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miércoles, 15 de abril de 2015

Inclusión financiera y exclusión social: Paradoja a la española

Mini-plenaria en Valladolid 2011, con actores de las microfinanzas de España
(foto: MicroDinero)

(Textos recobrados de MicroDinero) ¿Qué modelo microfinanciero adoptar para favorecer el acceso a las oportunidades en España?

La pregunta dio pie a una de las mini-plenarias de la “pista española” en la reciente Cumbre Mundial del Microcrédito, en Valladolid. Presidida por el director general de la Fundación Instituto de Crédito Oficial (ICO), Carlos Álvarez, la mesa se integró con Nazrul Chowdhury, asesor de la Fundación ICO y Carmen Pérez Sánchez, responsable de Economía Social y Microcréditos de CajaSol (ambos autores del paper en cuestión), con la participación de los panelistas Ana Gorostegui (Fundación Tomillo), Marcelo Abbad (Fundación Intervida) y Carlos Balado García (Confederación Española de Cajas de Ahorro, CECA).

A guisa de contextualización, Pérez Sánchez abrió el debate planteando algunas reflexiones sobre exclusión social y exclusión financiera y de lo que en principio aparecería como una contradicción, a saber: un escenario donde prácticamente la mitad de la población española sufre algún grado de exclusión social pero sólo un mínimo porcentaje (1,3%) no tiene acceso a ningún producto financiero.

Los datos son de 2008, anteriores a la crisis económica y financiera internacional. La directiva de Cajasol ofreció datos tomados del VI Informe sobre Exclusión y Desarrollo Social, de la fundación española FOESSA, y de la Encuesta de Condiciones de Vida en España (ECV), operación estadística anual de hogares que se hace en todos los países de la Unión Europea.

De acuerdo con el Informe, casi un 48% de la población española está “totalmente incluida”. La otra mitad se distribuye entre los “semi-incluidos” (35,3%), “exclusión compensada” (11,9%) y “exclusión severa” (5,3%, segmento que debería ser considerado como de verdadera pobreza). El sentido que se da al concepto de “exclusión social” aquí es amplio, va más allá de una falta de oportunidades económicas y apunta a otro tipo de privaciones que tienen que ver con la cohesión social-familiar y de participación político-ciudadana.

Al cruzar los datos del Informe con los de la ECV en lo que concierne a inclusión financiera, se ve que en un mismo año coexiste, por un lado, un alto grado de exclusión social, y por otro, un porcentaje abrumador (98,7%) de hogares españoles que disponían de algún producto de ahorro y un porcentaje elevado (63,1%) que tenía habilitada al menos una tarjeta de crédito. Pérez Sánchez concluyó en las consecuencias que esta situación habría llevado ante el actual sobre-endeudamiento y la necesidad de una adecuada educación financiera.

A su turno, Chowdhury se refirió a su experiencia como introductor del “modelo Grameen” en España, en su carácter de asesor de la Fundación ICO y como impulsor de algunos proyectos piloto que se desarrollan desde hace algo más de tres años (uno de los cuales, en Andalucía, junto a Cajasol).

Chowdhury dijo que, si bien no es viable la posibilidad de que en España se implante el modelo del Grameen Bank tal como surgió en Bangladesh, sí en cambio se puede aplicar una filosofía (lo que llamó la “dimensión moral” del microcrédito) y parte de su metodología. El microcrédito debe llegar a los más pobres de los pobres, su concesión debe hacerse sin aval ni garantías, basado en la confianza mutua y con un beneficio financiero que alcance para la sostenibilidad del programa.

Pérez Sánchez retomó la palabra para comentar el piloto Grameen que están desarrollando en Sevilla, concentrado en dos colectivos: inmigrantes y mujeres muy vulnerables (víctimas de la violencia, de abusos sexuales, etnias gitanas y madres solteras).

Un papel estratégico en esta implementación es el que cumplen las Entidades Sociales de Apoyo al Microcrédito (ESAM), como puentes para llegar a estas poblaciones más necesitadas, destacó la economista de Cajasol. Y sobre los grupos de microcréditos, dijo que se concretan reuniones quincenales pero que, marcando algunos matices con Bangladesh, los préstamos son individuales, aunque solicitados y aprobados en el seno del grupo. El grupo no opera como garante sino como base primaria de cohesión social.

Posteriormente, en los breves minutos que dispusieron, los panelistas ofrecieron alguna perspectiva o mirada sobre la cuestión.

Discusiones bizantinas

Abbad hizo una crítica de lo que consideró como diez años de discusiones bizantinas, sin concreciones por parte del movimiento del microcrédito, tanto en España como a nivel global. Y dijo que en la Cumbre de Valladolid se mezclaron al menos cinco segmentos: los que trabajan para la base de la pirámide; los que trabajan para la inclusión financiera; los que trabajan para quienes están de paro; los que trabajan para emprendedores y los que trabajan para microempresas.

“No debemos mezclar metodologías… Podríamos hacer cinco cumbres distintas”, llamó la atención el director general de Intervida.

Por su parte, Gorostegui propuso una mirada más orientada hacia lo que podríamos llamar la “psicología del emprendedor”. Deberíamos empezar por una formación emprendedora desde la escuela, educación financiera y coaching a emprendedores, instó la directora del Área Emprendimiento de Fundación Tomillo, mencionando en tal sentido la experiencia de Valnalón, en Asturias.

Consideró valioso el avance hacia una plataforma que integre la información del sector en España, como la iniciativa desarrollada por la Fundación Nantik Lum, y destacó la necesidad de generar confianza entre la entidad financiera, las ESAM y el emprendedor (así como la confianza del emprendedor consigo mismo).

Finalmente, Balado García expuso desde la óptica de las cajas de ahorro agrupadas en CECA y dijo que la inversión social es tan beneficiosa como la inversión económica, pudiendo incluso ser más rentable que la económica en términos de generación de riqueza e impacto en el PIB.

Desde 2005, precisó, las cajas concretaron un total de 707 operaciones de microcrédito, con un promedio de 11 mil euros y un volumen total de 7,8 millones de euros, con una tasa promedio del 4,33%. La finalidad que buscan estos financiamientos se concentra mayormente en autoempleo (56,29%) y necesidades familiares (26,93%), al tiempo que los inmigrantes y los jóvenes desempleados son los sectores más activos en el rubro (45,70% y 25%, respectivamente).

La “pista española” aprovechó la instancia que abrió Valladolid para profundizar un debate que postula a las microfinanzas como actor clave en el crítico escenario económico y social de los próximos años.

Referencia

Microfinanzas para la inclusión social y financiera: modelos para asegurar que nadie sea excluido del acceso a oportunidades (Cumbre Mundial del Microcrédito, por Nazrul I. Chowdhury y Cármen Pérez Sánchez, Fundación ICO y Cajasol, Valladolid, 2011)


Publiqué este artículo el 13 de diciembre de 2011 en MicroDinero

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