(Mundo Microfinanzas) La presencia de Muhammad Yunus, apodado “el banquero de los pobres”, traerá más de un dolor de cabeza a los organizadores suizos del World Microfinance Forum, que a partir de este miércoles se desarrolla en Ginebra.
El fundador del Grameen Bank de Bangladesh y Premio Nobel de la Paz 2006 es uno de los disertantes más destacados del foro y llega con un discurso crítico hacia la excesiva comercialización en las microfinanzas.
Es previsible que algunas de sus palabras no sean bien recibidas por algunos de los protagonistas del evento, muchos de los cuales son grandes inversores que aspiran a incursionar en la actividad microfinanciera.
Desde que se desencadenó la crisis financiera en Estados Unidos, Yunus ha endurecido su postura contra lo que podría llamarse -sin duda demasiado genéricamente- el “modelo occidental” de las microfinanzas y la injerencia de mercados de capitales en el sector.
El viernes pasado, durante la asamblea anual de la Iniciativa Clinton en Nueva York, el laureado economista volvió a referirse a la crisis de Wall Street. Dijo que los grandes bancos de inversión que hoy requieren ayuda y soluciones del Estado para sobrellevar sus problemas financieros “deberían mirar el comportamiento de los prestamistas pobres”, donde la tasa de recuperación de los créditos es del 98 por ciento.
Incluso apeló a la ironía: "Hoy en día, si estuviéramos interesados, podríamos comprar algunos de los bancos que están en problemas en Estados Unidos… es posible, no hay problema", dijo Yunus, en declaraciones transmitidas por la agencia Reuters.
Como antesala a su participación en el foro de Ginebra, el titular del Grameen fue todavía más enfático: “El microcrédito puede ser una actividad comercial perfectamente sostenible. Pero no debe convertirse en una herramienta para enriquecerse, sino para ayudar a los pobres a salir de la pobreza”.
En declaraciones al diario ginebrino Le Temps (precisamente uno de los sponsors del Foro), Yunus volvió a criticar el nivel de las tasas de interés, en línea con lo que planteó en la Cumbre Asiática del Microcrédito, que tuvo lugar en julio pasado en Bali, Indonesia.
“Yo critiqué en su momento las tasas de interés aplicadas a niveles demasiado elevados. El microcrédito debe seguir un objetivo social, no de lucro personal”, declaró a Le Temps.
Y recurrió a la metáfora del semáforo: “Yo distingo a las instituciones de microcrédito de tres maneras. Las que ofrecen microcréditos a tasas de hasta 10 puntos por encima de las tasas del mercado de capital, tienen semáforo en verde. Entre 10 y 15 por ciento, están en amarillo. Más allá, están en rojo y caen en la categoría de tiburones (‘on tombe du côté des requins’).
"Las microfinanzas deben ser algo local"
Acto seguido, Yunus sostuvo una afirmación que seguramente producirá algún escozor en Ginebra.
En efecto, ante la pregunta del periodista sobre la posibilidad de que la participación de inversores en el Foro pueda ensanchar la actividad microfinanciera y crear un círculo virtuoso entre Norte y Sur, el Nobel se mostró escéptico: “Las instituciones de microcrédito no deberían buscar fondos en el extranjero. Ello entraña un gran riesgo de cambio, que será soportado por el microemprendedor pagando tasas de interés elevadas. Las microfinanzas deben permanecer como una actividad local. Los fondos a distribuir deben ser cosechados también a esta escala, antes que en Ginebra”.
Para finalizar, con aire contemporizador: “Si los inversores van a colocar su dinero, sin que persigan un rendimiento máximo, entonces se puede convenir. Sin embargo, hay que prestar atención. No es que, porque hay dinero para invertir, hay microfinanzas. Antes que eso es necesario plantearse cuál es la gente que tiene necesidad. Si no, se podría crear otra crisis del tipo de la ‘subprime’”.
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| Muhammad Yunus |
Es previsible que algunas de sus palabras no sean bien recibidas por algunos de los protagonistas del evento, muchos de los cuales son grandes inversores que aspiran a incursionar en la actividad microfinanciera.
Desde que se desencadenó la crisis financiera en Estados Unidos, Yunus ha endurecido su postura contra lo que podría llamarse -sin duda demasiado genéricamente- el “modelo occidental” de las microfinanzas y la injerencia de mercados de capitales en el sector.
El viernes pasado, durante la asamblea anual de la Iniciativa Clinton en Nueva York, el laureado economista volvió a referirse a la crisis de Wall Street. Dijo que los grandes bancos de inversión que hoy requieren ayuda y soluciones del Estado para sobrellevar sus problemas financieros “deberían mirar el comportamiento de los prestamistas pobres”, donde la tasa de recuperación de los créditos es del 98 por ciento.
Incluso apeló a la ironía: "Hoy en día, si estuviéramos interesados, podríamos comprar algunos de los bancos que están en problemas en Estados Unidos… es posible, no hay problema", dijo Yunus, en declaraciones transmitidas por la agencia Reuters.
Como antesala a su participación en el foro de Ginebra, el titular del Grameen fue todavía más enfático: “El microcrédito puede ser una actividad comercial perfectamente sostenible. Pero no debe convertirse en una herramienta para enriquecerse, sino para ayudar a los pobres a salir de la pobreza”.
En declaraciones al diario ginebrino Le Temps (precisamente uno de los sponsors del Foro), Yunus volvió a criticar el nivel de las tasas de interés, en línea con lo que planteó en la Cumbre Asiática del Microcrédito, que tuvo lugar en julio pasado en Bali, Indonesia.
“Yo critiqué en su momento las tasas de interés aplicadas a niveles demasiado elevados. El microcrédito debe seguir un objetivo social, no de lucro personal”, declaró a Le Temps.
Y recurrió a la metáfora del semáforo: “Yo distingo a las instituciones de microcrédito de tres maneras. Las que ofrecen microcréditos a tasas de hasta 10 puntos por encima de las tasas del mercado de capital, tienen semáforo en verde. Entre 10 y 15 por ciento, están en amarillo. Más allá, están en rojo y caen en la categoría de tiburones (‘on tombe du côté des requins’).
"Las microfinanzas deben ser algo local"
Acto seguido, Yunus sostuvo una afirmación que seguramente producirá algún escozor en Ginebra.
En efecto, ante la pregunta del periodista sobre la posibilidad de que la participación de inversores en el Foro pueda ensanchar la actividad microfinanciera y crear un círculo virtuoso entre Norte y Sur, el Nobel se mostró escéptico: “Las instituciones de microcrédito no deberían buscar fondos en el extranjero. Ello entraña un gran riesgo de cambio, que será soportado por el microemprendedor pagando tasas de interés elevadas. Las microfinanzas deben permanecer como una actividad local. Los fondos a distribuir deben ser cosechados también a esta escala, antes que en Ginebra”.
Para finalizar, con aire contemporizador: “Si los inversores van a colocar su dinero, sin que persigan un rendimiento máximo, entonces se puede convenir. Sin embargo, hay que prestar atención. No es que, porque hay dinero para invertir, hay microfinanzas. Antes que eso es necesario plantearse cuál es la gente que tiene necesidad. Si no, se podría crear otra crisis del tipo de la ‘subprime’”.
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