Encuentro de otoño 2014 del FMI y Banco Mundial en Washington D.C. (foto: Stephen Jaffe/FMI) |
(Desde Quito, por
Rosa Matilde Guerrero M. y Ruth Arregui Solano, para Mundo Microfinanzas) Cuando
las hojas de los árboles caen y las tardes se acortan, líderes mundiales influyentes como Christine Lagarde, directora general del
Fondo
Monetario Internacional (FMI); Ban Ki-moon, secretario
general de la ONU; Jim Yong Kim, presidente del Grupo Banco Mundial, y un
considerable número de ministros, presidentes y analistas económicos y
financieros se reúnen en Washington para revisar las perspectivas de la
economía mundial y discutir las mejores alternativas que permitan re-encauzar
el crecimiento y mitigar potenciales efectos de un deterioro en el empleo.
Entre
los mensajes más importantes que nos dejan estas reuniones de otoño del FMI y
del BM, está aquel que nos recuerda que las economías tienen ciclos de
crecimiento y decrecimiento, de allí que los primeros deben ser aprovechados
para sentar las bases estructurales del desarrollo de los países. El FMI pronostica que el crecimiento mundial medio será del 3,3% en 2014,
igual al de 2013, y que se elevará al 3,8% en 2015, básicamente influido por el
comportamiento de las economías avanzadas -Estados Unidos, Reino Unido y Japón-.
Indica que el entorno para los mercados emergentes y
América Latina y el Caribe (ALC) será menos positivo, bajo el escenario de
precios de las materias primas proyectados como moderados, condiciones de
financiamiento externo menos favorables y mayor volatilidad de los flujos de
capital. Según
las proyecciones del FMI, ALC se expandirá al 1,3% en el 2014, “… sólo una vez en los
últimos 12 años se ha registrado una tasa de crecimiento tan baja”.
En
este contexto la economía ecuatoriana, según el FMI, se desacelerará
ligeramente, obtendrá un crecimiento del
4,16% para 2014 y una tasa de 4% para 2014-15.
Cuenta con perspectivas menos favorables, dado que se espera un descenso de los
precios del petróleo, un aumento a mediano plazo de las tasas de interés en
Estados Unidos y un deterioro del
crecimiento de la economía de China.
En esta última década, uno
de los logros importantes de ALC y del Ecuador ha sido la reducción de la
pobreza: alrededor de 70 millones de personas han dejado de ser pobres, por lo
que el gran reto de la región es continuar creciendo a un ritmo que permita
sostener la incorporación de esta nueva clase media y mantener los subsidios a
sectores de menores ingresos. Según un estudio del BID, para que ALC elimine la pobreza hacia el año 2025
debería crecer por lo menos al 7.5% anual.
Frente a un escenario como el mencionado, y
especialmente para el caso ecuatoriano, es crítico contar con: i) Una política fiscal orientada a actuar
contracíclicamente (ante la ausencia de política monetaria activa), contar con
recursos para sostener los programas de subsidios adecuadamente focalizados
para salud, educación e infraestructura que beneficie el cambio de la matriz
productiva; ii) Estabilidad financiera del sector privado, así como del popular
y solidario, fortaleciendo no sólo la regulación y supervisión microprudencial (institución por
institución), sino y al mismo tiempo la macroprudencial, esto es, las
interacciones entre las instituciones financieras y los diferentes mercados
financieros (seguros, valores, cooperativas, bancos); y iii) Promoción de
alianzas público-privadas que apuntalen la competitividad.
Contacto con las autoras:
rosamatildeguerrero@yahoo.com / ruth.arregui@gmail.com
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