(Mundo Microfinanzas) Los actores del ecosistema financiero pueden jugar
un rol importante en la promoción de marcos, sistemas, asociaciones y
estrategias que ofrezcan tipos de productos y servicios que puedan ayudar a la
población más pobre a construir “resiliencia”, concepto eje del Informe 2014 de
la Campaña Cumbre del Microcrédito.
Resiliencia: El informe del Estado de la Campaña de la Cumbre de
Microcrédito, 2014 (versión en español), que ha difundido esta organización, muestra cómo las IMFs,
empresas sociales y comerciales, operadores de redes móviles, reguladores y
ejecutores de políticas públicas, y programas sociales de gobiernos encajan
dentro de los objetivos globales y multilaterales de poner fin a la pobreza
extrema en 2030.
Crear un sistema más inclusivo requiere una focalización adecuada de los
muy pobres, facilitándoles servicios apropiados, propone el Informe. Según el estudio,
el número total de clientes alcanzados en 2012 por las IMFs subió a 203,5
millones, recuperándose de la tendencia declinante del año anterior, mientras
que el subconjunto de familias en extrema pobreza, definidas como aquéllas que
subsisten con menos de 1,25 dólar al día, continuó cayendo por segundo año
desde 124 millones a 115,6 millones (el informe procesa datos reportados en
2013 a la Campaña por las propias microfinancieras, consolidados al 31 de
diciembre de 2012).
La Campaña sugiere que la marcada caída de clientes muy pobres
alcanzados por las IMFs se debe a que, hasta hace un tiempo, había una
tendencia de las instituciones a sobreestimar su impacto en este segmento más
vulnerable. Dicho de otro modo: las IMFs no llegaban a tantos clientes muy pobres
como ellas pensaban. Esto empezó a cambiar, según la organización, a partir de
la propagación de herramientas de medición y comparabilidad con niveles
nacionales de pobreza, como el PPI. Así es como, aplicando estos instrumentos de medición para focalizar mejor las prestaciones, se ha visto en algunas IMFs una suba en el alcance sobre esta población.
Larry Reed, director de la Campaña, dijo a través de un comunicado que más
organizaciones necesitan adoptar herramientas de medición de la pobreza, de
modo que puedan identificar las problemáticas que enfrentan quienes viven en la
extrema pobreza y los tipos de productos y servicios que esta población
encuentra más útil para desarrollar resistencia y resiliencia. "Nosotros, en la Campaña también hacemos un llamado para que los proveedores de servicios financieros se comprometan a acciones específicas que puedan tomar para construir y ampliar las vías de salida de la pobreza", dijo Reed.
La palabra “resiliencia” (así como “vulnerabilidad”, en el
Informe 2013) estructura el contenido del reporte. La palabra se asocia a la
capacidad de la población pobre de levantarse, de rehacerse a partir de una
adversidad. El concepto es analizado en el dramático contexto de familias
filipinas que perdieron todo -vidas, hogares, negocios- como consecuencia del
tifón Yolanda, que devastó el sudeste asiático en noviembre del año pasado. El
informe muestra cómo algunos hogares en Tacloban, clientes de CARD Bank,
lograron rehacer sus vidas a partir de servicios financieros adecuados (que
incluyó facilidades y moratorias) e integrados con otro tipo de asistencia:
salud, vivienda, educación, trabajo comunitario, recuperación de tierras para
cultivo, etc.
Una porción significativa del informe se dedica a las innovaciones que
están haciendo de la inclusión financiera una opción más factible para las
IMFs, acercando a la comunidad financiera al cumplimiento de las metas progresivas
fijadas por la Campaña, junto a otras entidades asociadas, que desembocan en el
gran objetivo de poner fin a la extrema pobreza en 2030. El trabajo muestra
cómo la tecnología está ayudando a proveedores de servicios financieros a
reducir los costos de las transacciones, llegar a un mayor número de personas y
proporcionar productos importantes como el seguro, a través de teléfonos
móviles (el comunicado de la Campaña destaca los casos de Fundación Capital, en Colombia, y el "modelo de graduación" de BRAC en Bangladesh).
Dentro de las IMFs que reportaron datos, las que aportan el grueso de
clientes son el Banco Nacional para la Agricultura y el Desarrollo Rural de la
India (Nabard), con 65,8 millones; Grameen Bank de Bangladesh (7,9 millones); Vietnam
Bank of Social Policies (7,5 millones); BRAC de Bangladesh (6,2 millones); SKS
de la India (6,1 millones); Bangladesh Rural Development Board (5,4 millones) y
la Confederación de Cooperativas de Crédito de Tailandia (4,6 millones), entre otras.
Lejos de las asiáticas, entre las IMFs latinoamericanas que reportaron
mayor número de clientes están Banco Compartamos de México (1,5 millones);
Banco do Nordeste de Brasil (484 mil para su programa de microcrédito rural
Agroamigo y 528 mil para su programa de microcrédito urbano Crediamigo);
Provident de México (523 mil); Fundación Mundo Mujer-Popayán de Colombia (310
mil); Financiera Edyficar de Perú (213 mil) y Banco FIE de Bolivia (124 mil),
entre otras.
Referencia
Resiliencia: El informe del Estado de la Campaña de la Cumbre de
Microcrédito, 2014 (Microcredit Summit Campaign, por Larry R. Reed, con Jesse
Marsden, Amanda Ortega, Camille Rivera y Sabina Rogers, 2014, Washington D.C).
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