(Mundo Microfinanzas) Crisis del euro, ahogo presupuestario, Bankia,
rescate financiero, ajuste… Las páginas de los diarios saturan en los últimos
meses con noticias de España cargadas de estas palabras y sus graves consecuencias
sociales. Gran parte de la protesta, impulsada al calor del grito del 15M (por
la movilización del 15 de mayo de 2011, en Madrid), tuvo a los bancos como uno
de sus destinatarios privilegiados. La banca pasó a ser señalada, sobre todo
aquellas entidades de mayor poder económico, como responsable directa del
quebranto.
Sonia Felipe Larios |
Pues la indignación -energética social orientada a la denuncia y
abolición de un estado de cosas- tiene su reverso constructivo. Cada vez más, el
ahorrador comienza a elegir opciones éticas para el destino de sus fondos. Se pregunta
por la productividad social de su dinero. Se pregunta si su dinero, vuelto
instrumento de financiación del banco, tiene efectos a nivel comunitario o
ambiental; si está pensado para lograr algún impacto redistributivo o de
generación de empleos; si, en fin, busca alimentar circuitos de economía real y
sustentable o, por el contrario, deja fagocitarse en la mera apetencia
rentística.
Algunas de estas entidades, vislumbradas en España y en otras partes del
mundo como una especie de contracara virtuosa de la crisis financiera, aparecen
en un reciente post del Portal de Economía Solidaria. Allí se mencionan los
casos de la cooperativa catalana Coop57, la red bilbaína Proyecto Fiare (que en
2013 completará un proceso de fusión con la Banca Popolare Etica, de Italia),
Triodos Bank (banco europeo presente en once comunidades autónomas españolas),
el sistema alternativo de créditos Trocobank y la cooperativa de ahorradores
Jak. A ellos podemos agregar la Caixa de Pollença, en las
Islas Baleares, que acaba de presentar los resultados de su memoria 2011, entre
otros casos.
Fundada en 1996, Coop57 experimentó en el último año un fuerte repunte
de su actividad y del número de ahorradores atribuido al 15M (de los 2.000
socios ahorradores, 500 se incorporaron durante el último año).
La cooperativa, con sede en Barcelona, destina sus recursos a financiar proyectos de economía social que promuevan la
ocupación, el asociacionismo y la solidaridad.
Fiare nace en 2001 impulsada por organizaciones de la sociedad civil en Euskadi. Desde 2005 opera como agente bancario de la Banca Popolare Etica, supervisado por el Banco de España.
En su último boletín (mayo de 2012), Fiare llama a rebelarse contra las
salidas que se proponen contra la crisis y asumir un participación ciudadana activa:
“La economía, ciertamente, o la hacemos nosotros o será hecha contra nosotros.
O la hacemos cooperativa y de escala humana o no será cooperativa. Y hoy, tras
cinco años de crisis y fraudes, sobre decir lo obvio: que dejarla en manos de
los tiburones de los mercados financieros y sus gestores sería peor que una
irresponsabilidad colectiva. Sería un suicidio”.
El Portal cita conceptos de Sonia Felipe, directora de Comunicación de
Triodos Bank, para quien “movimientos como el 15M y Ocupa Wall Street reflejan
que los ciudadanos estamos tomando mayor conciencia sobre lo que hacen los
bancos con nuestro dinero”.
Y explica la multiplicación del número de clientes del banco en 2011 a partir de sus
políticas de inversión y publicidad de sus decisiones: “Ofrecemos total
transparencia a nuestros clientes y orientamos todas nuestras inversiones a
empresas o proyectos que pretenden contribuir a una mejora de la calidad de
vida de las personas”.
Desde Pollensa, Caixa Colonya vio aumentar en 2011 su saldo de depósitos
en un 15%, hasta alcanzar los 20 millones de euros, y el número de cuentas
corrientes en un 26%, totalizando 5.933.
En pleno año de crisis, el ahorro ético de la entidad “marca una
tendencia de economía de valor que contrasta con una economía especulativa”, en
palabras de su presidente, Josep A. Cifre, según publicó el último miércoles el
Diario de Mallorca.
Por su parte Banca Jak, entidad cooperativa con más de cuarenta años en
Suecia y todavía en gestación en España, funciona a partir de una caja común
compartida por miembros, bajo un principio básico: no usar intereses.
“Esta decisión -cuenta Miguel Ganzo, uno de los miembros de Jak, en un video
institucional- fue bastante rompedora. Porque para mucha gente el uso de
intereses es el principio fundamental de funcionamiento de un banco. Para
nosotros no. Para nosotros el principio fundamental de un banco es tener un
lugar seguro, donde poder depositar nuestros ahorros, en el cual personas que
necesiten dinero para empezar una empresa o renovar su casa, puedan cogerlo de
ahí”.
Nacido en febrero de este año, los microempresarios y pequeños negocios que
conforman Trocobank pueden acceder a créditos de hasta 10 mil euros que luego restituyen
a través de mercancías y servicios demandados por los propios miembros de esta
comunidad.
El caso de Trocobank muestra que las expectativas de acceder a un
financiamiento pueden cifrarse también por fuera, o al margen, del sistema
bancario formal.
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