Stand del programa TEC-IN en el Foromic 2011. Nueva convocatoria en 2015. (foto: MicroDinero) |
(Textos
recobrados de MicroDinero) Difícil sustraerse al atractivo de iniciativas que
unen tecnología e innovación al servicio de la inclusión financiera, al menos desde
sus propósitos.
Sin dudas
fue uno de los temas más interesantes y transitados del Foromic 2011, que
concluyó la semana pasada en San José de Costa Rica. El evento contó con la
presentación del programa Tecnología para la Inclusión Financiera y las “12
Nuevas ideas para llegar mejor con finanzas inclusivas”, auspiciado por el
Fomin, el BID y la Corporación Andina de Fomento (CAF).
Los
proyectos seleccionados introducen algún tipo de tecnología (típicamente banca
móvil) en el marco de alianzas en cuyos diseños intervienen intermediarios
financieros, operadores de telefonía móvil, empresas de pagos, redes de
corresponsales no bancarios (CNBs) y terminales POS (puntos de venta), plataformas
online, medios de comunicación, entre otros actores.
Las metas perseguidas
difieren en su alcance, precisión e implementación, pero más o menos tienen en
común el propósito de brindar servicios financieros seguros a comunidades
pobres o de bajos ingresos, en su mayor parte de áreas rurales, que van desde
el crédito, ahorro, seguro, remesas, entre otros.
Los doce
proyectos seleccionados (2 de Uruguay, 2 de Bolivia y 1 de Chile, Paraguay,
Brasil, Colombia, Honduras, República Dominicana, México y Bahamas, que
recibirán financiamiento del Programa) son los siguientes:
- Banco
Hogar (Banco Estado, Chile): Ofrecer servicios bancarios e información de
interés para hogares y microempresas aprovechando ventajas de la televisión
digital e internet.
- MUDE
(Mujeres en Desarrollo Dominicana): Fortalecer inclusión financiera a mujeres
de cuatro provincias del suroeste de República Dominicana a través de
corresponsables no bancarios y plataforma peer to peer para captar donaciones).
-
Corresponsables No Bancarios de Bancolombia: Ampliar red de CNBs a través del
uso de tecnología celular.
- Santander-Micropagos,
Uruguay: Creación de un ecosistema integrado por el Banco Santander, operadores
móviles y la empresa de transacciones de pagos móviles Micropagos, para el
desarrollo del microahorro rural.
- Nube Roja
(Fundación Profin, Bolivia): Microfinanzas rurales a través de CNBs y oficiales
móviles con dispositivos tecnológicos y dinero móvil.
- Minisucursales,
México: Servicios financieros para pobladores rurales del sureste mexicano (Chiapas)
vía negocios adheridos a la red de confianza de Solución Asea -entidad
regulada- empleando tarjetas de banda magnéticas y uso de NIP para la seguridad
de la información.
- Billetera
Personal, Paraguay: Bancarización de usuarios de Personal mediante alianza con
entidades bancarias.
- Tigo Money, Honduras: Facilitación de remesas y pagos a través de telefonía celular
en 160 municipios de baja o nula bancarización, en alianza con bancos o cooperativas.
- Viva
Cash, Bolivia: Extensión de billetera móvil utilizando red de Viva, la empresa
telefónica de mayor distribución en el país, en alianza con bancos, buscando
capilaridad tanto urbana como rural.
- Cuenta
virtual STRO-Fucerep, Uruguay: Ofrecer un mecanismo confiable para que clases
medias de bajos ingresos, que han incrementado su capacidad de ahorro, puedan
bancarizar sus excedentes a través de una cooperativa regulada, usando
tecnología de punta y CNBs.
- Mango,
Bahamas: Orientar un servicio de plataforma de pagos electrónica hacia
vecindarios acostumbrados al sólo-cash y que carecen de historial crediticio.
- Cignifi,
Brasil: Piloto de scoring de crédito no tradicional basado en uso de teléfono
móvil, buscando ampliar servicios de crédito y seguro hacia nuevos clientes.
Algunos
interrogantes
Estas son
sólo algunas de las inquietudes, dudas y observaciones surgidas a partir de los
paneles, que sirven para pensar esta cuestión -a priori atractiva-bajo
parámetros más realistas:
1- El
factor confianza para la expansión de CNBs. Elegir correctamente los
corresponsales que se integren a la red, resulta un elemento clave. Los
negocios adheridos tienen que ser “vehículos de confianza” que aproxime a
clientes no habituados y no propensos a ingresar a un banco.
2- En lo
que hace a la red de agentes, una línea de discernimiento entre la verdadera
inclusión financiera y una mera transaccionalidad. Cualquiera de estas iniciativas
puede fracasar en su misión si no logra disponer esta ampliación de red al
servicio de nuevos clientes y, prioritariamente, clientes pobres y de bajos ingresos.
Análogamente, esta diferenciación puede plantearse en términos de banca móvil:
modelo “aditivo” y modelo “transformacional” (véase artículo Movilidad l-e-n-t-a, de Juan Pablo Dalmasso, MicAméricas, septiembre 2011).
3- No hay
modo de aventurarse solitariamente en estos proyectos. Cada uno reclama la
participación y la interacción de diferentes operadores (financieros,
telefónicos, terminales POS, plataformas, redes de pagos). Los esfuerzos tienen
que ser cohesionados y fieles al fin inherentemente social y de desarrollo de
estas iniciativas.
4- Las
iniciativas de banca móvil suelen partir del presupuesto de que la red de
telefonía celular señala un potencial para la expansión de servicios
financieros. Cuando se argumenta la viabilidad de tales proyectos, se parte de
la premisa de que dado equis porcentaje de penetración de teléfonos móviles
(siempre alto) y equis porcentaje de bancarización (siempre bajo)…, etcétera.
Como sabemos, los axiomas no se demuestran. Pero sí pueden discutirse. ¿Son
homogeneizables el teléfono móvil y su uso para fines financieros?, ¿qué
componente hay de una concepción fetichizante de las nuevas tecnologías en
estos asertos? (Hay cierto paralelismo de esta cuestión con algunas iniciativas
que parten del presupuesto de que la expansión del uso de internet y las redes
sociales puede servir para incrementar los hábitos de lectura en niños y
adolescentes, no habituados ni propensos al contacto con los libros).
5- No se
mencionó mucho esta cuestión, pero es dable imaginar que cada una de estas
propuestas la prefigura: el éxito de las finanzas inclusivas descansa sobre un
programa efectivo de educación financiera. Y más: no sólo inculcar en la
población el ABC del manejo del dinero, sino atender a los particularismos
culturales y lingüísticos de las subregiones que echó por tierra, por caso, más
de un proyecto de inclusión financiera en la India.
6- El
retraso de América Latina, respecto a otras regiones, en implementación de
iniciativas de branchless y banca móvil. Salvo alguna que otra experiencia en
desarrollo de corresponsales, la región adolece de creatividad en prestación de
servicios financieros de inclusión que no esté basada en los modelos
tradicionales. Si bien se circunscribieron éxitos en Asia y África a condiciones
de mercado muy específicas y hasta excepcionales (la banca móvil en Kenia se
desarrolló en el contexto de una guerra), las doce iniciativas presentadas en
el Foromic prácticamente tienen el carácter de pioneras. Hay mucho por
transitar.
Publiqué
este artículo el 16 de octubre de 2011 en MicroDinero
Nota del
Editor: El Fomin acaba de abrir una nueva convocatoria del programa de
Tecnologías para la Inclusión Financiera en América Latina y el Caribe
(TEC-IN). Las instituciones que desean postular su interés para obtener
financiamiento tienen tiempo hasta el 30 de abril de 2015.
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