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jueves, 28 de octubre de 2010

Microfundo: Arte de financiar

Alex Alvear, músico ecuatoriano-estadounidense
(foto: Christian Perez)

(Textos recobrados de MicroDinero) Microfundo es un website que usa una plataforma de microfinanzas para apoyar a músicos alrededor del mundo. Lanzado en abril en Boston, Massachusetts, recurre al crowdfunding (financiación colectiva, en red, por lo general conectada vía internet) no sólo para apoyar a músicos y ayudarlos a que ganen exposición, sino también para introducir a los usuarios en diferentes gustos musicales, haciéndoles conocer artistas emergentes.

¿Y cómo funciona? Uno entra a Microfundo.com, echa un vistazo, revisa los artistas y el trabajo que realizan (todos tienen por lo menos un par de canciones que se pueden descargar de forma gratuita) y, si hay alguno que gusta, se puede hacer una contribución para ayudarlos a financiar grabaciones en estudio, conciertos, etc.

Para alguien involucrado en las microfinanzas, este método suena familiar. Efectivamente, el modelo de Microfundo es el de Kiva y otros sitios de microfinanciación online surgidos en los últimos años. En lugar de microempresas o educación, lo que aquí se trata es de financiar arte.

Para su fundador y CEO, Brad Powell, Microfundo difiere de Kiva ya que en estos modelos el vínculo entre quien presta y prestatario tiende a difuminarse, a “anonimizarse”. En Microfundo, en cambio, se promueve una mayor conexión entre los músicos y el usuario.

Por ejemplo, Alex Alvear, un bajista y compositor ecuatoriano que fue de los primeros en trabajar con este fondo, está recaudando dinero para la grabación del álbum de su banda, Mango Blue, una formación que hace música afrolatina, fusionando jazz, funk y rhythm & blues. Por 9,99 dólares, un usuario puede descargar una copia del álbum en vivo de Mango Blue; por 25 se puede obtener el álbum más un CD firmado una vez que sea lanzado; por 250 el usuario puede ganarse un pase al backstage del próximo concierto de la banda; y por 1.000 dólares, se ofrece a Manguito, una versión “de bolsillo” (offshoot) de la banda, para tocar en un evento o fiesta privada.

Hasta el momento, Alvear ha recaudado 8.550 dólares: su meta son 10 mil. En los seis meses que lleva de existencia, Microfundo ha recaudado unos US$ 50 mil para la docena de proyectos que se presentan en el sitio. La base de usuarios sigue siendo escasa, con unos 1.200 miembros registrados, pero Powell espera incrementar este número mediante asociaciones con otras organizaciones musicales en distintas partes del mundo.

Recientemente, por ejemplo, se asoció con PeaceTones, una organización sin fines de lucro que fue a Puerto Príncipe en busca de talentos tapados o desconocidos. Encontraron a 19 artistas originales que escribieron y grabaron sus propias canciones para el concurso Haiti Sings de Microfundo, recién lanzado. Los usuarios pueden votar online su canción favorita hasta el 19 de diciembre. El ganador volará a New York City para grabar su álbum. Un cuarto de los artistas que compiten en Haiti Sings fueron desplazados por el terremoto de enero.

Lo interesante más allá de este sitio en particular es el modelo que propone. Una forma alternativa, diferente, de financiar el arte, la industria del entretenimiento y la industria de la publicación. Será cuestión de seguir de cerca la evolución de Microfundo y los proyectos similares que le sigan. Sería interesante ver, en los próximos años, inversores y creativos, unidos por una misma plataforma de crowdfunding, revolucionando las formas de producir y distribuir el arte.

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