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lunes, 17 de marzo de 2008

Primer paso con sangre irlandesa


(Mundo Microfinanzas) El caso de Irlanda suele ser paradigmático: de ser uno de los países más pobres de Europa a ostentar los índices más altos de crecimiento, consolidados sobre todo en la segunda mitad de la década del ’90.

Norma Smurfit
Su tasa de desempleo es de las más bajas del Viejo Mundo, rondando el 4 por ciento, apenas superada por Luxemburgo y Holanda.

Abundan tesis macroeconómicas para explicar el fenómeno (no es este el espacio para comentarlas). Baste tomar nota de algunas condiciones que favorecieron el escenario: desarrollo de la industria, fuerte inversión en ciencia y educación, exitoso programa de exportaciones, alto grado de cohesión social y cultural, entre otras.

¿Cómo pensar lo micro en un país donde los resultados macroeconómicos son por demás elocuentes? ¿Hasta qué punto se puede pensar lo micro como constitutivo de este desarrollo económico? ¿Quién emprende y quién financia el emprendimiento en un país que crece al 10 por ciento anual? Buenas preguntas para hacerle a San Patricio.

Lo cierto es que, en el país de Joyce, Wilde y Bono, se puede empezar a hablar de microfinanzas y de microemprendimiento a partir de un nombre: First Step.

Esta organización sin fines de lucro -la única del país especializada en microfinanzas- nace y se desarrolla en paralelo al despegue irlandés. Fundada en 1991 por Norma Smurfit, apoyó con microcréditos a más de 1.500 nuevas empresas, creando aproximadamente tres mil oportunidades de empleo en el país.

Sus préstamos no superan los 25 mil euros. Cuenta con fondos respaldados por entidades financieras, el gobierno de Irlanda, la Unión Europea y el Fondo Europeo de Inversiones (EIF, según sus siglas en inglés). En el año 2000 obtuvo el primer lugar en el certamen paneuropeo “Acces to Finance”, donde compitieron 50 instituciones.

Acceder a un microcrédito de First Step no requiere de garantías. Lo único que se necesita es la presentación de un plan de negocio, en el que cada emprendedor argumenta por qué cree que su iniciativa será sustentable. Y así dar su “primer paso” (o “primer escalón”, como se prefiera la traducción).

En los últimos años la novedad ha sido el acercamiento de inmigrantes (en especial lituanos y argelinos), lo cual también habla de la reversión de una tendencia histórica: de ser tradicionalmente país de emigrantes, Irlanda ha comenzado a ser receptor de hombres y mujeres de otras nacionalidades y culturas.

Más preguntas en el día de San Patricio: ¿cuánto pueden contribuir las microfinanzas a la inclusión social del inmigrante?; ¿pueden las microfinanzas servir de puente entre el bagaje cultural que trae el emigrado y la idiosincrasia del país receptor a través de una correcta evaluación de un plan de negocio?

Como vemos, la experiencia de First Step puede ayudarnos a responder estos interrogantes.

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