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viernes, 24 de octubre de 2008

Microfinanzas en Argentina, con mucho por hacer y mucho por crecer


(Mundo Microfinanzas) La necesidad de una reforma impositiva que alivie la carga tributaria que pesa sobre el sector se impone como una medida necesaria para consolidar el desarrollo de los microcréditos en Argentina, coincidieron expertos que participaron de las II Jornadas Anuales de Microfinanzas, organizadas la semana pasada en Buenos Aires por Fundación Andares y la Red Argentina de Instituciones de Microcrédito (Radim).

Juan José Ochoa
Asimismo, los especialistas destacaron que las microfinanzas tienen fuertes perspectivas de crecimiento en el país, ya que en el contexto de la actual crisis financiera con previsibles consecuencias negativas sobre el mercado de trabajo formal, representarán una herramienta idónea para fomentar el autoempleo.

Silvia Nicolea, presidenta de Radim, expresó al diario La Nación de Buenos Aires que existe una carga tributaria que castiga al microempresario y desalienta a potenciales inversores. La mayoría de los tomadores de micropréstamos, normalmente personas con bajos ingresos económicos, no han regularizado su situación ante las autoridades impositivas, lo que dificulta su acceso a los servicios financieros.

En la misma línea se pronunciaron Susana García Robles, oficial principal del Fondo Multilateral de Inversiones (Fomin) del Banco Interamericano de Inversiones (BID), y el economista Alfonso Prat Gay, presidente de la Fundación Andares, que impulsa el desarrollo de las microfinanzas en el país.

Siguiendo el artículo de La Nación, firmado por la periodista Silvia Stang, García Robles afirmó que la reforma impositiva debe ser asumida como una prioridad por las autoridades, mientras que Prat Gay describió la situación con un ejemplo: “a un microemprendedor que está en la pobreza se le cobra un IVA sobre los intereses de más del 30 por ciento y a alguien que construye una casa en un country, nada".

Pese a esta realidad, los especialistas destacaron el progresivo crecimiento del volumen de microcréditos y la sostenida implantación de las microfinanzas como una herramienta que contribuye al desarrollo socioeconómico de los sectores sociales más pobres en Argentina.

Nicolea informó que la cartera global de préstamos asciende a unos 66 millones de pesos, casi US$ 21 millones.

La dirigente, quien además de presidir Radim conduce la Fundación Banco Mundial de la Mujer, con sede en la mediterránea ciudad de Córdoba, destacó las perspectivas de crecimiento de este segmento de negocios, al anunciar que las entidades de microfinanzas prevén duplicar el número total de clientes, que ahora suman 33.500, en los próximos seis meses.

En el mismo sentido opinó Juan José Ochoa, presidente del Fondo de Inversión Social (FIS), quien subrayó que actualmente la oferta de microcréditos en Argentina atiende apenas entre el 3 y el 5 por ciento del mercado potencial de clientes.

La historia de FIS ilustra el empuje, pero a la vez las complejidades de tipo jurídicas, con que las microfinanzas buscan hacerse un lugar en Argentina.

Nacida en 1997 como iniciativa de un grupo de jóvenes, esta proto-organización comenzó a impulsar actividades de desarrollo social en San José del Boquerón, en el árido monte de la norteña provincia de Santiago del Estero. Dos años después entrega su primer microcrédito rural y en 2001 crea la ONG El Ceibal. En 2003 se crea el fideicomiso FIS y se instala la primera agencia de microcréditos urbana en Monte Grande, sobre el cordón industrial que rodea a Buenos Aires. En 2005 se funda la sociedad anónima FIS Empresa Social, que permite una expansión de los servicios, hasta que en el presente año conforma una alianza estratégica con el holding peruano ACP, propietaria de MiBanco y con participaciones accionarias en importantes entidades microfinancieras de América Latina.

Durante su exposición en la sesión plenaria de las Jornadas, Ochoa enfatizó que la meta por cumplir para el sector microfinanciero argentino es la masividad, procurando un mayor impacto social y sosteniendo niveles aceptables de rentabilidad.

Respecto a las tasas de interés, Nicolea afirmó a La Nación que los receptores de microcréditos pagan una tasa promedio de entre 4,5 y el 5 por ciento mensual, mientras que las entidades que ofrecen el financiamiento toman fondos al 20 por ciento anual. Explicó que, tomando como referencia la experiencia ocurrida en otros países de la región, se puede trabajar para reducir los costos pero cuidando de no afectar la sustentabilidad del sector.

Siguiendo la misma lógica, García Robles puntualizó que no es recomendable bajar la tasa "haciendo malabarismos", porque este procedimiento podría afectar la viabilidad del sistema.

Cabe recordar que, en el trabajo Microscopio 2008 del (EIU), difundido por el BID en el último Foro de la Microempresa llevado a cabo en Asunción del Paraguay, Argentina retrocedió del 15º al 17º lugar en el ranking que evalúa el entorno favorable a las microfinanzas en veinte países latinoamericanos y del Caribe. Sólo mejoró en términos relativos ya que, al agregarse cinco nuevos países respecto a la medición de 2007, Argentina dejó así de estar en el último lugar.

No obstante, y siguiendo el mismo informe, Argentina experimentó en lo que va del año un importante avance en materia de desarrollo institucional microfinanciero, con una variación positiva de 8,3 puntos respecto a 2007. En este sentido, fue el que más creció entre los países del área Mercosur y otros con similares características estructurales (por ejemplo México).

La gran deuda, según lo señala EIU, y en línea con lo insistentemente planteado en las jornadas de Andares y Radim, sigue siendo el marco regulatorio, en el que Argentina mantiene el peor desempeño de la región, con apenas 18,8 puntos de cien.

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