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martes, 31 de marzo de 2015

Metodologías grupales de crédito: La contragarantía confundió a mujeres en la India

Grupo de mujeres clientes de la microfinanciera india ESAF

(Textos recobrados de MicroDinero) Mary Ellen Iskenderian, presidente y CEO de la Women’s World Banking (WWB), es una de las voces líderes en la industria de las microfinanzas. Su organización es la mayor red de instituciones y bancos microfinancieros del mundo.

En una reciente entrevista con The Source, uno de los blogs de la red digital del The Wall Street Journal (Five Lessons for the Microfinance Industry), Iskenderian identificó y respondió a temas candentes que han surgido en la industria de las microfinanzas en los últimos años.

Un gran desafío para la industria, explicó, es evitar situaciones como la crisis de Andhra Pradesh, en la India, en las cuales reportes de suicidios de prestatarias que no pudieron cancelar sus créditos llevó al gobierno a tomar duras medidas en materia de regulación.

En este caso, Iskenderian asigna gran parte de culpa al sistema de reciprocidades, donde el dinero se presta al individuo pero el crédito tiene el aval del grupo. La responsabilidad de la contragarantía, explicó la directiva, genera una formidable presión social sobre la prestataria al momento de tener que cancelar su crédito, llevando incluso en casos extremos al suicido cuando no puede cumplir con su compromiso.

“Hubiera sido más seguro si sólo ellas se hacían responsables del crédito a su nombre”, dijo Iskenderian.

Otro punto importante es monitorear los créditos que se solicitan para consumo antes que para actividades empresariales. Esto no siempre es negro y blanco, explicó la ejecutiva de la WWB. Muchos créditos utilizados para mejorar estándares de vida, en particular entre los muy pobres, contribuyen directamente a la actividad financiera de una familia.

“En la mayoría de los casos el primer cambio es pasar de un piso de barro a otro de madera. El impacto en la salud que este solo hecho conlleva para la familia es enorme y considerarlo como una mera mejora del hogar es subestimarlo”.

La líder de la red se refirió también a la diferencia entre empleo e iniciativa emprendedora (jobs vs entrepreneurship), reconociendo que “no todas quieren ser una emprendedora”. Para Iskenderian, el movimiento de las microfinanzas debe concernir a la inclusión financiera, la cual puede traducirse en capacidad para emprender pero sin excluir otros aspectos de las finanzas personales.

“Mi visión de las microfinanzas es más de inclusión financiera que un modo de iniciativa empresarial. Hemos comprobado que la combinación de ahorro, educación, crédito y un pequeño seguro hace una gran diferencia”, dijo.

También se refirió a si la mujer debe continuar o no siendo el foco de las microfinanzas. Algunos se preguntan si este enfoque estaría creando un sistema descompensado que tal vez pone demasiada atención en la mujer. Pero Iskenderian considera que darle a la mujer roles financieros activos es, en general, más consistente con las normas culturales de los lugares donde las microfinanzas se están desarrollando.

“El ahorro, incluso en las sociedades más tradicionales, es un rol de género respetado para la mujer. Ellas son las administradoras financieras de los hogares”, afirmó.

Cuando la mujer dispone de un “ingreso excedente”, continuó, tienden a invertirlo en cuidado de la salud, educación o mejoras para el hogar. Las que sobreviven a la edad fértil tienen además mayor probabilidad de vivir más que los hombres.


Publiqué este artículo el 26 de julio de 2011 en MicroDinero

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