(Textos recobrados de MicroDinero) “Este 7
de diciembre de 2010, retiremos nuestro dinero de los bancos!”
La incendiaria proclama, lanzada desde la
página web belga Bankrun 2010 (“pánico bancario”), encontró miles de adeptos que
meteóricamente saturaron las redes sociales de Facebook y Twitter.
La campaña que emplazó al sistema
capitalista occidental encontró un aliado inesperado: el ex futbolista francés
Eric Cantona, cuya popularidad y carisma multiplicó el nivel de repercusión y
marketing del movimiento iconoclasta.
Este martes era el gran día: se invitaba a
todos a vaciar las arcas de los bancos, retirando todo el dinero depositado en
cajas de ahorro, cuentas corrientes y planes de pensión.
Al fin, todo resultó un fiasco. Al punto que
ni el propio Cantona cumplió con lo prometido. Hoy la sucursal del BNP Paribas
de la localidad de Albert, al norte de París, donde el ex Manchester
United debía ir a retirar sus ahorros, cerró a las 6:30 pm sin haber registrado
ningún movimiento que haya hecho conmover su estabilidad. Lo único fuera de
rutina fue la gran cantidad de fotógrafos y reporteros que, apostados desde
temprano en la sede bancaria, esperaron infructuosamente la llegada del astro para comenzar a barrer contra el “sistema corrupto, criminal y mortal”.
En Bélgica, país desde donde se promueve la
iniciativa, tampoco se consignaron siquiera conatos de sedición bancaria. Según
un despacho de la agencia española EFE, las principales entidades belgas BNP
Fortis, ING y Dexia no tuvieron más movimientos de lo habitual.
El decepcionante resultado de la movida no
quita algunas buenas intenciones y certeros diagnósticos que la inspiraron.
La idea de “disfrutar un sistema bancario
sano, equitativo, accesible y responsable”; la necesidad de “un banco para
ciudadanos, que de verdad sirva a sus ciudadanos, un banco que ponga nuestro
dinero fuera de la fiebre especulativa, libre de toda burbuja financiera, libre
de las operaciones que transforman nuestros préstamos y los activos y el uso de
nuestra deuda para comprar otros activos”.
Es muy difícil no coincidir con la visión
que expresa el movimiento: “Queremos bancos que presten sólo la riqueza que
poseen. Bancos que ayuden a las pequeñas y medianas empresas a generar puestos
de trabajo, y que proporcionen préstamos bancarios a tasa cero, como los bancos
islámicos. Bancos que apoyen proyectos que beneficien al ciudadano común más
que al mercado. Bancos de los que no tengamos que preocuparnos...”.
Pero está visto que con consignas
tremendistas, la explotación de redes sociales y el concurso de celebrities, no
hay pánico que alcance. Que para superar la crisis y reconciliar al hombre y la
sociedad con su economía, para transformar realmente al sistema financiero, hace
falta mucho más que el marketing apocalíptico y la retórica del alboroto.
Publiqué este artículo el 7 de diciembre de 2010 en MicroDinero
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