de “ahorro programado”. Es decir, una secuencia de pequeños depósitos orientados a la posibilidad de adquirir algún bien o generar algún activo en el transcurso de cierto tiempo. Las entidades aplican esta idea en la base de la pirámide, con clientes de bajos ingresos, muchos de los cuales no han tenido previamente el acceso a cuentas de ahorro tradicionales.

El Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) organizó este martes en Barbados el panel “Innovaciones en ahorro programado para microempresarios y personas de bajos ingresos”, en el marco del Foro Interamericano de la Microempresa (Foromic 2012). Y sentó en la mesa a representantes de cinco entidades latinoamericanas con experiencias destacadas en productos de ahorro programado: Claudia Valladares (VP, Banca Comunitaria Banesco, Venezuela); John Jimmy Calderón Prada (director de Microfinanzas, Financiera Comultrasan, Colombia); Luis Alfredo León Castro (gerente de Ahorro y Finanzas, Caja Municipal de Ahorro y Crédito de Sullana, Perú); Mercedes Canalda (VP ejecutiva, Banco Adopem, República Dominicana) y Sofía López (directora ejecutiva de la Asociación del Empresario Azteca, Banco Azteca, México). Actuó como moderador Fermín Vivanco, del Fomin.

Calderón Prada recibe, del primer
ministro barbadense Freundel
Stuart, premio anual del BID
Un rasgo común que presentan estos productos es que reconocen la inspiración de comportamientos financieros populares, de larga tradición, en los que miembros de una familia o pequeña comunidad convienen el establecimiento de un fondo, a partir de aportes equitativos individuales, que con una frecuencia establecida beneficiará rotativamente a todos los miembros del grupo. El léxico popular les ha dado distintos nombres: en Venezuela son “tandas”, en algunas zonas de México son “roscas”, en Perú los llaman “juntas” o “panderos”. Pero el funcionamiento es siempre el mismo.

Las entidades recogieron esta idea, la adaptaron, la formalizaron y hoy pueden ofrecer una posibilidad que hasta no hace mucho despertaba escepticismo: que un pobre pueda ahorrar.

En general, se trata de productos simples y adaptados a las necesidades y posibilidades del cliente. El producto Paso a paso, lanzado por Banca Comunitaria Banesco, unidad microfinanciera de Banesco en Venezuela, requiere la apertura de una cuenta comunitaria y todo el proceso es electrónico. El Guardadito, de Banco Azteca, funciona con huellas digitales, lo que ha permitido acceder a una cuenta incluso a personas que no saben leer y escribir.

Todos, además, aceptan montos mínimos, en algunos casos ínfimos. Ahorro Plan, de Caja Sullana, exige 20 soles al mes (unos 7 dólares) y la apertura de libretas de Banco Adopem directamente no establece mínimos. Los clientes además pueden darse su propio programa: los venezolanos de Paso a paso pueden elegir ahorrar a 3 meses, 6 meses… Ahorro Plan ofrece a los peruanos un mínimo de 180 días y un máximo de 3 años (con más beneficios mientras el plazo sea mayor).

En algunos casos, la facilitación del proceso para la apertura de cuentas y la raigambre comunitaria, que da un plus de credibilidad al producto, ha permitido ampliar la formalización financiera hacia zonas rurales o remotas. Fue el caso de Comultrasan, que opera en el departamento colombiano Santander. El ahorro programado brindó respuestas a clientes rurales que tenían dificultades para desplazarse hasta las sucursales, con altos costos de transporte y a menudo bajo la amenaza a su seguridad por episodios de violencia política.

En efecto, buena parte de la viabilidad de estos productos se debe a que los bancos tienen que efectuar la captación de los depósitos in situ. Las oficiales de captación de Banco Adopem van a las comunidades y, tablet en mano, hacen el seguimiento de las cuentas. Comultrasan comenzó en 2004 a ofrecer microcréditos in situ. Posteriormente, al constatar que los mismos agiotistas iban casa por casa a hacer sus recaudaciones, la financiera asumió el riesgo, desarrolló un software, y desde 2010 comenzó a recibir consignaciones en línea. Sus oficiales siguen el pulso de los saldos, las fechas para recaudar y visitan entre 80 y 100 clientes diarios de los más de 84 mil que tiene actualmente su cartera (una aseguradora cubre en caso de hurto). Otro tanto ocurre con Caja Sullana, donde sus oficiales se manejan con POS con chips inalámbricos y se jactan de hacer “delivery de ahorro”.

En algunos casos, la dificultad para ampliar la infraestructura se suple con corresponsales bancarios. Los clientes de Paso a paso disponen de 200 puntos de atención más los corresponsales en las barriadas venezolanas. Y Banco Azteca dispone de 3.800 puntos de venta, incluyendo corresponsales en los municipios geográficamente desfavorecidos de México. El sesgo más urbano lo tiene Caja Sullana: de los 9.600 clientes de Ahorro Plan, 6.000 son pequeños comerciantes de zonas de abasto.

Otra solución innovadora que han encontrado las instituciones es generar algún tipo de incentivo para el ahorrador. Pues si lo que se trata es de cumplir determinado objetivo al cabo de cierto tiempo (como dijo el directivo de Caja Sullana, “todos ahorran pensando en algo”), qué mejor que un premio si ese objetivo se logra. Banco Azteca sortea 100 mil pesos semanales (US$ 7.800) entre los clientes de Guardadito (si además ha contratado un crédito, gana el doble). Comultrasan abre una línea de crédito para quien cumple con su ahorro programado. Adopem le hace un regalo que se integre a los activos del negocio del cliente. Como se dijo, Caja Sullana amplía bonificaciones para quienes extiendan el plazo de sus depósitos, con una tasa del 5% anual.

Todas las iniciativas tienen, además, algún link con programas de educación financiera. Banesco prepara tips educativos en un periódico, El Comunitario, que distribuye entre sus clientes. El ahorro comunitario de Comultrasan tuvo su origen en un programa de educación financiera. La iniciativa más ambiciosa fue la de Adopem, con la proyección de una “telenovela financiera”, que este año siguieron más de un millón de dominicanos por televisión abierta.

Más allá de estos logros, el sistema del ahorro programado todavía debe ser capaz de superar algunos obstáculos para una mayor penetración. Fue Canalda quien expuso las limitaciones, al menos desde el caso de Adopem. “La gente le tiene más confianza a las personas de su comunidad, que al propio banco”, dijo la directiva dominicana. Y agregó que, aún con los beneficios de la tecnología, siempre es complejo supervisar una operatoria in situ. Precisó que de las 220 mil libretas del banco, apenas 800 son de ahorro programado.

4 comentarios:

  1. El ahorro es fundamental para el desarrollo de las personas. Que bueno que Caja Sullana incorpore diversos productos para promoverlo y hacer de él una buena práctica. Felicitaciones.

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  2. Que bien que entidades como Caja de Sullana en el Perú incentive los servicios de pequeños ahorros y es importante se difunda mas estas formas de ahorro sobre todo en zonas rurales e incentivar la cultura de ahorro en nuestro país.

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  3. Caja Sullana promueve el ahorro en montos mínimos para que las personas de bajos recursos empiecen a ver la importancia de ahorrar

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  4. Yo los invito a conocer páginas sin fines de lucro como www.tutanda.com, las cuales solo ayudan a la comunicación entre los participantes de esta formas de ahorro, funciona para toda Latino America, USA y España.

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