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jueves, 29 de enero de 2009

"El problema del ahorro en la base de la pirámide no es del lado de la demanda"


(Mundo Microfinanzas) Limitada a la cuestión del microcrédito, la concepción actual de las microfinanzas suele perder de vista otros servicios financieros básicos, como el ahorro y la inversión.

Daniel Alarcón
Así lo propone el investigador colombiano Daniel Alarcón, de 27 años, desde su foro especializado en derecho financiero y microfinanzas Decir Derecho.

El artículo, según explica su autor, es el primero de una serie que contendrá parte de una investigación realizada para la Organización Internacional de Derecho para el Desarrollo (IDLO, sigla en inglés, con sede en Roma).

En lo que atañe al ahorro, Alarcón consigna que “una investigación adelantada en la India y auspiciada por la Universidad de Frankfurt y KfW, demostró que las personas vinculadas a un programa de microahorro aumentaron 2 por ciento per cápita el ingreso anual de sus hogares. Asimismo se comprobó que el consumo de estos hogares aumentó en 25 puntos básicos por cada 1 por ciento de ingreso adicional. Así pues, el ahorro favorecía tanto a los integrantes de las familias ahorradoras, como a los productores y prestadores de los bienes y servicios demandados por éstas”.

Agrega otro dato en este sentido: “De acuerdo con el International Visitor Program del Bank Rakyat Indonesia (BRI), esta institución tiene un portafolio de microcréditos que consta de 3,5 millones de deudores versus un monto de ahorradores que asciende a 33 millones de clientes”.

Con lo cual el investigador considera que “el problema del poco ahorro en la base de la pirámide no es por el lado de la demanda sino de la oferta del servicio financiero”. Y señala que “el mayor escollo que se encuentra en este punto es que las entidades que atienden financieramente a esa población son casi siempre organizaciones no gubernamentales que no están facultadas por el Estado para captar recursos del público. De otra parte, a aquellas entidades que sí pueden captar recursos les resulta costoso llegar hasta esta población y por lo tanto no se preocupan por atenderla”.

Educación financiera deficiente

Respecto a los productos de inversión, el investigador asegura que el panorama es “mucho más desalentador”.

“Hasta el momento no he tenido conocimiento de que se haya estructurado, o siquiera concebido, un instrumento de inversión dirigido a las poblaciones de escasos recursos. Como en muchas de las discusiones en microfinanzas el problema radica en la falta de educación financiera de la población objetivo”, asegura.

Y añade que “muchos de los potenciales microusuarios no entienden conceptos esenciales del sector financiero como lo son una cuenta bancaria, una tarjeta débito, un certificado de depósito. En este orden sería inútil pretender que entendieran instrumentos un poco más avanzados -de los que me atrevería a decir que muchas personas con un nivel de educación alto comprenden- como es un fondo de inversión, por nombrar sólo uno de ellos”.

Al final del artículo, Alarcón propone un trabajo paralelo entre la expansión del microcrédito, “pues no puede perderse lo avanzado hasta el momento”, el desarrollo de herramientas de ahorro y campañas de educación financiera.

El autor es abogado especializado en derecho financiero (Universidad de los Andes, Bogotá), con Máster en Derecho Financiero y Bancario (Boston University). Realizó una investigación sobre microfinanzas en IDLO durante el último trimestre de 2008.

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