Anastasia Cozarenco, coautora del paper premiado, presenta en Lisboa los resultados salientes de la investigación (foto: Jorge Ramírez / REM) |
(Mundo Microfinanzas) La discusión sobre conveniencia o inconveniencia
en la imposición de límites máximos de préstamo a IMFs subsidiadas, en Francia,
ha dado pie a nuevos interrogantes para reguladores. Pero más aún, el análisis
de esta problemática ha suscitado lo que se considera el primer modelo teórico
específico para microfinanzas en países desarrollados.
Así lo ha visto el jurado científico del Premio Europeo de Investigación
en Microcrédito 2014, que decidió otorgar este reconocimiento anual a las
investigadoras Anastasia Cozarenco, de la Facultad de Economía de la
Universidad de Aix-Marsella (AMU), y Ariane Szafarz, de la Universidad Libre de
Bruselas (ULB, Centro Emile Bernheim) y del Centro Europeo de Investigación en
Microfinanzas (Cermi), autoras del documento Microcredit in Developed Countries: Unexpected Consequences of Loan Ceilings (“Microcrédito en países
desarrollados: Consecuencias inesperadas de los límites máximos de préstamos”).
El premio, co-organizado por la Red Europea de Microfinanzas (REM) y la
Universidad de La Haya de Ciencias Aplicadas (Thuas), fue entregado el mes pasado en
el marco de la conferencia anual de la REM, realizada en Lisboa.
El quid del modelo teorético utilizado en la investigación parte del
hecho de que, en la mayoría de los países desarrollados, los reguladores han
decidido imponer límites máximos de préstamo a IMFs subsidiadas. Así,
microempresarios necesitados de un monto mayor quedan con la opción de un
cofinanciamiento, lo que se traduce en obtener el préstamo con tope de la IMF y
asegurarse el porcentaje por encima del límite a través de un banco regular. El
cofinanciamiento es atractivo para las IMFs porque les permite aprovechar los
procesos de selección de los bancos regulares, señalan las autoras. Por lo
tanto, los límites máximos pueden tener un efecto perverso al inducir proyectos
de cofinanciamiento de largo plazo a expensas de microempresarios que sólo
necesitan crédito por debajo del máximo.
Las predicciones del modelo se comprobaron al utilizar el experimento
natural (un tipo de estudio empírico-observacional no sujeto al control
aleatorio) en una IMF francesa que desde abril de 2009 se somete a límites
máximos de préstamo de 10 mil euros. Estimaciones econométricas confirmaron que
la imposición de límites máximos puede acarrear consecuencias no deseadas y
socialmente dañinas.
La
investigación es específica para países desarrollados, donde las IMFs siguen
siendo instituciones de nicho, destacan Cozarenco
y Szafarz. Esta situación contrasta con el rápido crecimiento que han
tenido las microfinanzas en los países en desarrollo, donde las IMFs
proporcionan típicamente productos estandarizados, sobre todo préstamos de
monto pequeño a un gran número de personas no bancarizadas. En los países
desarrollados, donde existe tanto cobertura bancaria como redes de seguridad
social, las IMFs apuntan a un número limitado de microempresarios ignorados por
la banca comercial. Las IMFs aquí, según las investigadoras, tienen que abordar
una falla de mercado y facilitar el autoempleo.
En Europa
la mayor parte de las IMFs son beneficiarias de subsidios de gobiernos locales
y nacionales. Algunas, además, reciben financiamiento de bancos comerciales en el
marco de sus políticas de inversión socialmente responsable. Los subsidios
vienen de diferentes formas, directas e indirectas (entre estas últimas se
cuentan protección contra riesgo de default, préstamos a tasas preferenciales y
servicios de desarrollo de negocios).
El
documento remarca la escasez de literatura sobre microfinanzas en países
desarrollados. No hay tampoco delimitaciones claras y se producen solapamientos
que no se ven en los países en desarrollo. En Europa, por caso, algunas IMFs
sirven a clientes que además reciben préstamos de los bancos.
Los bancos
ante esta situación se han comportado de un modo ambiguo, de acuerdo con el
paper: por un lado algunos han enarbolado la causa de las microfinanzas
mediante la creación de IMFs y/o el desarrollo de colaboraciones con IMFs; por
otro lado, el sector bancario ha estado pidiendo a los reguladores una mejor
delimitación de mercado y una supervisión estricta de las actividades
microfinancieras.
Si se les
ofreciera la opción, la mayor parte de los microempresarios europeos preferiría el microcrédito antes que tomar crédito de un banco regular. Esto debido a que
las IMFs socialmente orientadas y subsidiadas tienen criterios de selección de solicitantes
más relajados que los bancos regulares. Las IMFs ofrecen además condiciones de
crédito más atractivas y algunas proveen servicios adicionales de acompañamiento
empresarial. Por lo tanto, muchos bancos consideran a las IMFs subsidiadas como
una amenaza. A pedido del sector bancario, han entrado en vigor nuevas
reglamentaciones. Las principales características de los marcos regulatorios
existentes conciernen al acceso a datos de burós de crédito, tope de tasas de
interés, acceso a mercados financieros y, precisamente, los montos máximos de
préstamo.
En este
último punto, Francia tiene una de las legislaciones más restrictivas,
estipulando que las IMFs tienen prohibido otorgar préstamos por encima de los
10 mil euros (la Unión Europea recomienda 25 mil euros y la Administración de
Pequeños Negocios de Estados Unidos lo extiende hasta US$ 50 mil, como para
tener una idea en mercados comparables, mencionan las autoras), promoviendo
además la colaboración bancos-IMFs. Algunas IMFs no lucrativas del país han
sido autorizadas para refinanciar su actividad microcrediticia con préstamos
bancarios.
Algunos
pros y contras de los límites máximos de préstamos son presentados en la
publicación del CGAP Guía para la regulación y supervisión de las microfinanzas. Directrices de Consenso (Robert Peck Christen, Kate Lauer,
Timothy Lyman y Richard Rosenberg, 2003, con actualización en 2012, Washington
DC). Allí por ejemplo se señala que los límites máximos impiden a quienes impulsan
proyectos de cierta envergadura acceder a financiamiento pero a la vez obligan
a las IMFs a focalizarse en los clientes pobres, inclinándose así por
soluciones intermedias (véase particularmente página 12 del informe del CGAP, donde se ensaya una
definición reglamentaria de “microcrédito”). La investigación premiada por la
REM discute estos argumentos en conexión con la experiencia francesa en estas
imposiciones regulatorias.
La investigación de Cozarenco y Szafarz ha sido llevada a cabo mediante
el programa Polos de Atracción Interuniversitaria, financiado por la Política
Científica de Bélgica (Belspo).
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