(Mundo Microfinanzas) La industria microfinanciera sería inmune a la reciente crisis financiera que golpea al mercado global.
Así lo sugiere el periodista Daniel Altman, en un artículo que publica hoy el diario Herald Tribune, con sede en París, titulado Microfinance seems fairly insulated from credit turbulence (Las microfinanzas parecen aisladas de las turbulencias del crédito).
Altman se interroga sobre los efectos de la crisis crediticia en la incipiente industria microfinanciera (budding industry) teniendo en cuenta -según dice- que es un sector que generalmente no concita la atención de Wall Street, Londres o Tokio.
Y para ello consulta con algunos actores. María Otero, presidenta y directora ejecutiva de Acción, grupo de instituciones de microfinanzas de escala global, dice que “nuestras organizaciones tienen casi tres billones en las calles de América Latina, África y Asia, con aproximadamente tres millones de clientes. No he escuchado de ninguna de ellas algún caso de crédito con tasa crítica (tight credit) como los que estamos observando en el mercado mundial”.
En similares términos se expresa Liselle Yorke, vocera de la Fundación Grameen en Washington, con operaciones de microfinanzas en India, Filipinas y Nigeria, entre otros países: “Varios factores han aislado a las operaciones microfinancieras. En primer lugar, los montos que ellas demandan de los mercados de crédito son relativamente pequeños; en segundo lugar, son financiados en gran medida por bancos de los pobres, que en general no se muestran sensibles a las tasas de interés bancarias usadas por los inversores globales. Y finalmente, cuando se dispone del dinero, son con frecuencia de alcance local, en auxilio de economías emergentes, no sincronizadas con los mercados centrales”.
Además, el artículo releva la opinión de Premal Shah, presidente de Kiva, un programa que conecta a inversores particulares de los países desarrollados con personas interesadas en desarrollar emprendimientos de autoempleo en países pobres, a través de un portal de internet. Shah considera que “los shocks económicos, como la recesión global, afectan menos al sector informal que al formal”. “Las instituciones microfinancieras -agrega-, con clientes que generalmente se ubican en un sector marginal de la economía, no tendrían que sufrir declinación alguna”.
El desarrollo de la crisis financiera global seguramente abrirá el debate: ¿son inmunes las IMFs a los serios aprietos en que se debate el crédito por estos días?
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| María Otero |
Altman se interroga sobre los efectos de la crisis crediticia en la incipiente industria microfinanciera (budding industry) teniendo en cuenta -según dice- que es un sector que generalmente no concita la atención de Wall Street, Londres o Tokio.
Y para ello consulta con algunos actores. María Otero, presidenta y directora ejecutiva de Acción, grupo de instituciones de microfinanzas de escala global, dice que “nuestras organizaciones tienen casi tres billones en las calles de América Latina, África y Asia, con aproximadamente tres millones de clientes. No he escuchado de ninguna de ellas algún caso de crédito con tasa crítica (tight credit) como los que estamos observando en el mercado mundial”.
En similares términos se expresa Liselle Yorke, vocera de la Fundación Grameen en Washington, con operaciones de microfinanzas en India, Filipinas y Nigeria, entre otros países: “Varios factores han aislado a las operaciones microfinancieras. En primer lugar, los montos que ellas demandan de los mercados de crédito son relativamente pequeños; en segundo lugar, son financiados en gran medida por bancos de los pobres, que en general no se muestran sensibles a las tasas de interés bancarias usadas por los inversores globales. Y finalmente, cuando se dispone del dinero, son con frecuencia de alcance local, en auxilio de economías emergentes, no sincronizadas con los mercados centrales”.
Además, el artículo releva la opinión de Premal Shah, presidente de Kiva, un programa que conecta a inversores particulares de los países desarrollados con personas interesadas en desarrollar emprendimientos de autoempleo en países pobres, a través de un portal de internet. Shah considera que “los shocks económicos, como la recesión global, afectan menos al sector informal que al formal”. “Las instituciones microfinancieras -agrega-, con clientes que generalmente se ubican en un sector marginal de la economía, no tendrían que sufrir declinación alguna”.
El desarrollo de la crisis financiera global seguramente abrirá el debate: ¿son inmunes las IMFs a los serios aprietos en que se debate el crédito por estos días?
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