Oficina de servicio de envío de dinero en San José de Costa Rica (foto: Mundo Microfinanzas) |
(Textos
recobrados de MicroDinero) ¿Cómo convertir en cliente de un banco al receptor
de remesas en América Central?
La cuestión
entraña la posibilidad de avanzar un grado más en inclusión financiera, dentro
de un subcontinente que hace de estas micro-transferencias de dinero uno de los
motores de su economía.
San José de
Costa Rica, en el marco del Foromic 2011, fue escenario de algunas exposiciones
que recogen experiencias en esta materia. Particularmente las del sector
cooperativo salvadoreño, presentada por el gerente corporativo de Fedecaces, Héctor
David Córdova, y la del banco guatemalteco GyT Continental, expuesta por el
gerente de división de Banca de Desarrollo, Amador Carballido.
El panel respectivo
fue moderado por Cynthia Zapata, de la Agencia de Protección al Consumidor de
Costa Rica. Con su exitoso modelo de “billetera móvil” en el Caribe, el panel se
completó con la participación de Harvey Morris, de la plataforma Mango, de las Bahamas.
Ideas, resultados
y propuestas para un sector que en América Latina movilizó en 2010 unos US$ 60
mil millones, pero donde la mayoría de las operaciones siguen haciéndose en
efectivo y menos de la mitad de los emisores y receptores de remesas carecen de
cuenta bancaria.
El Salvador
Córdova
comenzó destacando el factor de la confianza institucional. Y dijo que las
cooperativas en El Salvador han sabido transmitir esa confianza, desde su
incursión en este negocio en el año 1993. “La gente antes de depositar ahorros,
antes de depositar sus remesas, lo que deposita es confianza institucional”.
Luego dirá: “Al cliente no hay que emboscarlo”.
Mencionó
también la importancia que juegan agentes aliados como la Asociación
Iberoamericana de Remesadoras (Aiber, con sede en Madrid), a través de la cual
se facilitan 200 mil ventanillas en el exterior.
El gerente
de Fedecaces anticipó que el sector cooperativo salvadoreño entregará, al cabo
de 2011, más de US$ 140 millones a familias de salvadoreños residentes fuera
del país. En 2010, las cooperativas afiliadas a la Federación canalizaron un
total de 412 mil operaciones.
No obstante
la crisis económica y la caída de las remesas en el país, las cooperativas
lograron diversificar los operadores para que los salvadoreños tengan más
posibilidad de colocar sus envíos, aseguró el directivo.
Si se hace
un tracking de los últimos diez años, se llega a una suma de US$ 910 millones
(de los cuales US$ 4 millones netos ingresaron al sistema financiero
cooperativo en concepto de comisiones) a través de más de 2,5 millones de
operaciones acumuladas, con un promedio por envío de alrededor de US$ 350.
De acuerdo
con Córdova, la gestión de remesas sirve como generadora de inclusión
financiera estable. Dijo que un 13% de la membresía de cooperativas son
receptores de remesas, que intervienen en otro tipo de operaciones (crédito,
ahorro) y participan del capital social de su institución.
En
conclusión, el directivo de Fedecaces enmarcó estos resultados como una
“democratización de los servicios financieros” en El Salvador, lo que explica
en gran medida, a su entender, por qué creció la cartera bruta del sector
cooperativo en el período junio 2010-junio 2011 (27,3%) frente a un
decrecimiento del sistema financiero comercial durante el mismo período (1,3%).
Guatemala
La banca
comercial guatemalteca pudo aprender de la experiencia en El Salvador, donde el
proceso migratorio se anticipó en unos diez años al de su vecino país, explicó
Carballido en la introducción.
El gerente
de G&T Continental hizo un breve comentario sobre la evolución histórica
del sector de las remesas en Guatemala, con la siguiente periodización:
- Años ’80:
Las operaciones son prácticamente money orders, con muy escasa participación de
los bancos.
- Años ’90:
Toman más fuerza las empresas remesadoras, ofreciendo transferencias
electrónicas. Comienzan a incursionar los bancos y a entender el tamaño del
negocio.
- Fines de
los ’90: Ya se evidencia el influjo de las remesas en el incremento de ahorros
de saldos bajos, que no se explicaba necesariamente por acciones de mercadeo.
Se genera un sistema más eficiente, veloz y seguro que los procesos de money
orders, pero todavía sin una oferta de productos.
-
Principios de 2000: G&T se instala en los Estados Unidos (“conocer las dos
caras de la moneda”). Desarrollo de productos genéricos. Red de corresponsales
en Guatemala para ampliar capilaridad (hoy un 30% de las remesas del banco se
pagan a través de estos agentes). Poco a poco se avanza en productos a medida.
- 2010:
Disposiciones regulatorias que facilitan la generación de productos para una
mayor inclusión financiera (reglamento de Agentes, apertura de cuentas, banca
móvil).
En cuanto a
los retos, Carballido mencionó: una aceitada logística de atención y pago en
los días que se concentra la efectivización (sábados, domingos y lunes), el
desarrollo de productos financieros que se adecuen a la necesidad de quienes
participan en el proceso y su facilidad de uso.
Para ello
hay que conocer el perfil de quien remite y de quien recibe. El banquero guatemalteco
apuntó algunos caracteres:
- Del
remitente: desea invertir en su país pensando en su retorno; quiere tener el
control del proceso de envío; demanda una gestión sencilla y efectiva (“no
quieren mucha plática”); desea que la utilización de las remesas permita el
progreso de sus familias.
- Del
beneficiario: un servicio rápido y conveniente; productos baratos, fáciles de
usar y adecuado a sus necesidades; las remesas son su ingreso regular, no un
excedente como en el caso del emisor (hay emisores incluso que reclaman la
aperturas de cuentas que escapen a la órbita del beneficiario, para poder controlar
ellos el proceso).
- ¿En qué
se gastan las remesas?: consumo básico (49,4%); inversión y ahorro (20,4%);
consumo intermedio (18,4%) e inversión social (salud, educación, 10,9%).
Como se
dijo, el panel también ofreció la experiencia de la empresa Transfer Solutions
Providers (TSP) con su tarjeta Mango, en el archipiélago de las Bahamas. Mango
brinda una plataforma electrónica de pagos, tanto para organizaciones como para
individuos, accesible online y a través de mensajes de texto (SMS), con un
potencial bancarizador en las comunidades donde la tarjeta tiene impacto
(Bahamas tiene expatriados en los Estados Unidos, principalmente en el estado
de la Florida, en menor medida en Gran Bretaña y migración interna entre las
islas Nueva Providencia y Gran Bahama).
La
moderadora del panel, antes de dejar abierta la formulación de preguntas,
recalcó la importancia de las remesas desde la óptica del consumidor, en la que
no sólo cuenta el tipo de servicio sino prioritariamente el precio (mencionó el
portal Envía Centroamérica, con financiamiento del BID y el Banco Mundial,
entre otras entidades, como valiosa base de datos y de comparación entre
operadores de la región, servicios, comisiones, coste total, etc) y aportó
datos reveladores de Costa Rica que sirven para dimensionar el negocio.
Dijo que el
país recibe anualmente unos US$ 600 millones en micro-transferencias que,
comparado a los US$ 9.000 millones anuales en concepto de exportaciones, hacen
de las remesas el sexto generador de divisas, significativo para un país no catalogado
tradicionalmente como receptor.
Publiqué
este artículo el 21 de octubre de 2011 en MicroDinero
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