Nicholas Kristof, periodista y escritor estadounidense (foto: Judy Watson Tracy) |
(Textos recobrados de MicroDinero) La polémica en torno al Grameen Bank,
en Bangladesh, sumó un nuevo capítulo y Muhammad Yunus un defensor de fuste. El
periodista norteamericano Nicholas Kristof, columnista del The New York Times,
ganador de dos premios Pulitzer por sus reportes que han echado luz sobre
abusos contra los derechos humanos en Asia y África, acaba de publicar un
artículo donde rescata la altura moral de Yunus y denuncia una “campaña
orquestada”, fogoneada por el gobierno bangladesí para quedarse con la mayoría
accionaria del banco rural de microcrédito fundado por Yunus en 1976.
Las aristas que envuelve esta polémica adquieren inevitable resonancia
global. No sólo por el peso global que tiene Yunus sino también -como lo apunta
el autor- en el contexto de un proceso de reevaluación que se hace de la
industria del microcrédito en su conjunto a partir de la crisis desatada en la
India en el segundo semestre del año pasado.
Trasladamos a continuación los conceptos medulares de Kristof en su
columna del NYT:
“Están pasando cosas muy extrañas estos días en Bangladesh. Pareciera
que hay un ataque desde varias puntas contra el Grameen Bank de Muhammad Yunus,
ganador del premio Nobel de la Paz por su rol pionero en microfinanzas”.
“La prensa bangladesí ha estado últimamente llena de denuncias sobre
Yunus. Este martes, por ejemplo, una agencia de noticias de Bangladesh citó
declaraciones de un economista que dijo: ‘Muchas cosas sobre Yunus son sólo
mito. Él nunca ha sido desinteresado en ninguna de sus iniciativas’ (el autor
se refiere a un despacho de BDNews 24, que difundió declaraciones del
economista y ex presidente de Transparency International Bangladesh, Prof.
Muzaffer Ahmed). Mientras tanto, el gobierno bangladesí dispuso una investigación
sobre corrupción en el Grameen luego que un documental de la televisión noruega
dejara planteada algunas cuestiones, aun cuando el gobierno de Noruega haya
dicho que no hay cargos contra el banco. También hubo (falsas) informaciones
publicadas que hablan de la renuncia de Yunus o que debería retirarse por
razones de edad. Y al parecer la administración de Sheikh Hasina Wazed quiere
revisar el régimen de propiedad del Grameen Bank para que el 60 por ciento del
banco sea del gobierno (como lo fue en la década del 80, luego reformulado en
los términos de propiedad vigentes hasta hoy: 75 por ciento de sus
prestatarios, 25 por ciento del gobierno)”.
“Finalmente, un juzgado ha ordenado la comparecencia de Yunus el 18 de
enero por cargos de difamación, presumiblemente por afirmar en 2007 que los
políticos sólo van detrás del dinero. Podría ser arrestado y llevado a prisión
por eso. Y dada la ocasión, si se tratara de una campaña orquestada, el
gobierno podría aprovechar para hacerse del banco. En tales condiciones, es
dable pensar que la campaña cuenta con la aprobación de la primera ministra Sheikh
Hasina. Ella parece haber cambiado su posicionamiento: de antigua partidaria de
las microfinanzas, pasó últimamente a denunciar al sector por ‘chupar la sangre
de los pobres en nombre de la reducción de la pobreza’”.
“Está claro que el profesor Yunus no está, como cualquier otra persona,
por encima de la ley. Él y Grameen ameritan un examen riguroso. Las
microfinanzas deben ser debatidas. Pero la campaña actual contra Yunus no me
suena genuina, lo mismo que para otros que observan esta cuestión (hablo con
gente de tres continentes, sobre todos los aspectos que hacen a esta polémica,
pero hay mucho temor de hablarlo abiertamente). No sé exactamente qué es lo que
va a ocurrir. Puede ser que el gobierno esté preocupado de que Yunus incursione
en la política o que critique a los políticos… y puede que sus críticas se
enmarquen en la perspectiva de tomar el control del Grameen, que llega a una de
cada tres personas en Bangladesh”.
“Generalmente sostengo en mis columnas, y además lo planteamos con
Sheryl WuDunn en nuestro libro Half the Sky, que Bangladesh ha prosperado en
las últimas décadas debido a la fuerza de su sociedad civil, especialmente
Grameen y la igualmente grandiosa organización BRAC. La gestión del gobierno ha
sido francamente decepcionante, pero la sociedad civil ha contribuido a cuenta
de importantes ganancias para Bangladesh. Si el gobierno está hoy dispuesto a
arrasar contra el sector más sólido del país, que el cielo se apiade de
Bangladesh. Y si Yunus es arrestado sobre la base de cargos artificiosos,
Bangladesh habrá destruido su credibilidad”.
“Las microfinanzas atraviesan una crisis por estos días, en particular
por los problemas suscitados en Andhra Pradesh, India. No hay dudas de que este
sector tan exitoso ha atraído la atención de actores indeseables (bad apples).
Pero está claro que el Grameen y el Dr. Yunus han producido un enorme impacto
en Bangladesh y el mundo. Él ha merecido que lo distingan con el Nobel de la
Paz. La comunidad internacional necesita estar segura de que intereses extraños (funny business) en Bangladesh no se devoren uno de los grandes éxitos del
desarrollo. En lo que respecta a Sheikh Hasina, ella debería ser clara y
contundente en cuanto a que el gobierno continuará con su porcentaje del 25 por
ciento en el Grameen y que no intentará incrementarlo”.
“Espero que todo esto no sea más que una tempestad en un vaso de agua. Si
no es así, y si el Grameen pasa a ser un banco estatal, sería una catástrofe
para toda la gente empobrecida que depende de él. Y si un ganador de premio
Nobel puede ser dejado de lado, entonces toda la sociedad civil está en peligro”.
Fuente: Is Bangladesh Trying to Take Over Grameen Bank?, Nicholas Kristof, The New York Times, 5 de
enero de 2011
Publiqué este artículo el 6 de enero de 2011 en MicroDinero
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