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domingo, 12 de abril de 2015

Yunus y la economía de la felicidad

Helen Morgan, autora de esta entrevista, y Muhammad Yunus en Valladolid
(foto: Omar Méndez/MicroDinero)

(Por Helen Morgan, Textos recobrados de MicroDinero) Después de un año turbulento para el ganador del Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus estuvo en el centro de las actividades de la Cumbre Mundial del Microcrédito, en Valladolid. Predispuesto a las entrevistas y conversaciones a lo largo de las jornadas de conferencias y debates, Yunus dialogó con MicroDinero iluminando algunos tópicos abordados en la Cumbre como los negocios sociales (social business), iniciativas de patentes y la energía joven en el sector de las microfinanzas.

MicroDinero: ¿Qué piensa del fenómeno de los países desarrollados que aplican modelos de microfinanzas originalmente pensados para países pobres?

Muhammad Yunus: Las microfinanzas comenzaron en Bangladesh a partir de una situación local, pero luego se llevó a otros países, se desarrolló en América Latina, en países del Asia… pero también se difundió en los Estados Unidos. Cuando Bill Clinton era gobernador de Arkansas, en 1986, me invitó a iniciar un programa Grameen allí. Así que permíteme hacer esta distinción: no son para países pobres, las microfinanzas son para personas pobres. Mucha gente es rechazada por el sistema bancario, y eso le pasa a muchas personas en Europa, a nivel global. Las microfinanzas se expanden simultáneamente en países pobres y ricos por la misma razón, ya que es una metodología que puede ser aplicada. Ahora tenemos Grameen America en los Estados Unidos, donde este año abriremos nuevas sucursales.

MD: ¿Con qué poblaciones trabajan en particular?

MY: Personas de muy bajos ingresos como mujeres, inmigrantes que llegan de América Latina, Asia, etcétera, y están luchando con sus vidas. Nosotros empezamos particularmente con inmigrantes porque ellos todavía no están dentro de un programa de red de protección. La ley pone barreras que se traducen en que no puedes prestar dinero a alguien que ya esté en la asistencia social, porque bajo las leyes de los Estados Unidos si tú estás en la asistencia social y ganas 1 dólar tienes que reportarlo y te será deducido de tu cheque de asistencia social. Así que la gente no tiene incentivos para conseguir un empleo. En Nueva York los créditos son de US$ 1.500 y la tasa de repago es muy buena, al 99,3%.

MD: Usted mencionó a la gente que se escurre de las redes de protección social del gobierno. ¿Están trabajando en políticas con el gobierno para cambiar esta situación?

MY: Sí, nosotros estamos hablando siempre sobre cómo cambiar las políticas, ayudar a las personas a que salgan de la asistencia social y no permanezcan allí por siempre jamás, segunda, tercera, cuarta generación… No tiene sentido que alguien tenga que permanecer en la asistencia social. Así que estamos trabajando con funcionarios, con legisladores.

MD: En el marco de la actual crisis económica, y el incremento de las tasas de desempleo, ¿cómo piensa que esta situación puede afectar al sector de las microfinanzas y los negocios sociales?

MY: En la medida que la crisis se profundice, habrá más atención de la gente a las microfinanzas y los negocios sociales, pues se trata de alternativas. Las microfinanzas te dan la oportunidad de crear tu propio empleo antes que ir detrás del mercado de trabajo. ‘Tengo un tipo de destreza y podría vivir de eso, sólo si puedo acceder a un crédito que me brinde la oportunidad’, y eso es lo que el microcrédito hace: te da un crédito. También está lo que me refería cuando mencioné a la ciudad de Nueva York, pues trabajamos con mucha gente que ha perdido recientemente sus empleos. Ellos volvieron, tomaron créditos y empezaron de nuevo. Iniciar tu propio negocio: tal es el atractivo del microcrédito. Así que, en la medida que el desempleo se torne más elevado, esto se convertirá en algo atractivo para las personas que quieren crear su propio empleo, en el proceso de crear la economía. Si la economía se debilita, las personas no generan ingresos; cuando estas personas ganan dinero, alguien recibe el servicio del producto, y así beneficias a la economía.

La situación hoy es muy desalentadora y sombría: necesitamos cambios fundamentales en la estructura. Dos cambios que hemos empezado son: en primer lugar, cambios en el sistema financiero, tornándolo un sistema inclusivo, donde nadie tenga negado el acceso a recursos financieros. En segundo lugar, desarrollar negocios que escapen de la lógica del lucro. Los negocios sociales son empresas donde aquello que te impulsa no es obtener un beneficio personal, sino lograr un objetivo social.

Todo se va inclinando hacia negocios movidos por la avaricia, y en consecuencia se generan problemas. Necesitamos algo más, donde tú saques a relucir otra parte de tu mente. Que tú quieras resolver problemas y hacer feliz a otra gente. Y que haciendo felices a otros, tú mismo te sientas feliz. Esa felicidad no está contemplada por la economía. Pero es muy importante para la vida humana, para ayudar. Y tiene un atractivo: ‘Me siento feliz porque he hecho felices a otros’.

Patentes inutilizadas

MD: ¿Podría comentarme algo sobre el trabajo que están haciendo con iniciativas que usan patentes de otras empresas?

MY: Claro, cómo no. Estamos animando a empresas que tienen muchas patentes que ellas crearon o inventaron, que tienen la garantía de que les pertenece y nadie puede copiarlas. Tú tienes y has hecho uso de esto desde hace mucho tiempo, pero ahora tienes un producto mejor, así que ya no usas el viejo producto, siendo que todavía te pertenece. Bien, yo he estado conversando con empresas y les he dicho ¿por qué no creamos una compañía de gestión de patentes para negocios sociales, de modo que todas las patentes que no utilices nos las puedas confiar y nosotros las administramos?

Nosotros le damos una administración social a las patentes; si esa patente tiene algo que pueda resolver el problema de alguien, nosotros la tomamos, pero no para ganar dinero sino sólo para resolver problemas.

Y luego también hay patentes con uso parcial, que se usan sólo en parte, pero que nadie puede tocar. Eso es muy egoísta. El mundo podría beneficiarse mucho de esta patente, así que ¿por qué no ponerla bajo nuestra gestión? Nosotros la administramos por ti con propósitos sociales, para ayudar a muchas personas pobres, en vez de que sean recursos inutilizados dando vueltas por ahí.

He conversado con varias empresas y me han manifestado que les gustaría sumarse. Muchas de estas empresas tienen más de cien años, ¡imagina cuántas patentes tienen!

MD: ¿Qué grupos o empresas ya están participando de esta iniciativa?

MY: Muchas, por ejemplo una empresa de productos químicos. Pero todavía no nos hemos puesto en marcha. Ellos han mostrado interés, pero necesitamos arreglar todos los detalles legales. Todos aprecian la idea, así que sólo es cuestión de implementarla.

MD: Le pido una opinión sobre la gente joven y el desarrollo de las microfinanzas, algo que ha sido muy estimulante ver durante esta Cumbre. ¿Cómo ve usted este desarrollo?

MY: Sí, la gente joven quiere hacer cosas. En particular esta generación de jóvenes. Ellos están más abiertos, con una mente abierta al mundo, no con una mente estrecha, para su propio beneficio. Esto se debe a dos razones. Una, porque están más conectados con el mundo, a diferencia de la generación anterior, debido a la tecnología. Ellos conocen más sobre el resto del mundo, más que las generaciones que los precedieron.

Además, esta generación comenzó su vida en un nivel más alto que sus padres, muchos de los cuales tuvieron que pelear por sus necesidades básicas. Los jóvenes de hoy ya las tuvieron aseguradas. Así que ellos se proponen dejar marcas en este planeta y hacen cosas como éstas. Y tienen mucha capacidad, muchas más capacidades que cualquier otra generación anterior. Y buscan la manera de poder emplear estas capacidades. Ellos tienen que ser conscientes de esta capacidad y luego decir ¿qué puedo hacer? ¿Qué podemos hacer individualmente sin esperar que venga de los gobiernos?

En generaciones anteriores, los jóvenes marchaban por las calles con sus eslóganes, con proclamas revolucionarias, porque los gobiernos hacían todo. Esta generación siente que no tiene que esperar de los gobiernos, (y en lugar de eso piensan) ‘Yo puedo hacerlo por mis propios medios’. Allí es cuando el microcrédito se vuelve algo que los entusiasma, porque no tienen que hablarlo con nadie, sólo ir y resolver ellos mismos los problemas, para diez personas, veinte personas, y saben que pueden hacerlo. Y una vez que han resuelto el problema de veinte personas, saben que luego pueden replicarlo para muchos más. Allí reside lo atractivo y, en entornos complicados, ellos van detrás de alguna salida, para crear islas de esperanza… porque ‘nosotros sí podemos hacer algo y todavía no hemos terminado’.


Esta entrevista se hizo en Valladolid durante la Cumbre Mundial del Microcrédito, del 14 al 17 de noviembre de 2011, y se publicó en la versión en inglés de MicroDinero. Es la primera vez que se publica en castellano (traducción de Martín Páez Molina).

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