Bienvenido a este blog

Este blog de microfinanzas comenzó a actualizarse el 1 de febrero de 2008 y se cerró el 30 de noviembre de 2015.

lunes, 23 de julio de 2012

Desarrollo sustentable: Pocos avances y alguna esperanza tras Rio+20


(Por Noel Alonso Murray) Las organizaciones argentinas Fundación Directorio Legislativo y Fundación Cambio Democrático, en el marco del proyecto “Incidencia Colaborativa de la Sociedad Civil en Políticas Ambientales”, participaron activamente de los debates centrales en RIO+20, celebrados en Río de Janeiro en junio pasado.

Los grandes esfuerzos de facilitación de consenso por parte de las Naciones Unidas, del gobierno de Brasil como anfitrión y de la masiva confluencia de ONGs, movimientos y comunidades de todo el mundo, no bastaron para garantizar el giro ansiado por muchos de los presentes respecto a la conducción de la política ambiental global.

De acuerdo con el Comité Nacional Organizador de Brasil para Rio+20, 45.381 personas participaron de la Cumbre Oficial y de los miles de eventos simultáneos, entre los que se destacó la Cumbre de los Pueblos con presencia de centenares de comunidades indígenas, movimientos sociales y ONGs. En total asistieron cerca de 10 mil organizaciones de la sociedad civil y más de un centenar de jefes de Estado junto a 12 mil delegados de 193 países y 4.075 periodistas acreditados.

La alta participación no permitió evadir una coyuntura de crisis sistémica y pocos incentivos para la acción colectiva por parte de los Estados, que generaron productos que parecen no estar a la altura de los desafíos del presente y futuro inmediato. En un escenario actual muchísimo más complejo que hace 20 años, donde la vulnerabilidad de los ecosistemas es cada vez mayor, poniendo en riesgo a la propia humanidad, las expectativas de Rio+20 estaban puestas en la generación de acuerdos orientados a acciones globales y transformadoras y, en su lugar, se obtuvieron declaraciones que requerirán de gran trabajo para que se conviertan en hechos conducentes.

Lámina expuesta en Rio+20 (foto proporcionada por la autora)
Sin embargo, en el documento final aprobado se pueden identificar algunos avances sustantivos entre los que se destacan la decisión de adoptar Objetivos de Desarrollo Sustentable hacia 2015, la presencia de elementos que fortalecen la capacidad de incidencia de la sociedad civil en las decisiones internacionales (Principio 10), el reconocimiento de la necesidad de ir más allá del la medición del PBI como indicador de desarrollo económico incorporando variables como el bienestar humano o el capital natural, la decisión de fortalecer el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) en tanto marco institucional para el desarrollo sustentable, la mención sobre la importancia de reformar las estructuras de gobernanza de las instituciones financieras de Bretton Woods ampliando y consolidando la participación de los países en desarrollo, la inclusión del transporte en las discusiones sobre sustentabilidad, y el reconocimiento de la importancia de las ciudades para avanzar hacia escenarios más sustentables.

Asimismo, fuera de los ámbitos oficiales y de acuerdo a lo informado, se firmaron 50 acuerdos entre gobiernos, 72 convenios entre la ONU y diversas ONGs, 226 entre empresas y 243 entre universidades y escuelas, a los que se deben sumar todos aquellos acuerdos de menor envergadura que no han alcanzado la difusión.

La finalización de Rio+20 indica el rumbo de trabajo necesario para avanzar en los desafíos y compromisos asumidos, así como también la responsabilidad de mantener y fortalecer todas las redes e iniciativas que se crearon durante la cumbre y que impregnaron la esperanza en la posibilidad de cambio real. Muchas de estas señales se encienden cuando somos capaces de vislumbrar todos aquellos otros procesos que van ocurriendo en paralelo a los espacios oficiales, e incluso a nivel local o regional, donde se pueden apreciar cambios concretos, sea en la implementación de planes de acción específicos, en la articulación de nuevas plataformas de diálogo intersectoriales o multisectoriales, o simplemente a nivel individual una mayor concientización general sobre la temática. Tres iniciativas en particular apuntan en este sentido: la Unión Global por la Sustentabilidad, The Widening Circle y The Sustainability Treaties, todas iniciativas abiertas que hacen un llamado a la acción global alentando la participación y la colaboración entre individuos y organizaciones de todo el mundo.

En todos estos niveles de compromisos asumidos, se convierte en prioritario fortalecer las instancias locales y regionales que permitan hacer el seguimiento de estos acuerdos para incidir en políticas públicas de forma sostenida y que impacten en las negociaciones internacionales para promover mayores estándares de compromiso.

Rio+20 sentó posiciones sobre la necesidad de un nuevo paradigma de desarrollo, basado en una nueva cosmovisión del mundo y su entorno modificando los patrones de acumulación, producción y consumo para responder a las necesidades de la población respetando los límites planetarios. La erradicación de la pobreza y de las grandes desigualdades del actual sistema, se constituyen en pilares para la construcción de este nuevo paradigma. A su vez dejó en claro que la crisis económica, financiera y social vigente a nivel global, y que afecta en particular a Europa y Estados Unidos, dificultan la posibilidad de que los Estados y el sector privado liderado por las grandes corporaciones, sean receptivos a invertir en el cambio de patrones de producción y consumo vigentes.

Es un desafío complejo y múltiple construir un nuevo paradigma orientado a un estado de mayor equidad en la distribución y acceso a los recursos, en base al respeto por los derechos humanos y de la naturaleza; que invierta en incrementar la resiliencia de las comunidades a los nuevos cambios. Avanzar hacia este escenario implica un giro trascendental en la forma de valorar y considerar el mundo que esté en sintonía con una nueva ética global del cuidado, la felicidad y la prosperidad. Hacia allí deben dirigirse todos los esfuerzos de los Estados y sus poderes, de los gobiernos locales, del sector privado y de la sociedad civil en su conjunto.

Percepciones personales

En contacto con este blog, la autora nos transmitió algunas impresiones personales de su participación en el evento, complementarias a este posicionamiento institucional.

Percepciones de lo que fue y dejó la Cumbre de Rio+20 hay tantas como personas participaron de ella. El documento que finalmente firmaron los jefes de Estado tuvo fuertes críticas y tibias defensas. Los países desarrollados lo apoyaron sin demasiado entusiasmo porque se diluyó el concepto de economía verde que se había elaborado en el documento original, conocido como “zero draft”. Los países que resultaron más satisfechos con el documento final fueron los miembros del G77, bloque que incluye al Mercosur”.

“La sociedad civil también criticó el documento final porque no utilizó verbos más fuertes que ‘afianzar’, ‘promover’, ‘fortalecer’, etc. Fue así que las organizaciones ambientalistas quedaron frustradas. Tanto fue así que se generó un documento de repudio llamado El Futuro Que No Queremos”.

“Pero por otro lado, las organizaciones sociales no ambientalistas vieron como positivo la ampliación del debate, al considerarse los distintos aspectos del desarrollo sustentable, que incluye a lo ambiental pero no de manera exclusiva”.

“Lamentablemente, los actores que parecieron no encontrar su lugar en esta Cumbre fueron los legisladores de los distintos países. Formaban parte de las delegaciones oficiales, pero sin tareas específicas se los vio circular por distintos espacios sin roles definidos”.


La autora es Licenciada en Ciencias Políticas por la Universidad Católica Argentina (UCA). Es directora general de la Fundación Directorio Legislativo, basada en Buenos Aires.

No hay comentarios:

Publicar un comentario