Grupo de mujeres clientes de la microfinanciera india ESAF |
(Textos
recobrados de MicroDinero) Mary Ellen Iskenderian, presidente y CEO de la
Women’s World Banking (WWB), es una de las voces líderes en la industria de las
microfinanzas. Su organización es la mayor red de instituciones y bancos
microfinancieros del mundo.
En una
reciente entrevista con The Source, uno de los blogs de la red digital del The
Wall Street Journal (Five Lessons for the Microfinance Industry), Iskenderian
identificó y respondió a temas candentes
que han surgido en la industria de las microfinanzas en los últimos años.
Un gran
desafío para la industria, explicó, es evitar situaciones como la crisis de
Andhra Pradesh, en la India, en las cuales reportes de suicidios de prestatarias
que no pudieron cancelar sus créditos llevó al gobierno a tomar duras medidas
en materia de regulación.
En este
caso, Iskenderian asigna gran parte de culpa al sistema de reciprocidades,
donde el dinero se presta al individuo pero el crédito tiene el aval del grupo.
La responsabilidad de la contragarantía, explicó la directiva, genera una formidable
presión social sobre la prestataria al momento de tener que cancelar su
crédito, llevando incluso en casos extremos al suicido cuando no puede cumplir
con su compromiso.
“Hubiera
sido más seguro si sólo ellas se hacían responsables del crédito a su nombre”,
dijo Iskenderian.
Otro punto
importante es monitorear los créditos que se solicitan para consumo antes que para
actividades empresariales. Esto no siempre es negro y blanco, explicó la
ejecutiva de la WWB. Muchos créditos utilizados para mejorar estándares de
vida, en particular entre los muy pobres, contribuyen directamente a la
actividad financiera de una familia.
“En la
mayoría de los casos el primer cambio es pasar de un piso de barro a otro de
madera. El impacto en la salud que este solo hecho conlleva para la familia es
enorme y considerarlo como una mera mejora del hogar es subestimarlo”.
La líder de
la red se refirió también a la diferencia entre empleo e iniciativa
emprendedora (jobs vs entrepreneurship), reconociendo que “no todas quieren ser
una emprendedora”. Para Iskenderian, el movimiento de las microfinanzas debe
concernir a la inclusión financiera, la cual puede traducirse en capacidad para
emprender pero sin excluir otros aspectos de las finanzas personales.
“Mi visión
de las microfinanzas es más de inclusión financiera que un modo de iniciativa
empresarial. Hemos comprobado que la combinación de ahorro, educación, crédito
y un pequeño seguro hace una gran diferencia”, dijo.
También se
refirió a si la mujer debe continuar o no siendo el foco de las microfinanzas.
Algunos se preguntan si este enfoque estaría creando un sistema descompensado
que tal vez pone demasiada atención en la mujer. Pero Iskenderian considera que
darle a la mujer roles financieros activos es, en general, más consistente con
las normas culturales de los lugares donde las microfinanzas se están
desarrollando.
“El ahorro,
incluso en las sociedades más tradicionales, es un rol de género respetado para
la mujer. Ellas son las administradoras financieras de los hogares”, afirmó.
Cuando la
mujer dispone de un “ingreso excedente”, continuó, tienden a invertirlo en
cuidado de la salud, educación o mejoras para el hogar. Las que sobreviven a la
edad fértil tienen además mayor probabilidad de vivir más que los hombres.
Publiqué
este artículo el 26 de julio de 2011 en MicroDinero
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