Helen Morgan, autora de esta entrevista, y Muhammad Yunus en Valladolid (foto: Omar Méndez/MicroDinero) |
(Por Helen Morgan, Textos recobrados de MicroDinero) Después de un año
turbulento para el ganador del Premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus estuvo en
el centro de las actividades de la Cumbre Mundial del Microcrédito, en
Valladolid. Predispuesto a las entrevistas y conversaciones a lo largo de las
jornadas de conferencias y debates, Yunus dialogó con MicroDinero iluminando
algunos tópicos abordados en la Cumbre como los negocios sociales (social
business), iniciativas de patentes y la energía joven en el sector de las
microfinanzas.
MicroDinero: ¿Qué piensa del fenómeno de los países desarrollados que
aplican modelos de microfinanzas originalmente pensados para países pobres?
Muhammad Yunus: Las microfinanzas comenzaron en Bangladesh a partir de
una situación local, pero luego se llevó a otros países, se desarrolló en
América Latina, en países del Asia… pero también se difundió en los Estados Unidos.
Cuando Bill Clinton era gobernador de Arkansas, en 1986, me invitó a iniciar un
programa Grameen allí. Así que permíteme hacer esta distinción: no son para
países pobres, las microfinanzas son para personas pobres. Mucha gente es
rechazada por el sistema bancario, y eso le pasa a muchas personas en Europa, a
nivel global. Las microfinanzas se expanden simultáneamente en países pobres y
ricos por la misma razón, ya que es una metodología que puede ser aplicada.
Ahora tenemos Grameen America en los Estados Unidos, donde este año abriremos
nuevas sucursales.
MD: ¿Con qué poblaciones trabajan en particular?
MY: Personas de muy bajos ingresos como mujeres, inmigrantes que llegan
de América Latina, Asia, etcétera, y están luchando con sus vidas. Nosotros
empezamos particularmente con inmigrantes porque ellos todavía no están dentro
de un programa de red de protección. La ley pone barreras que se traducen en
que no puedes prestar dinero a alguien que ya esté en la asistencia social,
porque bajo las leyes de los Estados Unidos si tú estás en la asistencia social
y ganas 1 dólar tienes que reportarlo y te será deducido de tu cheque de
asistencia social. Así que la gente no tiene incentivos para conseguir un
empleo. En Nueva York los créditos son de US$ 1.500 y la tasa de repago es muy
buena, al 99,3%.
MD: Usted mencionó a la gente que se escurre de las redes de protección
social del gobierno. ¿Están trabajando en políticas con el gobierno para
cambiar esta situación?
MY: Sí, nosotros estamos hablando siempre sobre cómo cambiar las
políticas, ayudar a las personas a que salgan de la asistencia social y no
permanezcan allí por siempre jamás, segunda, tercera, cuarta generación… No
tiene sentido que alguien tenga que permanecer en la asistencia social. Así que
estamos trabajando con funcionarios, con legisladores.
MD: En el marco de la actual crisis económica, y el incremento de las
tasas de desempleo, ¿cómo piensa que esta situación puede afectar al sector de
las microfinanzas y los negocios sociales?
MY: En la medida que la crisis se profundice, habrá más atención de la
gente a las microfinanzas y los negocios sociales, pues se trata de alternativas.
Las microfinanzas te dan la oportunidad de crear tu propio empleo antes que ir
detrás del mercado de trabajo. ‘Tengo un tipo de destreza y podría vivir de
eso, sólo si puedo acceder a un crédito que me brinde la oportunidad’, y eso es
lo que el microcrédito hace: te da un crédito. También está lo que me refería
cuando mencioné a la ciudad de Nueva York, pues trabajamos con mucha gente que
ha perdido recientemente sus empleos. Ellos volvieron, tomaron créditos y
empezaron de nuevo. Iniciar tu propio negocio: tal es el atractivo del
microcrédito. Así que, en la medida que el desempleo se torne más elevado, esto
se convertirá en algo atractivo para las personas que quieren crear su propio
empleo, en el proceso de crear la economía. Si la economía se debilita, las
personas no generan ingresos; cuando estas personas ganan dinero, alguien
recibe el servicio del producto, y así beneficias a la economía.
La situación hoy es muy desalentadora y sombría: necesitamos cambios
fundamentales en la estructura. Dos cambios que hemos empezado son: en primer
lugar, cambios en el sistema financiero, tornándolo un sistema inclusivo, donde
nadie tenga negado el acceso a recursos financieros. En segundo lugar,
desarrollar negocios que escapen de la lógica del lucro. Los negocios sociales
son empresas donde aquello que te impulsa no es obtener un beneficio personal, sino
lograr un objetivo social.
Todo se va inclinando hacia negocios movidos por la avaricia, y en consecuencia
se generan problemas. Necesitamos algo más, donde tú saques a relucir otra
parte de tu mente. Que tú quieras resolver problemas y hacer feliz a otra
gente. Y que haciendo felices a otros, tú mismo te sientas feliz. Esa felicidad
no está contemplada por la economía. Pero es muy importante para la vida
humana, para ayudar. Y tiene un atractivo: ‘Me siento feliz porque he hecho
felices a otros’.
Patentes inutilizadas
MD: ¿Podría comentarme algo sobre el trabajo que están haciendo con
iniciativas que usan patentes de otras empresas?
MY: Claro, cómo no. Estamos animando a empresas que tienen muchas
patentes que ellas crearon o inventaron, que tienen la garantía de que les pertenece
y nadie puede copiarlas. Tú tienes y has hecho uso de esto desde hace mucho
tiempo, pero ahora tienes un producto mejor, así que ya no usas el viejo
producto, siendo que todavía te pertenece. Bien, yo he estado conversando con
empresas y les he dicho ¿por qué no creamos una compañía de gestión de patentes
para negocios sociales, de modo que todas las patentes que no utilices nos las
puedas confiar y nosotros las administramos?
Nosotros le damos una administración social a las patentes; si esa patente tiene algo que pueda resolver el problema de
alguien, nosotros la tomamos, pero no para ganar dinero sino sólo para resolver
problemas.
Y luego también hay patentes con uso parcial, que se usan sólo en parte,
pero que nadie puede tocar. Eso es muy egoísta. El mundo podría beneficiarse
mucho de esta patente, así que ¿por qué no ponerla bajo nuestra gestión?
Nosotros la administramos por ti con propósitos sociales, para ayudar a muchas
personas pobres, en vez de que sean recursos inutilizados dando vueltas por
ahí.
He conversado con varias empresas y me han manifestado que les gustaría
sumarse. Muchas de estas empresas tienen más de cien años, ¡imagina cuántas
patentes tienen!
MD: ¿Qué grupos o empresas ya están participando de esta iniciativa?
MY: Muchas, por ejemplo una empresa de productos químicos. Pero todavía
no nos hemos puesto en marcha. Ellos han mostrado interés, pero necesitamos
arreglar todos los detalles legales. Todos aprecian la idea, así que sólo es
cuestión de implementarla.
MD: Le pido una opinión sobre la gente joven y el desarrollo de las
microfinanzas, algo que ha sido muy estimulante ver durante esta Cumbre. ¿Cómo ve usted este
desarrollo?
MY:
Sí, la gente joven quiere hacer cosas. En particular esta generación de jóvenes. Ellos están
más abiertos, con una mente abierta al mundo, no con una mente estrecha, para
su propio beneficio. Esto se debe a dos razones. Una, porque están más
conectados con el mundo, a diferencia de la generación anterior, debido a la
tecnología. Ellos conocen más sobre el resto del mundo, más que las
generaciones que los precedieron.
Además, esta generación comenzó su vida en un nivel más alto que sus
padres, muchos de los cuales tuvieron que pelear por sus necesidades básicas.
Los jóvenes de hoy ya las tuvieron aseguradas. Así que ellos se proponen dejar
marcas en este planeta y hacen cosas como éstas. Y tienen mucha capacidad,
muchas más capacidades que cualquier otra generación anterior. Y buscan la
manera de poder emplear estas capacidades. Ellos tienen que ser conscientes de
esta capacidad y luego decir ¿qué puedo hacer? ¿Qué podemos hacer
individualmente sin esperar que venga de los gobiernos?
En generaciones anteriores, los jóvenes marchaban por las calles con sus
eslóganes, con proclamas revolucionarias, porque los gobiernos hacían todo.
Esta generación siente que no tiene que esperar de los gobiernos, (y en lugar
de eso piensan) ‘Yo puedo hacerlo por mis propios medios’. Allí es cuando el
microcrédito se vuelve algo que los entusiasma, porque no tienen que hablarlo
con nadie, sólo ir y resolver ellos mismos los problemas, para diez personas,
veinte personas, y saben que pueden hacerlo. Y una vez que han resuelto el
problema de veinte personas, saben que luego pueden replicarlo para muchos más.
Allí reside lo atractivo y, en entornos complicados, ellos van detrás de alguna
salida, para crear islas de esperanza… porque ‘nosotros sí podemos hacer algo y
todavía no hemos terminado’.
Esta entrevista se hizo en Valladolid durante la Cumbre Mundial del
Microcrédito, del 14 al 17 de noviembre de 2011, y se publicó en la versión en
inglés de MicroDinero. Es la primera vez que se publica en castellano (traducción
de Martín Páez Molina).
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