Mini-plenaria en Valladolid 2011, con actores de las microfinanzas de España (foto: MicroDinero) |
(Textos
recobrados de MicroDinero) ¿Qué modelo microfinanciero adoptar para favorecer
el acceso a las oportunidades en España?
La pregunta
dio pie a una de las mini-plenarias de la “pista española” en la reciente
Cumbre Mundial del Microcrédito, en Valladolid. Presidida por el director
general de la Fundación Instituto de Crédito Oficial (ICO), Carlos Álvarez, la
mesa se integró con Nazrul Chowdhury, asesor de la Fundación ICO y Carmen Pérez
Sánchez, responsable de Economía Social y Microcréditos de CajaSol (ambos
autores del paper en cuestión), con la participación de los panelistas Ana
Gorostegui (Fundación Tomillo), Marcelo Abbad (Fundación Intervida) y Carlos
Balado García (Confederación Española de Cajas de Ahorro, CECA).
A guisa de
contextualización, Pérez Sánchez abrió el debate planteando algunas reflexiones
sobre exclusión social y exclusión financiera y de lo que en principio
aparecería como una contradicción, a saber: un escenario donde prácticamente la
mitad de la población española sufre algún grado de exclusión social pero sólo
un mínimo porcentaje (1,3%) no tiene acceso a ningún producto financiero.
Los datos
son de 2008, anteriores a la crisis económica y financiera internacional. La
directiva de Cajasol ofreció datos tomados del VI Informe sobre Exclusión y
Desarrollo Social, de la fundación española FOESSA, y de la Encuesta de
Condiciones de Vida en España (ECV), operación estadística anual de hogares que
se hace en todos los países de la Unión Europea.
De acuerdo
con el Informe, casi un 48% de la población española está “totalmente
incluida”. La otra mitad se distribuye entre los “semi-incluidos” (35,3%),
“exclusión compensada” (11,9%) y “exclusión severa” (5,3%, segmento que debería
ser considerado como de verdadera pobreza). El sentido que se da al concepto de
“exclusión social” aquí es amplio, va más allá de una falta de oportunidades
económicas y apunta a otro tipo de privaciones que tienen que ver con la
cohesión social-familiar y de participación político-ciudadana.
Al cruzar
los datos del Informe con los de la ECV en lo que concierne a inclusión
financiera, se ve que en un mismo año coexiste, por un lado, un alto grado de
exclusión social, y por otro, un porcentaje abrumador (98,7%) de hogares
españoles que disponían de algún producto de ahorro y un porcentaje elevado
(63,1%) que tenía habilitada al menos una tarjeta de crédito. Pérez Sánchez
concluyó en las consecuencias que esta situación habría llevado ante el actual
sobre-endeudamiento y la necesidad de una adecuada educación financiera.
A su turno,
Chowdhury se refirió a su experiencia como introductor del “modelo Grameen” en
España, en su carácter de asesor de la Fundación ICO y como impulsor de algunos
proyectos piloto que se desarrollan desde hace algo más de tres años (uno de
los cuales, en Andalucía, junto a Cajasol).
Chowdhury
dijo que, si bien no es viable la posibilidad de que en España se implante el
modelo del Grameen Bank tal como surgió en Bangladesh, sí en cambio se puede
aplicar una filosofía (lo que llamó la “dimensión moral” del microcrédito) y
parte de su metodología. El microcrédito debe llegar a los más pobres de los
pobres, su concesión debe hacerse sin aval ni garantías, basado en la confianza
mutua y con un beneficio financiero que alcance para la sostenibilidad del
programa.
Pérez
Sánchez retomó la palabra para comentar el piloto Grameen que están
desarrollando en Sevilla, concentrado en dos colectivos: inmigrantes y mujeres
muy vulnerables (víctimas de la violencia, de abusos sexuales, etnias gitanas y
madres solteras).
Un papel
estratégico en esta implementación es el que cumplen las Entidades Sociales de
Apoyo al Microcrédito (ESAM), como puentes para llegar a estas poblaciones más
necesitadas, destacó la economista de Cajasol. Y sobre los grupos de
microcréditos, dijo que se concretan reuniones quincenales pero que, marcando
algunos matices con Bangladesh, los préstamos son individuales, aunque
solicitados y aprobados en el seno del grupo. El grupo no opera como garante
sino como base primaria de cohesión social.
Posteriormente,
en los breves minutos que dispusieron, los panelistas ofrecieron alguna
perspectiva o mirada sobre la cuestión.
Discusiones
bizantinas
Abbad hizo
una crítica de lo que consideró como diez años de discusiones bizantinas, sin
concreciones por parte del movimiento del microcrédito, tanto en España como a
nivel global. Y dijo que en la Cumbre de Valladolid se mezclaron al menos cinco
segmentos: los que trabajan para la base de la pirámide; los que trabajan para
la inclusión financiera; los que trabajan para quienes están de paro; los que
trabajan para emprendedores y los que trabajan para microempresas.
“No debemos
mezclar metodologías… Podríamos hacer cinco cumbres distintas”, llamó la
atención el director general de Intervida.
Por su
parte, Gorostegui propuso una mirada más orientada hacia lo que podríamos
llamar la “psicología del emprendedor”. Deberíamos empezar por una formación
emprendedora desde la escuela, educación financiera y coaching a emprendedores,
instó la directora del Área Emprendimiento de Fundación Tomillo, mencionando en
tal sentido la experiencia de Valnalón, en Asturias.
Consideró
valioso el avance hacia una plataforma que integre la información del sector en
España, como la iniciativa desarrollada por la Fundación Nantik Lum, y destacó
la necesidad de generar confianza entre la entidad financiera, las ESAM y el
emprendedor (así como la confianza del emprendedor consigo mismo).
Finalmente,
Balado García expuso desde la óptica de las cajas de ahorro agrupadas en CECA y
dijo que la inversión social es tan beneficiosa como la inversión económica,
pudiendo incluso ser más rentable que la económica en términos de generación de
riqueza e impacto en el PIB.
Desde 2005,
precisó, las cajas concretaron un total de 707 operaciones de microcrédito, con
un promedio de 11 mil euros y un volumen total de 7,8 millones de euros, con
una tasa promedio del 4,33%. La finalidad que buscan estos financiamientos se
concentra mayormente en autoempleo (56,29%) y necesidades familiares (26,93%),
al tiempo que los inmigrantes y los jóvenes desempleados son los sectores más
activos en el rubro (45,70% y 25%, respectivamente).
La “pista
española” aprovechó la instancia que abrió Valladolid para profundizar un debate
que postula a las microfinanzas como actor clave en el crítico escenario
económico y social de los próximos años.
Referencia
Microfinanzas para la inclusión social y financiera: modelos para asegurar que nadie sea excluido del acceso a oportunidades (Cumbre Mundial del Microcrédito, por Nazrul I. Chowdhury y Cármen Pérez Sánchez, Fundación ICO y Cajasol, Valladolid, 2011)
Publiqué
este artículo el 13 de diciembre de 2011 en MicroDinero
No hay comentarios:
Publicar un comentario