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jueves, 3 de diciembre de 2009

Cuba, los interrogantes y la esperanza


Un negocio en La Habana
(foto: Florencia Páez)

(Por Florencia Páez - Bitácora de viaje*). Hicimos uno por un día a Varadero, a la playa!, hermosa!

Otra excursión por un día a Pinar del Río (Viñales y Cayo Jutía, bellísimo, que quedan hacia el este de la isla). Es hermosa esta zona, verde, tierra roja, llena de palmas, mucho más agrícola. Se ven los guajiros en sus campos, trabajando machete en mano sus tierras. Ver ese trabajo en esos campos cubanos también recuerda a otros tiempos: pequeñas extensiones de campo para cada familia (hasta 50 hectáreas según la distribución agraria), dimensiones lógicas… (si uno tiene mucha tierra, muchos pueden quedarse sin nada, ¿no? Lógica pura). Son dimensiones racionales. El campo fragmentado en muchas partes equitativas, no iguales ni en forma ni en tamaño pero equitativas, me llamó muchísimo la atención! A diferencia de las enormes extensiones de campo argentino en la actualidad, perfectamente arados por una máquina. ¿Se acuerdan hace algunos años en Argentina? ¿No eran parcelas mucho más pequeñas también? Es impresionante cómo nos cambió el paisaje, la concentración de las tierras en pocas manos, el desplazamiento de los pequeños campesinos, la explotación indiscriminada de las tierras con maquinarias y productos que la están devastando … Lo que más me impactó en íntima relación con todo esto, fue la imagen de ver al hombre y a la mujer trabajando su tierra: ese vínculo tan fundamental, que hermana al ser humano con la naturaleza, tan distinto a la lógica absurda de “controlar, manipular y someter a la naturaleza”, como en una guerra contra ella. Como dice el amigo Lander, guerra en la que evidentemente la humanidad está ganando, es decir, está ganando contra la vida, lo que hará que triunfe la muerte… Fuerte, ¿no? La tiene clara el venezolano… le estamos ganando a la naturaleza, ustedes están sufriendo calores allá, ¿no? Incendios, sequía… sufro desde acá con ustedes el cambio climático. La catástrofe ambiental está entre nosotros y tiene su causa en este desvínculo de la humanidad con la tierra, en lo dañino de habernos entregado al “progreso sin límites”, ideal básico y sinsentido de la modernidad, en no haber protegido una relación equilibrada, respetuosa y fraternal con la madre tierra… (no digo que en Cuba esta relación sea así por una política de protección ambiental… no creo… es más bien “lo que hay”, simplemente las imágenes de los guajiros en sus campos me interpeló mucho esta reflexión y se las quería compartir).

En Viñales se cultiva mucha caña de azúcar, yuca, tabaco, y malanga (es un tubérculo). Cabritas cubanas, gallinas cubanas, reses viejitas (las hacen laburar a fondo hasta que son viejitas, le extraen la leche, todo lo que pueden de ellas y recién de viejas las matan para comerlas… nunca un ternerito pal´ asado!). Las casitas de la zona de colores, de madera a dos aguas, hermosas, dignas…

La otra excursión para cubanos que hicimos duró tres días y dos noches y allí conocimos Trinidad (hermosa ciudad colonial), Cienfuegos y Santa Clara, donde están los restos del Che, un museo en su memoria y donde se produjo el descarrilamiento del tren, ¿recuerdan?, hecho muy importante para el triunfo de la Revolución. Dormimos ambas noches en Villa Guajimico, un lugarcito hermoso que da a una ensenada paradisíaca, con cabañitas, comida riquísma, completa, guía, etc.

De La Habana también conocimos bastante: la playa Santa María… ¡azul hermoso ese mar!; el Museo de la Revolución, el cañonazo de las 9 (ceremonia tradicional en una antigua fortaleza como la de Santa teresa, con vista al malecón: nos metimos con Vale de contrabando, como si fuéramos cubanas… si no, nos salía muy caro, ¡qué adrenalina!); casita de Martí; heladería Copelia; participamos con Sabri en un evento en Habana vieja, en la calle, de un centro cultural yoruba (bastante gente todavía conserva las creencias yorubas, me recordaba las canciones del coro).

Participé en una reunión de revistas científicas en el Congreso de Felafacs, pero no pagué la inscripción porque era carísimo, e hice la entrevista al encargado de ciencia y técnica de la Universidad de La Habana… espectacular todo lo que me contó este hombre!

Estuve con Clarita Aguirre (hija de mi cumpa Sergio, que se fue a estudiar medicina), hermosa y feliz, aprovechando mucho esta gran oportunidad que le da Cuba para que después vuelva a Argentina con su saber especializado.

Volví seca, pero feliz, valió la pena hasta el último centavo, conocer Cuba es impagable…

Me enamoré de su pueblo, de su historia de luchas eternas por su liberación, por su dignidad, por lo que es suyo.

Me dejó una sensación de satisfacción, de esperanza, renovó mis ideas socialistas, aunque no ideas cerradas ni fijas, no exactamente del socialismo cubano porque, como decía también, tiene tantas incongruencias (aunque tiene tantas cosas de las cuales aprender), sino del sueño de una sociedad más humana y bella para todos y todas; me permito seguir soñando un socialismo más pleno e integral, una revolución que no se estanque, que se revolucione permanentemente, que siga buscando… sabiendo que la realidad es contradictoria e impone límites, y los pueblos hacen lo que pueden en esos límites. Me renovó la convicción de que es posible otro tipo de sociedad, otro tipo de vida, otras formas de organizarnos, de vincularnos entre los seres humanos, que no todo debe ser necesariamente como es.

Fue difícil esta bitácora... ¿cómo transmitirles tantas cosas? ¿cómo ordenarlas en palabras si lo que tengo son más emociones, sensaciones, interrogantes más que ideas claras? Hice lo que pude con todo esto, con mi subjetividad incluida, mis experiencias previas, mi limitado conocimiento del mundo que vivimos y mi más escaso conocimiento de Cuba, ya que diez días no es nada... pero es algo a la vez.

Qué pedazo de isla! Verde… azul… roja… Negra!

Contacto Florencia: fmpaez@gmail.com

* Tiene 29 años, es argentina, Licenciada en Comunicación Social (Universidad Nacional de Córdoba), Doctoranda en Estudios Sociales de América Latina (CEA, UNC) y becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina (Conicet). Actualmente realiza una estancia académica en la Universidad Autónoma Metropolitana de México (UNAM), Unidad Xochimilco.

Del texto original enviado a familiares y amigos de la autora sólo se suprimieron algunos coloquialismos y enfatizadores.

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