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jueves, 2 de abril de 2015

Distorsiones Norte-Sur: Hablar de pobres con vino fino, sushi y en el mejor hotel de Berna...


(Por Fadi Haddad, Textos recobrados de MicroDinero) El sector de las microfinanzas enfrenta problemas cada vez mayores: endeudamiento, morosidad y suicidios masivos de clientes, como en la India. A los bancos de microcrédito se los considera usureros que incrementan continuamente las tasas de interés, agregan varios costos al crédito que el cliente no comprende (a pesar de la existencia de la organización Microfinance Transparency) y, lo que es más grave, acosan a los clientes para el reembolso hasta el punto de amenazarlos frente a sus familiares y vecinos.

Es sin duda un comportamiento despreciable que se debe mejorar para que las microfinanzas cumplan su propósito: ayudar a los excluidos del sistema financiero tradicional a empezar su propio negocio.

Sin embargo, hay dos factores importantísimos que se deben notar: 1) las IMFs son bancos que buscan rentabilidad; 2) los clientes de las IMFs no acceden a la educación, no saben administrar un negocio ni sus propias finanzas y hay muchos que ni siquiera saben leer.

Si sumamos los puntos 1 y 2 el resultado es alarmante: un banco que puede abusar de su cliente sin que este último lo sepa.

Voy a profundizar el punto 1 porque es delicado. En las microfinanzas existen muchas ONGs que hacen un trabajo más "social"; no obstante hoy en día los bancos privados son los líderes en términos de activos prestados y son negocios solventes que deben generar una rentabilidad para poder mantenerse y crecer.

Puedo permitirme hacer la comparación entre un banco regular y un banco de microcrédito porque trabajé en ambos -un banco privado en Suiza y una IMF en Perú-. Y lo digo con seguridad: la manera de trabajar es la misma en los dos mundos: rentabilidad.

En un banco privado suizo, los clientes son personas instruidas, principalmente empresarios que saben cómo gestionar un negocio y sus carteras. Aun así, el banco siempre intenta encontrar sus debilidades para poder venderles algunos productos financieros que le brinden una buena rentabilidad. Pero, puesto que los clientes son educados, la acción del banco se ve limitada naturalmente.

En microfinanzas los clientes son poco instruidos e, incluso si existieran normas y regulaciones para proteger a los clientes, las IMFs van a seguir aprovechando la posición de fuerza que tienen sobre ellos. Es un comportamiento totalmente normal por parte de un banco cuyo objetivo principal es la rentabilidad.

Fui a la conferencia anual del Social Performance Task Force a fines de junio del año pasado para representar a un banco peruano sobre el tema del desempeño social en las microfinanzas. La conferencia se llevó a cabo en el hotel más caro de Berna, en Suiza -el país más caro de Europa-. De ahí que la presencia de las IMFs era muy limitada. Al final, nos encontramos discutiendo entre europeos y americanos, ante copas de vino fino y algunos sushis frescos, sobre las diferentes maneras de mejorar el mundo microfinanciero.

La mayor parte de los participantes era de ONGs, particularmente de las que brindan servicios de desempeño social a las IMFs en el campo. Los servicios que ofrecen son programas para medir la pobreza de los clientes, capacitaciones a los analistas de créditos para que respeten al cliente, lecciones básicas de finanzas para tratar al cliente como si fuese un rey, etc. Eran solamente 25 IMFs contra más de 40 de esas ONGs "Support and Consultants", que lavaban sus cerebros con normas y regulaciones de desempeño social. Nótese que ninguna de las personas de las ONGs con quien hablé había hecho trabajo de campo.  Sus experiencias se limitaban a un viaje a las ciudades para encontrar a los gerentes de las IMFs.

Lo que me resultó evidente y que nadie pareció comprender es que hay dos percepciones diferentes de las microfinanzas:

a) En los países desarrollados, se percibe a las microfinanzas como un concepto social para ayudar a los pobres en el tercer mundo. Es como una asistencia para el desarrollo económico brindada de manera privada, razón principal del éxito de las microfinanzas. Es también una oportunidad de inversión atractiva para los que quieren aliviar su conciencia en el Norte.

b) En los países en desarrollo, las microfinanzas son la única manera de tener acceso al crédito. No se las percibe como una asistencia económica porque los clientes pagan más del 40% de interés anual. En otras palabras, las microfinanzas en Perú son el equivalente de las finanzas tradicionales en Europa.

Recuerdo mi experiencia en el campo en Perú. Cuando empecé, pensé que dejaba el mundo codicioso de las finanzas en Suiza para trabajar en el desarrollo económico en un país pobre y ayudar a la gente, que me quedaría agradecida. Sin embargo, lo que constaté es que la gente nos trataba como banqueros convencionales y no como salvadores enviados por Dios (a 40% per annum). Lo que estoy diciendo es que el analista de crédito vestido de colores llamativos, caminando por los suburbios de Lima, haciendo la promoción de créditos, tiene el mismo trabajo que la persona que está detrás de su pantalla en Ginebra llamando a sus clientes para venderles productos financieros.

Pregunté a todos los analistas de crédito con quienes trabajé en Perú por qué trabajaban en microfinanzas. Ninguno me respondió que por razones sociales; para ellos es un trabajo como cualquier otro.

Y es hora de que los occidentales comprendan eso. No hay que perder más tiempo capacitando a las IMFs y decirles que sean más sociales y respetuosas del cliente, porque son negocios con fin de lucro y creo que han entendido la lección.

Ahora debemos cambiar nuestra estrategia y trabajar con el cliente. Todas esas ONGs que atraen cantidades importantes de dinero de donantes deben utilizarlas para capacitar al cliente, enseñarle las bases de las finanzas, cómo funciona su préstamo y lo que el banco le está cobrando. Así podría enfrentar a su banco si se siente abusado y gestionar sus finanzas más eficientemente. Podría también comprender más claramente las diferencias de precios entre los bancos y elegir con más seguridad la IMF más adecuada para su préstamo. Se debe además enseñarles cómo utilizar el préstamo más eficazmente para reducir los riesgos de morosidad. Este particular “gasto” sería una inversión muy lógica para una IMF, pero no parecen querer perder tiempo con eso…

Es necesario reconocer que existe una diferencia de percepción de las microfinanzas entre el Norte y el Sur para poder empezar a remediar los problemas crecientes de las microfinanzas.

Capacitar a los bancos nunca funcionó, recordemos la crisis de 2008-2009 causada por el comportamiento imprudente y ávido de los bancos más respetados del mundo. Por eso tenemos que adoptar una nueva estrategia y capacitar a los clientes para permitir a las microfinanzas seguir apoyando a los pobres del mundo. El cambio puede venir de ellos y nosotros tenemos la posibilidad de darles ese poder.


El autor es asesor, investigador en temas de microfinanzas y crédito agrario. Entre su experiencia profesional, destacamos su trabajo en el banco suizo UBS y como pasante en la financiera peruana Edyficar, en 2010. Reside en Ginebra.

Este artículo se publicó originalmente el 25 de febrero de 2011 en MicroDinero

Fadi Haddad, autor de este artículo, junto a niños de la provincia de San Martín,
durante su trabajo de campo para Edyficar, en la Amazonía peruana
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