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miércoles, 16 de diciembre de 2009

Denuncia por complementación "corporativa e incestuosa" impacta en microfinanzas de Bolivia


Graciela Toro presenta su libro en el Musef, de La Paz
(foto: Mujeres Creando)

(Mundo Microfinanzas) Un estudio sobre las microfinanzas bolivianas denuncia ganancias excepcionales, elevadas tasas de interés y un mecanismo “cuasi confiscatorio” de ahorros, entre otras irregularidades.

La investigación está contenida en el libro La pobreza, un gran negocio. Análisis crítico de ONG’s, microfinancieras y banca, de Graciela Toro Ibáñez, socióloga y Máster en Economía y Política Internacional, ex ministra de Planificación del gobierno de Evo Morales.

El libro, que cuenta con el auspicio de la organización Mujeres Creando, fue presentado en octubre pasado en el Museo Nacional de Etnografía y Folklore (Musef), de La Paz.

Allí se consigna el espectacular crecimiento de las microfinanzas en el lapso 2006-2008, en cuyo transcurso el sector duplicó su cartera bruta de 629,5 millones a 1.382 millones de dólares.

El hecho se verifica también en el número de clientes, que pasó de 552 mil en 2006 a 796 mil dos años después.

Según la autora, una serie de condiciones hicieron posible tal expansión.

En primer lugar señala la constitución de un mito en torno a las microfinanzas como panacea contra la pobreza, erigida así en destinataria de financiamiento de gobiernos, organizaciones y donantes. En tal sentido, Toro Ibáñez sugiere un estudio más detenido de su funcionamiento.

Por otra parte, y yendo específicamente a la realidad boliviana, la investigadora denuncia “un sistema complementario corporativo e incestuoso” en el que estarían imbricadas ONGs, instituciones financieras de desarrollo (IFDs), fondos financieros privados (FFPs) y bancos especializados.

La ex ministra llama la atención sobre la segmentación del mercado microfinanciero en su país: “En una especie de división del trabajo implícita, los diferentes segmentos son atendidos por distintas entidades existentes, las que no compiten, más bien se ‘complementan’”.

Añade que las entidades del sector obtienen “ganancias excepcionales”, superiores a las obtenidas por la banca comercial tradicional, basada en “elevadas tasas de interés” y “transferencia de los costos a los y las prestatarias”.

En los hechos, según Toro, la movilización de ahorros genera una transferencia de recursos desde los sectores informales de la economía al circuito formal.

“Las IFDs se constituyeron en una especie de intermediarias que en los hechos posibilitaron la transferencia de recursos desde los y las clientes hacia las FFPs para cuyo efecto se establecieron alianzas y contratos de corresponsalía”, sostiene el estudio.

Y da el siguiente caso: “Un ejemplo de esto es la relación entre Promujer y FIE, donde los ahorros coercitivos que cobra Promujer a sus prestatarias son depositados en FIE salvando el hecho de que Promujer, por no ser una entidad regulada, no tiene la potestad de captar ahorro”.

Las entidades estudiadas en el libro son Crecer, Idepro, Diaconía, Promujer, Fondeco, ANED, Sembrar Sartawi, Prodem, FIE, Fortaleza, EcoFuturo, Banco Los Andes, BancoSol y FASSIL.

Referencia

La pobreza, un gran negocio. Un análisis crítico sobre oenegés, microfinancieras y Banca (por Graciela Toro, Oficina contra la usura bancaria, Mujeres creando, edición y prólogo de María Galindo, 2010, La Paz)

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