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martes, 9 de julio de 2013

Aparecida, el documento que el papa hace leer a los presidentes latinoamericanos


(Mundo Microfinanzas) Un diagnóstico crudo de la realidad social en América Latina y el Caribe, la denuncia de profundas desigualdades y concentración de las riquezas, los cambios culturales que la globalización trae aparejados, el deterioro del empleo y la pobreza son algunos de los señalamientos del Documento de Aparecida, de la iglesia católica, publicación que el papa Francisco obsequia a los presidentes latinoamericanos que lo han visitado en el Vaticano desde su asunción en marzo.

Dilma y Francisco en el Vaticano
El documento -que destaca a las microfinanzas como uno de los “fenómenos positivos y creativos” puestos en marcha en la región- fue elaborado por la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, realizada en mayo de 2007 en la ciudad brasileña de Aparecida, a unos 170 kilómetros de São Paulo, e inaugurada por el papa Benedicto XVI.

El texto contiene reflexiones sobre el compromiso misional de la Iglesia y una pastoral latinoamericana identificada con “el Dios cercano a los pobres y a los que sufren, la profunda devoción a la Santísima Virgen de Guadalupe, de Aparecida o de las diversas advocaciones nacionales y locales”.

El capítulo 2 del documento ofrece una mirada sobre la realidad social latinoamericana y analiza puntualmente la situación sociocultural, la situación económica, la dimensión socio-política y la situación socio-ambiental.

Difundido pocos meses antes del desencadenamiento de la crisis financiera mundial, el documento afirma que la concentración de renta y riqueza se da principalmente por los mecanismos del sistema financiero.

“La libertad concedida a las inversiones financieras favorece al capital especulativo, que no tiene incentivos para hacer inversiones productivas de largo plazo, sino que busca el lucro inmediato en los negocios con títulos públicos, monedas y derivados. Sin embargo, según la Doctrina Social de la Iglesia, el objeto de la economía es la formación de la riqueza y su incremento progresivo, en términos no sólo cuantitativos sino cualitativos: todo lo cual es moralmente correcto si está orientado al desarrollo global y solidario del hombre y de la sociedad en la que vive y trabaja”.

El documento de Aparecida advierte sobre las precarias condiciones del empleo y el trabajo: “La población económicamente activa de la región está afectada por el subempleo (42%) y el desempleo (9%), y casi la mitad está empleada en trabajo informal. El trabajo formal, por su parte, se ve sometido a la precariedad de las condiciones de empleo y a la presión constante de subcontratación, lo que trae consigo salarios más bajos y desprotección en el campo de seguridad social, no permitiendo a muchos el desarrollo de una vida digna”.

Sin embargo, destaca “fenómenos positivos y creativos para enfrentar esta situación” por parte de quienes se ven afectados, poniendo como ejemplo las microfinanzas, la economía local y solidaria y el comercio justo.

Los curas latinoamericanos mencionan particularmente la inequidad que sufren algunos colectivos como la mujer (“Algunas desde niñas y adolescentes son sometidas a múltiples formas de violencia dentro y fuera de casa: tráfico, violación, servidumbre y acoso sexual; desigualdades en la esfera del trabajo, de la política y de la economía…”), las comunidades indígenas y afrodescendientes; jóvenes, migrantes, desplazados y campesinos.

Sobre estos últimos, Aparecida señala la grave inequidad de que existan campesinos sin tierra junto a grandes latifundios: “En algunos países esta situación ha llevado a la población a demandar una reforma agraria, estando atentos a los males que puedan ocasionarles los Tratados de Libre Comercio, la manipulación de la droga y otros factores”.

El documento critica a instituciones financieras y empresas transnacionales qie se fortalecen a costa de las economías locales y del debilitamiento de los estados “que aparecen cada vez más impotentes para llevar adelante proyectos de desarrollo al servicio de sus poblaciones, especialmente cuando se trata de inversiones de largo plazo y sin retorno inmediato”.

En tal sentido cuestiona a industrias extractivas internacionales y a la agroindustria que “muchas veces no respetan los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales de las poblaciones locales y no asumen sus responsabilidades”, alertando que con frecuencia se subordina la preservación de la naturaleza al desarrollo económico, con daños a la biodiversidad y agotamiento de las reservas de agua y otros recursos naturales.

“América Latina posee los acuíferos más abundantes del planeta, junto con grandes extensiones de territorio selvático, que son pulmones de la humanidad. Así se dan gratuitamente al mundo servicios ambientales que no son reconocidos económicamente”, plantea el documento.

En tanto, Aparecida también llama la atención sobre desviaciones populistas y de cuño autoritario en algunos regímenes democráticos: “Vemos con preocupación el acelerado avance de diversas formas de regresión autoritaria por vía democrática que en ciertas ocasiones derivan en regímenes de corte neopopulista. Esto indica que no basta una democracia puramente formal, fundada en la limpieza de los procedimientos electorales, sino que es necesaria una democracia participativa y basada en la promoción y respeto de los derechos humanos”.

Desde su asunción como papa en marzo, Francisco se ha entrevistado con varios mandatarios latinoamericanos como Dilma Rousseff, de Brasil; Cristina Fernández de Kirchner, de Argentina; José Mujica, del Uruguay; Juan Manuel Santos, de Colombia; Rafael Correa, de Ecuador; Nicolás Maduro, de Venezuela y Mauricio Fuentes, de El Salvador, entre otros.

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